Qué fue de la influencer Venus? Un error abandonar Instagram en plena temporada


¿Qué ha sido de la influencer Venus? Se piense lo que se piense de la campaña Open to Wonder, fue un gran error abandonar Instagram en plena temporada turística. He aquí por qué.

La última vez que se dejó ver por Taormina, entonces la Venus de Botticelli ’influencer’ del turismo italiano era todo lo que se veía en las redes sociales. Desde la cuenta oficial de la campaña Open to Wonder en Instagram ’VenereItalia23’ (con un tick azul), de hecho, la última imagen anunciada fue el 27 de junio. Justo antes de la temporada alta de turismo.

La Venus, como sabemos, fue elegida por Armando Testa para crear una campaña para el Ministerio de Turismo y Enit, que fue presentada a finales de abril nada menos que a tres ministros, Daniela Santanchè (Turismo), Antonio Tajani (Asuntos Exteriores) y Andrea Abodi (Deporte), con un coste de 9 millones de euros, con el objetivo de utilizar el famoso icono de Botticelli que albergan los Uffizi para promocionar la “marca” Italia, especialmente en el extranjero: “La campaña”, especificó Santanchè, “sirve para vender nuestra nación y nuestras excelencias, de una forma sin precedentes, nunca antes hecha en Italia”, con una planificación de medios “en todos los principales mercados: Europa, Golfo Pérsico, Estados Unidos y Sudamérica, China, India, Sudeste Asiático y Australia”.



Se trata de un proyecto ambicioso, si tenemos en cuenta que hasta la fecha sólo se han realizado 24 publicaciones y 187.000 seguidores (aunque, en lo que a seguidores se refiere, más de un medio de comunicación ha planteado dudas sobre el hecho de que muchos de ellos sean perfiles falsos: por tanto, debemos preguntarnos seriamente cuántos de esos 187.000 seguidores son reales) y que durante todo el mes de julio, y ni siquiera durante las vacaciones de mediados de agosto, la cuenta ha dado señales de vida. La vida en las redes sociales es frenética, requiere sincronización, constancia, marcar el territorio a diario... Dejar tan desprotegida la cuenta oficial, la única red social disponible como potencia de fuego (el dominio del sitio web con el reclamo “abierto a las maravillas” fue registrado por un toscano nada más conocer la noticia), es ciertamente desconcertante. No es que un chino planifique su viaje en julio para agosto (aparte de que Instagram en China no se usa), pero seguramente lo que mata la indexación orgánica de un perfil social es su baja actividad. Y en este caso estamos a cero desde el 27 de junio.

La Venus en Taormina en el que hasta ahora es el último post de la campaña Abierto a las Maravillas.
La Venus en Taormina en lo que por ahora es el último post de la campaña Open to Wonder

Si se busca ’Abierto a Maravillas’ en Instagram, aparecen muchos perfiles falsos, y esto nos vuelve a recordar la larga serie de polémicas que surgieron tras la presentación de la campaña. La Agencia Testa, en la lógica de lo trillado y refrito siempre que se habla de ello, compró una página en el Corriere della Sera para decir que sólo podían decir “gracias” a los muchos burlones, porque demostraba que había dado en el blanco.

No sabemos si ahora hay algo que agradecer o no: desde luego, lanzar una campaña de promoción mundial a finales de abril con una gran rueda de prensa y dejar de utilizar la única herramienta social al principio de la temporada, después de toda la polémica que ha habido y con todo el revuelo que se ha montado en las últimas semanas en torno a los flujos turísticos, no parece la mejor manera de sofocarla. A estas alturas, la temporada está llegando a su fin: las suizas que reservan la isla de Elba para septiembre con motivo del torneo de Bridge, o los alemanes que bajarán otras cuatro semanas para disfrutar del mar o de actividades deportivas, son turistas habituales a los que no les afecta en absoluto el campo. Los que hubo que desplazar fueron los de julio y agosto, los de septiembre son habituales por elección, fuera de los objetivos de una campaña publicitaria.

Veremos al final de la temporada cómo habrá ido la afluencia y las pernoctaciones en general, como bien dice el ministro Santanchè, pero parece que no queda nada con lo que juzgar su primera campaña publicitaria. Ni positiva ni negativamente. La ha habido, sí. Pero da igual que no la haya habido, digamos: no ha marcado la diferencia. Pero hay margen para resarcirse con la campaña de invierno: se acerca la Santa Navidad.


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