Tras el libro Ecce Caravaggio. Da Roberto Longhi a oggi (Ecce Caravaggio. De Roberto Longhi a nuestros días ) de Vittorio Sgarbi, publicado el pasado 8 de julio y primera publicación hasta la fecha sobre elEcce Homo aparecido el pasado mes de abril en el mercado internacional en la casa de subastas Ansorena y atribuido a Caravaggio (Michelangelo Merisi; Milán, 1571 - Porto Ercole, 1610), llega ahora el primer artículo científico sobre la obra. Se titula Caravaggio millennial. Un nuovo Ecce Homo del Merisi, está firmado por la historiadora del arte Maria Cristina Terzaghi, profesora asociada de la Universidad de Roma Tre, y es el artículo que abre el volumen Caravaggio a Napoli e l’Ecce Homo di Madrid. Nuevos datos y nuevas ideas, publicado por Ediart. Se trata de las actas del congreso Caravaggio a Napoli. Ricerche in corso celebradas en el Museo di Capodimonte de Nápoles los días 13 y 14 de enero de 2020, por lo que se publican con un título modificado para poner al día a los lectores sobre el cuadro aparecido catorce meses después de la conferencia. El artículo consta de treinta y cinco páginas en las que Terzaghi confirma su atribución del cuadro a Caravaggio.
“La dirección compositiva de la obra, en paño de emperador, con las figuras de medio cuerpo trepando tras un parapeto desnudo”, afirma Terzaghi en el artículo, “es de las de un maestro de la fotografía. La figura del fondo que sostiene el manto escarlata con los labios entrecerrados por el asombro, está casi engullida por la oscuridad de la penumbra desde la que avanza, mientras que el rostro ensangrentado, pero muy dulce, del Varón de Dolores se superpone al del joven torturador con una profundidad de campo de extraordinario efecto emocional. La yuxtaposición de planos se percibe de forma absolutamente dramática, en una visión directa del lienzo, que he podido ver hasta ahora dos veces: antes y después de su retirada de la subasta en la que se expuso. Los protagonistas parecen avanzar a grandes zancadas hacia el espectador. Pilatos se asoma al balcón, apoyado en la columna, con las manos recién lavadas en la sangre de los inocentes, abiertas para indicar al condenado abandonado a su suerte en un gesto de sublime elocuencia, la misma que puede leerse en su rostro cuando se inclina hacia la multitud que grita. Percibimos esa multitud en la mirada desconcertada del gobernador. Los dos romanos tienen un carácter salvaje frente a la figura de Jesús indefenso, coronado de espinas, de una humanidad perfecta e intacta, a pesar de la sangre que gotea a chorros de su frente, ”como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante sus trasquiladores“, dice la profecía de Isaías”.
Caravaggio (attr.), Ecce Homo (óleo sobre lienzo, 111 x 86 cm) |
En el artículo, Terzaghi remonta el origen dela idea compositiva de Caravaggio al EcceHomo pintado por Paris Bordon (Treviso, 1500 - Venecia, 1571) hacia 1559-1560 para el cardenal de Lorena y hoy propiedad de la anticuaria Maison d’Art de Montecarlo (Principado de Mónaco), del que existen diversas variantes y que, según el estudioso, Caravaggio pudo conocer por tanto dada su familiaridad con la cultura figurativa veneciana. Entretanto, ciertos detalles morfológicos jugarían a favor de una atribución a Caravaggio: el modelo que encarna a Pilato, que parece ser el mismo que vemos disfrazado de San Pedro Mártir en la Virgen del Rosario de Caravaggio en el Kunsthistorisches Museum de Viena; la corona de espinas similar a la de la Flagelación propiedad del Ministerio del Interior y expuesta en el Museo Nacional de Capodimonte; la púrpura del manto que tiene el “mismo valor pictórico” que la de la Salomé con la cabeza del Bautista hoy en el Palacio Real de Madrid (“un lienzo”, escribe Terzaghi, "cuya paleta concuerda singularmente con la delEcce Homo, por lo que puede percibirse bajo la capa de barniz oxidado que opaca la pintura“). Entre los detalles reveladores está también el descrito como ”no demasiado común“ de la ”pincelada clara, casi luminosa" de la marca en el centro de la corona de espinas, un detalle que podría ser (como señala Sara Magister en Ecce Caravaggio. Da Roberto Longhi a oggi di Sgarbi) la rama cortada de la corona de espinas.
