El " frenesí NFT", como lo llaman los periódicos anglosajones, es decir, la locura por las obras de criptoarte que está enardeciendo a los entusiastas del mercado del arte, ha llevado a un colectivo británico a realizar una acción singular: quemar un Banksy auténtico para obtener beneficios. Y lo interesante es que el grupo, que se hace llamar Burnt Banksy, lo ha conseguido, con un beneficio neto de unos 240.000 euros: la obra quemada, una estampa de 2006 titulada Morons, autentificada por Pest Control (la empresa que garantiza la autenticidad de las obras de Banksy), había sido comprada de hecho por la empresa Injective Protocol por la suma de 95 mil dólares (unos 80 mil euros) y fue revendida, tras ser quemada, en forma de NFT por la suma de 380 mil dólares (unos 320 mil euros).
Pero, ¿qué significa todo esto? Con esta acción, el grupo Burnt Banksy quería transformar el grabado en una obra de Cripto Arte, es decir, arte digital cuya autenticidad, como explicamos en el artículo dedicado a la venta récord de Beeple, está garantizada por un NFT (Non-FFT). garantizada por un NFT (Token No Fungible), un código criptográfico, creado en una blockchain (es decir, una especie de plataforma-base de datos que actúa como registro público de NFTs), que lleva cierta información como datos de autor y propietario, elementos técnicos, transferencias de propiedad, etc. La diferencia entre los tokens fungibles (los tokens fungibles son criptomonedas, como Bitcoins) y los tokens no fungibles es que los tokens fungibles se crean todos de la misma manera y, por tanto, son equivalentes (10 bitcoins en posesión de un usuario son perfectamente idénticos a 10 bitcoins en posesión de otro usuario y tienen el mismo valor, igual que las monedas reales), mientras que los tokens no fungibles son activos únicos, objetos de colección (el equivalente en el mundo real podrían ser, por ejemplo, obras de arte o joyas).
En cierto sentido, el colectivo Burnt Banksy ha trasladado la obra a otro soporte. Dicho en proporciones, es como trasladar una obra sobre lienzo (aunque, como veremos, hay quien ha tachado la operación de mero truco). Y la operación fue filmada en un vídeo colgado en YouTube el pasado 4 de marzo (hasta la fecha ha superado las 150.000 visitas). En el vídeo se ve a un joven, con máscara, explicando los términos de la operación: "A mi lado hay una obra de Banksy de 2006 titulada Morons, autentificada por Pest Control. Ahora, junto con nuestro socio Superfarm, una plataforma de compra y creación de NFT, convertiremos la obra en NFT y la venderemos mañana en OpenSea [un mercado de subastas de NFT, ed]. Ahora voy a quemar este Banksy: la razón es el hecho de que si tenemos tanto la NFT como el objeto físico, el valor reside sobre todo en la pieza física, pero al eliminar la obra física para que sólo quede la NFT, podemos asegurarnos de que por la mera existencia de la NFT nadie podrá alterar la obra, y la NFT será la única pieza auténtica que exista en el mundo. Con esta operación, el valor del objeto físico se transferirá a la NFT, que será la única forma de tener la propiedad de la obra".
El objetivo de la operación, explicó el miembro del colectivo, es “inspirar a los entusiastas de la tecnología e inspirar a los artistas, así como explorar un nuevo medio de expresión artística”. La elección de la obra de Banksy no es casual, en parte por la temática(Morons significa literalmente “idiotas” y representa una subasta en la que destacan sobre un cuadro las palabras “I cant’ believe you morons actually buy this shit” (“No me puedo creer que los idiotas compréis esta mierda”), y en parte porque, explicó Mirza Uddin, “no me puedo creer que los idiotas compréis esta mierda”.Según explicó Mirza Uddin, portavoz de Injective Protocol, “el propio Banksy ha destruido en el pasado una de sus obras de arte en una subasta” (la referencia es a lo que hizo el artista callejero británico en 2018, cuando “destrozó” una de sus Girl with balloon durante una subasta en Sotheby’s).
Si hay quien ve en la operación un punto de inflexión más democrático (se saca la obra del mercado tradicional quitándola de las manos de intermediarios, y facilita su venta en plataformas NFT, donde los intercambios se producen de forma más sencilla y directa), hay muchos escépticos, sin embargo, tanto entre aficionados como entre expertos: un usuario, bajo el vídeo de YouTube de Burnt Banksy, comenta “bienvenido a un mundo en el que destruir y digitalizar información del mundo real tiene el potencial de crear más valor. Suena peligroso”. La BBC recogió algunos comentarios: “La destrucción creativa de una obra de arte no es nada nuevo”, comenta la galerista Gabrielle Du Plooy, de la galería Zebra One, “pero sigue siendo irritante y chocante ver cómo se destruye un objeto. Pero en este caso la intención parece más cínica: la empresa probablemente está haciendo un comentario sobre los coleccionistas que compran estas obras, en el sentido de que podrían ser literalmente idiotas con dinero para quemar”. Para Ossian Ward, de la Lisson Gallery, una de las galerías de arte más importantes del mundo y autor del libro Ways of Looking: How to Experience Contemporary Art, se trata simplemente de “un truco, jugando con el hecho de que estas cosas darán mucho dinero. Luego se puede decir que todo es una obra de arte, pero si se quema un Banksy para ganar dinero con él, en mi escala de lo que es arte esta cosa ocupa un lugar muy bajo”.
En The Guardian, Stuart Jeffries se pregunta si se trata de una burbuja destinada a explotar. Y, por supuesto, no todo se puede quemar. Un grabado de Banksy es, después de todo, un múltiplo que probablemente ni siquiera ha visto la mano del artista, o lo ha visto sólo por la firma. Quemar una pieza única, creada por el artista, sería en cambio un gesto de imbéciles que en lugar de crear valor tendría como único objetivo borrar una obra, ya que, al fin y al cabo, entre una serigrafía de Banksy y un óleo sobre lienzo hay una gran diferencia en términos de percepción, de experiencia, de unicidad.
Inglaterra, queman un Banksy auténtico... ¡y ganan 320.000 euros con él! |
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