El nombramiento de Lucia Borgonzoni como subsecretaria de Cultura en el Gobierno de Mario Draghi ha creado un poco de revuelo en el ambiente: la senadora de la Liga Norte ya había ocupado de hecho este cargo (junto con Gianluca Vacca, del Movimiento 5 Estrellas: era responsable de cine y espectáculos), con resultados no precisamente emocionantes, pero eso no es todo. De hecho, Borgonzoni está considerada como una metedora de pata sin parangón y ahora los ciudadanos y los enterados se preguntan si Lucia Borgonzoni era realmente la persona más adecuada para ser subsecretaria de Cultura, dada la colección de deslices que la recién nombrada subsecretaria ha coleccionado en relativamente poco tiempo, gracias a su propensión a prodigarse sin freno en la prensa y a publicar continuamente en las redes sociales.
La metedura de pata ciertamente más sonada la protagonizó en 2018, poco después de ser nombrada subsecretaria por primera vez: en el programa Un giorno da pecora de Rai Radio 1 había admitido sin tapujos que llevaba tres años sin leer un libro: en este caso, el último libro leído fue El castillo, de Kafka. La confesión de Borgonzoni había causado cierta perplejidad: ¿cómo es posible que la subsecretaria de Cultura lea tan poco? Tanto es así que Borgonzoni corrigió su postura, diciendo que lee mucho por trabajo, pero que no puede permitirse... lecturas de ocio.
Una larga serie de meteduras de pata acompañó después a Lucia Borgonzoni durante la campaña electoral de 2020 para la presidencia deEmilia-Romaña, cuando se encontró desafiando a Stefano Bonaccini, del PD, perdiendo con el 43,63% de los votos frente al 51,42% de su rival demócrata. El 9 de enero había dado una cita a sus votantes en Bolonia, pero en el evento social creado para promocionar el mitin había colgado una foto de Ferrara. Su propuesta de mantener abiertos los hospitales “por la noche y los fines de semana en Emilia-Romaña” (aunque, como todo el mundo sabe, los hospitales están siempre abiertos en todas partes) había suscitado entonces un gran debate. Y, siguiendo con las propuestas para revitalizar instituciones o actividades ya existentes, Borgonzoni había lanzado la idea de crear una consejería regional de turismo (ya existente desde 2011), un reglamento para financiar las recreaciones históricas (ya aprobado tres años antes) y un observatorio de la discapacidad (ya existente desde 2018). En fin, como ya se había convertido en una especie de costumbre, también habían brotado posts satíricos en las redes sociales vinculados al hashtag “#luciapromettec cose”: por ejemplo, “para evitar accidentes de tráfico introduciremos el uso de semáforos”, o “construiremos la Tav entre Bolonia y Milán” o “las rotondas de las carreteras estatales serán circulares”. ¡Burlas no tan alejadas de la realidad!
De hecho, la realidad había conseguido incluso superar a la fantasía, porque a mediados de enero, todavía como candidata a la presidencia regional, Borgonzoni había lanzado una encuesta en su página de Facebook para preguntar a los votantes de Emilia-Romaña si preferían la pareja Bonaccini-Zingaretti o la Borgonzoni-Salvini. Completa con una carita sonriente “enfadada” para votar a los dos demócratas, y al contrario como para los dos leghistas. La entonces candidata probablemente pensó que estaba segura del resultado, habiendo propuesto la encuesta a su base: sin embargo, la encuesta fracasó estrepitosamente, con la pareja PD obteniendo el triple de votos que la Liga (e incluso ahora el post ve casi 50.000 likes para los primeros y 11.000 para los segundos). Y si en cuestiones de lectura y política la cosa no va tan bien, quizá en geografía vaya aún peor: todavía en Un giorno da pecora, en octubre de 2019, Borgonzoni llegó a afirmar que Emilia-Romaña limita con Trentino. De la geografía a la economía, en un episodio de Piazza Pulita, durante el cual tuvo un encontronazo con Calenda, que le reprochó no saber de qué estaba hablando, Lucia Borgonzoni confundió el Mecanismo Europeo de Estabilidad con el fondo de resolución bancaria (y desde entonces apenas ha hablado del tema).
¿Y el arte? En realidad no se habla de meteduras de pata, pero Borgonzoni sí que se ha distinguido por algunas posiciones polémicas, como cuando en 2018 intentó bloquear el préstamo de obras de Leonardo al Louvre para la gran exposición del quinto centenario, trasladando una polémica nacida en el ámbito científico al plano del nacionalismo fanático (“Leonardo”, había declarado, “es italiano y en Francia solo murió allí. No es Leonardò sino Leonardo y dar al Louvre todos esos cuadros significa poner a Italia al margen de un gran acontecimiento cultural”). Y además, en el verano de 2020, Borgonzoni había arremetido contra un proyecto de arte callejero feminista y antirracista, proponiendo sustituir las obras por vallas publicitarias sin coste alguno para comerciantes, restauradores y camareros. En definitiva, es también recordando esta retahíla de perlas como muchos se preguntan ahora si Borgonzoni era realmente la mejor elección, sobre todo porque ahora estará sola...
Todas las meteduras de pata de Lucía Borgonzoni: de "hace 3 años que no leo" a Emilia rozando el Trentino |
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