No menos importante es el tema de las copias antiguas. Se menciona la copia (aunque no de tan alta calidad) publicada por primera vez por Roberto Long hi en uno de sus conocidos ensayos en 1954 (y puesta de relieve en relación con el EcceHomo Ansorena por Federico Giannini en las columnas de Finestre sull’ Arte durante una entrevista con Rossella Vodret) y que para Terzaghi debe considerarse una copia antigua del cuadro madrileño. También existe un cuadro subastado por Il Ponte en Milán el 22 de octubre de 2013, una versión más grande del lienzo madrileño del que difiere en la adición de algunos detalles iconográficos y una representación más rígida de ropajes y rostros. De nuevo, existe un ejemplar en una colección privada inglesa, adquirido en el mercado de antigüedades de Kent hace varias décadas. “La tirada de las copias”, escribe Terzaghi, parece “un indicio más para confirmar la atribución del cuadro madrileño a Caravaggio, cuyas invenciones, como es bien sabido, fueron difundidas con gran generosidad”.
Caravaggio (attr.), Ecce Homo, detalle de los rostros de Jesús y del esbirro |
Caravaggio (attr.), Ecce Homo, detalle del rostro de Pilatos |
Caravaggio (attr.), Ecce Homo, detalle de la corona de espinas |
El lombardo retoma a continuación las posiciones de los críticos: a favor de la atribución desde el principio Vittorio Sgarbi, Massimo Pulini, Tomaso Montanari, Keith Christiansen, Francesca Curti (que no había comentado el cuadro, sino sólo los documentos), Sybille Ebert-Schifferer, Stefania Macioce, Catherine Puglisi, David M. Stone, Rossella Vodret, Alessandro Zuccari, y los más escépticos Keith Sciberras, Gianni Papi, Riccardo Lattuada y Antonio Vannugli (Vodret y Vannugli expresaron sus opiniones en las columnas de Finestre sull’Arte). A continuación se recorre la historia de la procedencia, reconstruida también en estas páginas con varios artículos. ElEcce Homo es propiedad de los hermanos Diego, Mercedes y Antonio Pérez de Castro Méndez, que recibieron el lienzo por herencia. Más atrás en el tiempo, la obra fue propiedad del político y primer ministro español Evaristo Pérez de Castro (Valladolid, 1769 - Madrid, 1849). De hecho, en los inventarios de su colección figuraba un Ecce Homo regalado a Caravaggio y valorado en dieciséis mil reales (sólo superado por un Ecce Homo de Annibale Carracci de la misma colección): Pérez de Castro recibió la obra tras proponer a la Academia de San Fernando de Madrid el intercambio de un San Juan Bautista de Alonso Cano de su propiedad por una obra entre cuatro a elegir del catálogo de la Academia publicado en 1821, dejando la elección a la institución. Las cuatro obras eran un raro Cristo recogiendo túnicas del propio Cano, una Magdalena penitente de Esteban Murillo, un Lote y sus hijas de Benedetto Luti y un Ecce-Hommo con dos saiones de Carabaggio. “Antes de decidir de qué cuadro podía prescindir la colección”, reconstruye Terzaghi, "los académicos indagaron sobre la procedencia de los cuadros, pues no querían intercambiar un cuadro cuya propiedad pudiera ser reclamada por otra institución, lo que no era imposible dadas las idas y venidas de obras que entraron y salieron de la colección entre 1818 y 1823. La elección recayó en el EcceHomo por exclusión, ya que Magdalena figuraba en el inventario antiguo de la Academia, el cuadro de Alonso Cano figuraba entre los incautados por Francia y luego devueltos, se desconocía la procedencia de Lot y sus hijas y, por último: ’El Ecce-Homo non se de donde vino pues en el inventario de pinturas recogidas en casa de Manuel Godoy no consta un quadro del tamaño com el que tiene el de Caravaggio, por lo que me parece (sin prejuicio que l’Academia disponga) se le podria cambiar’".
