Al margen delartículo en el que abogaba por proteger la Columna de Trajano con un santuario, recibí cartas de algunos amigos arqueólogos que se oponían a esta hipótesis. Creo, pues, útil hacer algunas aclaraciones sobre mi escrito.
En primer lugar, reitero que antes de tomar cualquier decisión, un equipo de químicos y físicos atmosféricos, historiadores del clima, petrógrafos, arqueólogos, informáticos y otros especialistas debería realizar un estudio sobre las interacciones entre las piedras y mármoles que componen los monumentos de los Foros Imperiales y el clima (micro y macro) de la zona. Se trata de determinar el origen de las capas de oxalato cálcico que cubren toda la columna, así como la formación secular en los relieves de las alteraciones atestiguadas por los calcos.
El siguiente paso consiste en determinar si existe una solución alternativa a la teca.
La primera y más importante es llevar a cabo un mantenimiento planificado de los relieves que sirva para prevenir nuevos daños, evitando así las restauraciones. Una actuación que se llevaría a cabo también a través de un seguimiento instrumental continuo que durase unos años, permitiendo así realizar previsiones racionales cualitativas y cuantitativas sobre la progresión de la degradación del modelado. Todo ello sin aplicar nunca capas continuas de protección, como resinas sintéticas, sobre las superficies de los relieves, como se hace normalmente con las restauraciones, ya que éstas impiden o ralentizan el inevitable intercambio de energía en forma de vapor entre el mármol y el medio ambiente.
Otra acción de mantenimiento programado consistirá en realizar una limpieza de los relieves en periodos predeterminados y mutuamente cortos (¿cada diez años?) utilizando medios no invasivos, por ejemplo, pulverización de agua, comprobación de la eficacia del rejuntado, etc.
Por otra parte, hay que evitar la solución de la teca si se piensa en la instalación de un revestimiento transparente, lo que Federico Zeri llamó acertadamente un “conservante”. En su lugar, se podría pensar en una estructura que ocupe el espacio del patio donde se alzaba originalmente la columna, el medido en el libro fundamental de Settis, La Regina, Agosti y Farinella sobre la Traiana como 34,80 x 18,30 metros. Esta sería una forma de “leer” la Columna como un volumen, es decir, como se hacía antiguamente al mirarla desde las dos bibliotecas del Foro de Trajano que la encerraban. Por otra parte, ésta fue una idea que circuló durante los años de la restauración de la Columna en el seno del Instituto Central de Restauración, encontrando el favor de Urbani y que también fue evaluada con interés por Guglielmo De Angelis d’Ossat, en aquel momento decano de la escuela de especialización para el estudio y la restauración de monumentos de la Facultad de Arquitectura de Roma.
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