Llamamiento para evitar que el Museo del Palacio Grimani de Venecia se fusione con los museos arqueológicos de la laguna. Lo lanza un grupo de académicos y universitarios a raíz de la publicación del decreto ministerial del 9 de febrero de 2024 con la nueva organización de los museos estatales. De hecho, el decreto prevé, entre los nuevos museos autónomos, un instituto denominado “Museos Arqueológicos Nacionales de Venecia y de la Laguna”, que incluye el Museo Arqueológico Nacional de Venecia, el Museo Arqueológico Nacional de la Laguna de Venecia - Isola del Lazzaretto Vecchio, el Museo y Área Arqueológica de Altino y, precisamente, el Museo de Palazzo Grimani. Sin embargo, según los autores del recurso, se trata de una elección que carece de fundamento científico y que “denota, en el mejor de los casos”, se lee en el recurso, “una grave tergiversación de la historia de este lugar y de sus funciones, así como de la excepcional labor que allí se ha llevado a cabo en los últimos años”.
Hasta hoy, el Museo del Palacio Grimani formaba parte de la Dirección Regional de Museos del Véneto, y es más conocido por el gran público por la presencia de la famosa “Tribuna Grimani”, muy deseada por Giovanni Grimani (1506-1593) para albergar la colección de antigüedades más importante jamás vista en Venecia. “Tal y como sigue indicando la página web de la Dirección”, reza el recurso, “el restablecimiento de la Tribuna inaugurada en 2019 con un núcleo sustancial de obras procedentes del (antiguo) Museo Arqueológico Nacional de Venecia en virtud del legado testamentario de los dos mayores coleccionistas modernos de la familia -Domenico y Giovanni Grimani- representa ”la reconstrucción de uno de los episodios más significativos de la museología europea“. Lo que caracteriza a la Tribuna, por tanto, no es tanto la presencia de obras arqueológicas, sino la restitución de la forma en que estas obras fueron montadas, disfrutadas e interpretadas culturalmente en la Edad Moderna”.
De ello se deduce que “la Tribuna no es un lugar de exposición cualquiera, del mismo modo que el Palazzo Grimani no es un simple contenedor de esculturas antiguas. En ambos casos, se trata de obras de arte de la época del Renacimiento, en las que la presencia de una colección arqueológica tiene un significado preciso, a saber, la reapropiación de la antigüedad (con una fuerte connotación política) y su canonización en una ciudad que, evidentemente, no tenía ningún pasado grecorromano del que jactarse. Entre otras cosas, las salas del palacio albergan los testimonios pictóricos más importantes del manierismo toscano-romano que llegó a Venecia gracias a la mediación de la familia Grimani, que había deseado vivamente artistas de la talla de Francesco Salviati, Giovanni da Udine y Federico Zuccari para la decoración de su residencia ”a la romana“”.
“Las intervenciones llevadas a cabo en los últimos años”, prosigue el llamamiento, "han pretendido efectivamente que el Palazzo sea un testimonio vivo de la historia del patriciado veneciano en la Edad Moderna, de su coleccionismo y de su mecenazgo, un lugar en el que restituir, mediante un trabajo de estudio lento y capilar, el acontecer cultural y coleccionista de la familia Grimani mucho más allá de los límites cronológicos ligados a la presencia de la antigua colección de esculturas. Así lo certifican operaciones como la adquisición del Retrato de Giovanni Grimani atribuido a Domenico Tintoretto (donación de la Fundación Patrimonio Veneciano), o la compra por tanteo de Cristo y la Samaritana en el Pozo de Luca Giordano. “Gracias a la labor de quienes lo dirigen y lo han dirigido, y de todo el personal que trabaja en él con dedicación y sacrificio”, prosigue el llamamiento, “el Museo del Palacio Grimani ha sido en los últimos años uno de los más activos tanto en el estudio de formas precisas de presentar sus colecciones, como en cuanto a iniciativas culturales, logrando atraer a un público muy numeroso de ciudadanos, estudiantes y visitantes (incluidos los más jóvenes). El museo ha sabido presentarse como una de las instituciones más vivas de la escena veneciana, concibiendo su misión cívica también como transmisión y puesta en común de conocimientos. Prueba concreta de ello son los acuerdos con instituciones de diversa índole, desde universidades a asociaciones activas en el área, que le han permitido posicionarse como interlocutor privilegiado de operaciones virtuosamente culturales, respondiendo plenamente a la misión educativa que figura entre las prerrogativas de las instituciones museísticas. No se puede pasar por alto que, detrás de la elección hecha por el Ministerio, se percibe un proceso en curso en muchos frentes, a saber, el de la devaluación total de la competencia disciplinar de la historia del arte, que es preocupante no por razones de corporativismo, sino más bien por los efectos deletéreos que la falta de conocimientos específicos puede tener sobre la historia, la cultura en general y, desde luego, sobre la conservación y valorización del patrimonio”.
Según los redactores del recurso, “la nueva reorganización que transforma de hecho el Palazzo Grimani, que deja de ser un museo, en una ’pata’ de los nuevos ’Museos Arqueológicos de la Laguna’ tendrá como consecuencia también en una pérdida de autonomía técnico-científica y, en consecuencia, en una ausencia de dirección autónoma (y, por tanto, de planificación), con lo que se corre el grave riesgo de distorsionar la historia, la memoria y el sentido mismo de este lugar. En el trasfondo, se vislumbra el riesgo (puramente teórico: pero no faltan casos similares) de transformar el Palazzo Grimani en un depósito de estatuas al que recurrir para obtener préstamos fáciles, en un contenedor para exposiciones o, peor aún (si lo peor viene mal), en un lugar que se alquile para fastuosos eventos privados”.
“Como ciudadanos, como estudiosos y estudiosos, como representantes del mundo de la cultura y del asociacionismo”, concluye el llamamiento, “pedimos al Ministro de Cultura Sangiuliano que reconsidere una elección que a todas luces no se basa en ninguna razón cultural. Además de arrebatar a la Ciudad y a la Nación las peculiaridades de un lugar único en el mundo, transformar el Museo de Palazzo Grimani en una sucursal de los Museos Arqueológicos de la Laguna contradice e incluso anula los efectos de un proyecto virtuoso que ha podido contar en las últimas décadas con inversiones conspicuas, incluso por parte del Estado”.
Entre los primeros firmantes figuran Valentina Sapienza (Universidad Ca’ Foscari de Venecia), Filippomaria Pontani (Universidad Ca’ Foscari de Venecia), Stefania Ventra (Universidad Ca’ Foscari de Venecia), Tomaso Montanari (Universidad para Extranjeros de Siena), Stefania Mason (antigua Universidad de Udine - Fundación Tiziano), Mario Infelise (Universidad Ca’ Foscari de Venecia), Lucia Tomasi Tongiorgi (Accademia Nazionale dei Lincei), Gigetta Dalli Regoli (Accademia Nazionale dei Lincei), Michel Hochmann (École Pratique des Hautes Études (París). Para firmar el llamamiento, sólo tiene que enviar un correo electrónico a appelloperpalazzogrimani@gmail.com indicando su nombre, apellidos e institución.
Imagen: la Tribuna del Palazzo Grimani. Foto: Matteo De Fina
Venecia, llamamiento al ministerio para que no fusione el Palazzo Grimani con los museos arqueológicos |
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