El debate en torno al discutido decreto sobre reproducciones de bienes culturales, aprobado el pasado mes de abril por el Ministro de Cultura , Gennaro Sangiuliano, e inmediatamente cuestionado por haber fijado unos límites considerados demasiado rígidos en torno a esta disciplina, no se ha apagado. Ya el pasado mes de abril, asociaciones como la AIB - Asociación Italiana de Bibliotecas, la ANAI - Asociación Nacional Italiana de Archivos y el comité italiano del ICOM - Consejo Internacional de Museos, junto con otras muchas siglas, empresas, consejos universitarios y profesionales del sector, habían impugnado el Decreto Ministerial 161/2023 (“Directrices para la determinación de los importes mínimos de los cánones y tasas por la concesión de uso deuso de bienes en consignación a institutos y lugares de cultura del Estado”) porque suprimía la gratuidad hasta entonces garantizada para la publicación de imágenes de bienes culturales del Estado y, en consecuencia, por las fuertes repercusiones económicas que el decreto habría causado en la investigación científica, la edición cultural y la libre expresión del pensamiento. Sin embargo, las explicaciones recibidas posteriormente del ministerio no bastaron para apagar el debate, que ahora se reaviva (y el tema será también objeto de un panel con diez expertos en el próximo número de Finestre sull’Arte en papel).
Los presidentes de ICOM Italia, ANAI y AIB (Michele Lanzinger, Erika Vettone y Laura Ballestra, respectivamente), es decir, las principales asociaciones del MAB (Museos, Archivos y Bibliotecas) que operan en Italia, han vuelto a hacerse oír en una carta abierta en la que reiteran que “a pesar de la disconformidad expresada, casi ocho meses después dicho decreto sigue siendo plenamente operativo y seguimos esperando una respuesta del Ministerio tanto a las objeciones planteadas entonces por las asociaciones como a las peticiones de confrontación directa con la administración”. Mientras tanto, un buen número de institutos ministeriales han ido incorporando progresivamente el decreto a su propia normativa reproductiva, lo que ha dado lugar a la aparición de numerosas contradicciones en su aplicación, que han sido debidamente señaladas tanto en la discusión científica como en la prensa general. Se derivan principalmente de la adopción del sistema de coeficientes y de la distinción entre reproducción lucrativa/no lucrativa en lugar de la distinción -más funcional- entre adquisición y modo de utilización de las reproducciones, así como de la falta de regulación de los cánones de utilización relativos a las reproducciones sujetas a descarga o autoejecución por los usuarios".
Según ICOM, ANAI y AIB, las cuestiones críticas podrían haberse evitado “si el decreto se hubiera mantenido coherente (a pesar de las referencias del texto) con las ’Directrices para la adquisición, circulación y reutilización de reproducciones del patrimonio cultural en el entorno digital’ anexas al Plan Nacional de Digitalización (PND), que deberían haber representado la premisa necesaria y más lógica”. Las tres asociaciones recuerdan que “ya el año pasado el Tribunal de Cuentas había invitado al Ministerio a ”abandonar los paradigmas tradicionales ’privativos’ en favor de una visión más democrática, inclusiva y horizontal del patrimonio cultural“ también en consideración al hecho de que generalmente ”la relación entre los costes incurridos para la gestión del servicio de recaudación y los ingresos reales generados presenta un saldo negativo“ (Resolución núm. 50/2022/G)”.
Recientemente, la Corte dei Conti volvió a pronunciarse sobre el tema, señalan las asociaciones, con la Resolución no. 76/2023/G, rechazando expresamente el decreto en cuestión, que afecta negativamente, afirma la resolución, a “cuestiones centrales relacionadas con el estudio y la valorización del patrimonio cultural nacional, así como con una mayor circulación del conocimiento”, ya que parece “no tener en cuenta ni de las peculiaridades operativas de la web, ni de los daños potenciales a la comunidad que deben medirse también en términos de renuncias y oportunidades perdidas; situándose así en claro contraste también con las claras indicaciones procedentes del Plan Nacional de Digitalización (PND) del patrimonio cultural”. La resolución también recuerda la necesidad de hacer un seguimiento de la Directiva (UE) 2019/1024 sobre la reutilización de datos de las administraciones públicas y promover las licencias de Acceso Abierto.
“Con una importante inversión de perspectiva”, continúa la carta de Lanzinger, Vettone y Ballestra, “el Tribunal de Cuentas ya no parece encontrar ningún perjuicio fiscal en el uso de licencias de reutilización gratuitas, que por el contrario pueden traducirse en una importante fuente de ahorro para la administración pública, así como un incentivo al desarrollo cultural, social y económico para la sociedad en una lógica de ganar-ganar”. Además de esto, las recientes enmiendas al PNRR, valoradas positivamente por la Comisión Europea hace apenas unos días, prevén estratégicamente un aumento de las inversiones en apoyo de la transición digital, para la eficiencia de la AP y para el desarrollo de competencias digitales y tecnológicas. ¿Puede, por tanto, el sector del patrimonio cultural, que aprovechó tempranamente las oportunidades que brindaba el propio PNRR para impulsar la innovación y la accesibilidad del patrimonio, verse frenado por una normativa anacrónica y (según el Tribunal de Cuentas) manifiestamente antieconómica?".
“Considerado todo esto, por las razones de oportunidad destacadas anteriormente”, concluyen ICOM, AIB y ANAI, “las asociaciones del MAB piden al Ministro de Cultura que revise a fondo el decreto DM 161/2023, mucho más allá de los ajustes anunciados en relación con la publicación, para realinearlo con el contenido y la estructura de las Directrices del PND (y toda la gratuidad prevista en ellas) y hacer que estas Directrices sean vinculantes”. Por último, las asociaciones del MAB solicitan, en consonancia con las conclusiones del Tribunal de Cuentas, que la etiqueta “Beni Culturali Standard” (BCS) vaya acompañada de la posible adopción de licencias abiertas (Open Access) para la divulgación de imágenes de bienes culturales estatales, y declaran su disposición a cooperar con el Ministerio para alcanzar una solución compartida en interés de todos".
Museos, archivos y bibliotecas apelan al ministro: "hay que revisar el decreto sobre reproducciones |
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