El 22 de septiembre, el gobierno británico envió una carta a 26 museos que reciben fondos públicos para obligarles a detener la retirada de estatuas controvertidas. Entre las instituciones que han confirmado la recepción del documento se encuentran el British Museum, el Victoria and Albert, la National Portrait Gallery, los Museos Nacionales de Liverpool, el Museo de la Ciencia de Londres y varios otros. La misiva, de la que informa el Telegraph, lleva la firma del Secretario de Estado de Cultura, Oliver Dowden, dejando así clara cuál es la postura del Gobierno en el controvertido debate sobre el patrimonio. El Gobierno no apoya la retirada de estatuas u objetos similares. La historia entraña una complejidad moral. Las estatuas y otros objetos históricos han sido creados por generaciones con diferentes puntos de vista y diferentes formas de entender el bien y el mal. Algunos representan figuras que dijeron o hicieron cosas que hoy nos pueden parecer profundamente ofensivas y que no defenderíamos".
“Sin embargo”, prosigue la misiva, “aunque hoy no estemos de acuerdo con quienes crearon esos objetos o con quienes esos objetos representan, siguen desempeñando un papel importante a la hora de enseñarnos nuestro pasado, con todos sus errores”. Los museos, según Dowden, deberían por tanto “tratar de contextualizar o reinterpretar los objetos de forma que el público pueda conocerlos en su totalidad”, en lugar de “borrar” los objetos. A continuación, la arremetida contra los museos: “como entidades que reciben fondos públicos, no deberían emprender acciones motivadas por el activismo o la política”. Y de nuevo: “el importante apoyo que recibís de los contribuyentes es un reconocimiento del importante papel cultural que desempeñáis para todo el país. Es imperativo que sigan actuando con imparcialidad, en consonancia con su condición de organismo que recibe subvenciones públicas, y no de forma que ponga esto en tela de juicio”.
Obviamente, el Gobierno británico no se dirige a nadie en particular, pero muchos lo comentan refiriéndose al caso del Museo Británico, que este verano trasladó la estatua de su controvertido fundador, el médico y naturalista Hans Sloane, retirada de su pedestal habitual y colocada en una posición mucho más humilde para contextualizar mejor la obra. No una anulación en definitiva, pero desde luego sí un alejamiento de la posición prominente que ocupaba anteriormente. Y efectivamente, el primer museo en hacer oír su voz fue el Británico.
El British Museum“, respondió la institución en un comunicado en el que se hacía eco de las palabras de la carta de Dowden, ”no tiene intención de retirar objetos controvertidos. Por el contrario, tratará, cuando proceda, de contextualizarlos o reinterpretarlos de forma que el público pueda conocerlos en su totalidad".
En la foto, el busto de Sir Hans Sloane en su nueva ubicación.
El Gobierno británico a los museos: "dejen de retirar estatuas controvertidas |
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