ElEcce Homo objeto del intercambio ya no aparece en las posteriores listas impresas de la Academia, que registran en su lugar el San Juan Bautista de Alonso Cano. Sin embargo, no se sabe exactamente dónde estuvo el EcceHomo antes de llegar a la Accademia. En 1816, el cuadro se encontraba casi con toda seguridad en el palacio de Buenavista, antaño propiedad de la duquesa de Alba, que pasó en 1802 al Ayuntamiento de Madrid y luego fue adquirido por el príncipe Manuel Godoy en 1807. Sin embargo, según Terzaghi, elEcce Homo no parece identificarse con las obras que pertenecieron a la colección del noble, entre otras cosas porque Godoy, una vez adquirido el palacio, también pudo tomar posesión de algunas obras que ya se encontraban en el edificio. Durante la época napoleónica, el palacio también había recibido obras procedentes de conventos suprimidos con vistas a la creación del Museo Josefino, el museo diseñado por José Bonaparte y su comisario de Bellas Artes, Frédéric Quillet. Sin embargo, antes de llegar al Palacio de Buenavista, la obra estuvo probablemente en la Real Casa de Campo, donde Bonaparte se alojaba a menudo. Según Terzaghi, sin embargo, el traslado no estuvo relacionado con los acontecimientos napoleónicos, sino más bien con los de las colecciones reales españolas, ya que la Real Casa de Campo albergaba también varias obras donadas por el rey Carlos IV a Manuel Godoy: Según la hipótesis del estudioso, la obra debió llegar a la Real Casa desde el Palacio del Buen Retiro (otro lugar del que Manuel Godoy se nutrió para sus colecciones, tras haber recibido la aprobación del rey), donde en 1789 se registra un Ecce Homo atribuido al círculo de Caravaggio (“Vara y medio de alta y cinco cuartas escasa de ancho. Un Ecceomo con dos figuras más, en dos mil reales. Estilo de Carabajio”), que por las medidas podría corresponder a una obra similar aparecida en 1701-1702 en los pisos particulares del rey Carlos II (aunque sin atribución). No se conocen más pasajes anteriores, aunque, según apunta Terzaghi, en el inventario de los bienes de Felipe IV conservado en el Alcázar en 1666 se menciona una “Otra pintura, de bara y quarta de alto y bara de largo, con moldura de ébano, Cristo quando le muestran el pueblo, de medias figuras, de mano de Jerardo, ed ducientos y cinquenta ducados de plata”.
Paris Bordon, Ecce Homo (1559-1560; óleo sobre lienzo; Montecarlo, Maison d’Art) |
Caravaggio, Virgen del Rosario (c. 1605-1607; óleo sobre lienzo, 364,5 x 249,5 cm; Viena, Kunsthistorisches Museum) |
Copia de Caravaggio, Ecce Homo (óleo sobre lienzo, 107 x 84 cm; ubicación desconocida) © Fototeca Fondazione Roberto Longhi, inv. 096323 |
Copia de Caravaggio, Ecce Homo (óleo sobre lienzo, 130 x 100 cm; anteriormente Il Ponte Casa d’Aste, subasta 313 del 22 de octubre de 2013, lote 32) |
Battistello Caracciolo, Inmaculada Concepción con Santo Domingo y San Francisco de Paula (1607-1608; óleo sobre lienzo, 334 x 209 cm; Nápoles, Santa Maria della Stella). |
Se ha planteado la hipótesis de que elEcce Homo llegara a España a través del virrey de Nápoles, García de Avellaneda y Haro, segundo conde de Castrillo (Écija, 1588 - Madrid, 1670), que regresó a su patria en 1659 tras haber ejercido su cargo en Nápoles durante seis años. Coleccionista de arte, en sus inventarios figuran dos cuadros atribuidos a Caravaggio, una Salomé con la cabeza del Bautista (la que hoy se conserva en el Palacio Real) y un Ecce Homo. La idea de identificar esta obra con la del inventario de 1666, según Terzaghi, “no parece tan peregrina”. Según el erudito, aunque las dimensiones no coinciden, no parecen incompatibles, y la estimación (doscientos cincuenta ducados de plata) es muy elevada. Sin embargo, no se sabe dónde adquirió los lienzos el conde de Castrillo. "Intentando remontarnos lo más posible hasta el primer propietario delEcce Homo“, escribe Terzaghi, ”la hipótesis de que Castrillo lo compró en el mercado napolitano y, en particular, que el cuadro era el mismo registrado en 1631 en elinventario de Juan de Lezcano, secretario de Francisco Ruiz de Castro desde el 29 de abril de 1609 embajador español en Roma, luego Virrey de Palermo (1616-1622), es muy tentadora. En el inventario de Lezcano, un Ecce Homo atribuido a Merisi parece ser la pieza más valiosa, como sugiere la elevada tasación de 800 ducados, que ningún otro cuadro alcanzó. La descripción también se ajusta al lienzo ahora en Madrid: “Un eccehomo con Pilato que lo muestra al pueblo y un sayon que le viste de detras la veste porpurea”. El título de: ’Quadro grande original del Caravagio y esta pintura es estimada en mas de 800 ducados’, con el que continúa la entrada del inventario, no debe alarmar. Comparando con obras cuya identificación es más segura (en particular los numerosos lienzos de Orazio Borgianni, de quien Lezcano era un verdadero admirador), podemos deducir que el inventario subdividía los cuadros en ’muy grandi’.cuando tenían las medidas de un retablo, entendiendo por ’grandes’ obras de unos 125-126 cm de altura (o anchura), y las obras más pequeñas se clasificaban como ’medianas’ o ’pequeñe’. Por tanto, el tamaño más bien pequeño delEcce Homo madrileño (111 cm de altura) no es incompatible con el lienzo de Lezcano, sobre todo si se tiene en cuenta que hubo que añadir la anchura del marco, que también consta en el inventario junto con el cuadro. No puede descartarse, por tanto, que el conde de Castrillo comprara la obra a quien había adquirido la colección de Juan de Lezcano, destinada a ser enajenada a su muerte por expreso deseo del propio secretario, que quería el producto para cubrir las deudas contraídas en vida".
Los dos últimos aspectos en los que se centra el artículo son la posible relación delEcce Homo con el encargo Massimi (el artículo resume el asunto sin llegar, sin embargo, a ninguna conclusión sobre posibles relaciones) y su contexto dentro de la pintura napolitana de principios del siglo XVII. Es precisamente del análisis estilístico, según Terzaghi, de donde parecen proceder los “datos más significativos sobre el origen del lienzo”.
Según el estudioso, “la conexión con las obras napolitanas del artista y también con las de sus seguidores parece bastante evidente”, a pesar del estado de conservación de la obra y de la “dificultad que aún persiste para seriar la producción meridional del maestro”. Terzaghi comparael Ecce Homo con la Madonna della Stella de Battistello Caracciolo (obra conservada en Santa Maria della Stella en Nápoles). “En esta obra, que es quizás uno de los logros más altos de la recepción de Caravaggio no sólo en Nápoles, sino en Europa”, escribe el erudito, “el bello Santo Domingo en primer plano tiene relaciones muy estrechas con el Pilato de Caravaggio, especialmente en la elocuencia del gesto, que sin duda está influenciado por la lección del Rosario de Viena, pero que encuentra en el Ecce Homo un indicio compositivo más. La fecha tan elevada de la obra maestra de Battistello, ejecutada sin duda entre octubre de 1607, fecha de los pagos al pintor, y el mismo mes del año siguiente, cuando se pagaron los marcos de madera a los doradores, parece constituir un ante quem ideal también para el cuadro madrileño. Pero en 1608 Caravaggio ya estaba en Malta. Por tanto, me parece correcto fechar el cuadro de Madrid antes de la partida del artista a la isla”. Según Terzaghi, “la grandeza de esta obra maestra es cierta [...] que evidentemente dejó su huella en los corazones y en los pinceles de quienes pudieron verla y apreciarla”: entre las obras en las queel Ecce Homo dejó su huella se cita también un cuadro de Domenico Fetti, término de comparación establecido por primera vez por Massimo Pulini. Ahora, sin embargo, “sólo la restauración”, concluye Terzaghi, “permitirá leer adecuadamente el tema de la pintura española”.
Maria Cristina Terzaghi publica el primer artículo científico sobre el Ecce Homo: "es de Caravaggio |
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