Démosle a Turchi lo que es de Turchi. Suyo y no de Poussin el cuadro recuperado por los Carabinieri


El cuadro recuperado por los Carabinieri hace unos días no es de Poussin, sino una obra de Alessandro Turchi que se publicó hace algún tiempo.

¿De quién es el cuadro con el tema Lot y sus hijas que fue recuperado por los Carabinieri de Monza el pasado 1 de abril y que los Carabinieri, en sus comunicados, hicieron pasar por una obra “de Nicolas Poussin”? En realidad se trata de un cuadro de Alessandro Turchi conocido como l’Orbetto (Verona, 1578 - Roma, 1649), bien conocido por los estudiosos. En realidad, la obra se atribuyó a Poussin en el pasado, pero se trata de una atribución tan antigua e inverosímil que ni siquiera se ha tenido en cuenta en catálogos más recientes. La obra perteneció a una familia judía residente en Poitiers (Francia). Tras su detención y deportación a los campos nazis, los muebles y obras de su casa fueron enviados a Alemania y, después de la guerra, la familia intentó recuperar la posesión de la obra, pero le perdieron la pista.

Los Carabinieri la encontraron en una colección privada de Padua, donde había ido a parar tras varias subastas. Entretanto, el cuadro también se ha expuesto en ocasiones importantes: recientemente en la TEFAF de Maastricht y, en 1999, en la gran exposición sobre Alessandro Turchi celebrada en su ciudad natal, Verona. En esa misma ocasión, la comisaria Daniela Scaglietti Kelescian publicó una ficha detallada del cuadro, identificándolo como una de las cinco obras de Alessandro Turchi que estuvieron en posesión del conde Teodoro Lechi de Brescia en el siglo XIX. Los cuadros pertenecieron en su día a la familia Gherardini de Verona, grandes mecenas de Alessandro Turchi, que le apoyaron antes de que se trasladara a Verona. En el testamento de un miembro de la familia, Gaspare Gherardini, redactado el 22 de noviembre de 1678, se mencionan varios cuadros de Turchi, entre ellos el de Lot y sus hijas, así como todos los que se citarán en la colección del conde Lechi (éste los compró todos en Milán en 1819). A la muerte de Teodoro, lo que quedaba de su colección, ya empobrecida, pasó a su hijo Faustino, que murió sólo cuatro años después que su padre, en 1870: los cuadros se repartieron así entre los hijos de éste, Teodoro y Alfredo. El Lote, sin embargo, ya había sido vendido en vida de Teodoro Lechi, en 1854: fue comprado por el inglés Henfrey, y tras la entrada de éste en la colección, se perdió todo rastro de él. Scaglietti Kelescian informó en 1999 de que había sido recomendado para su exposición por la Galerie Pardo de París, que había rastreado su procedencia original (sin embargo, en el expediente no se daban más detalles).

Recientemente, el cuadro acabó en poder del anticuario Gallo Fine Art de Milán, el último en haberlo adquirido: Gallo había llevado el cuadro a la TEFAF de Maastricht en 2019, como ya se ha dicho, y antes de hacerlo había denunciado la obra al Art Loss Register de Londres, el registro de obras de arte perdidas, y fue durante la feria holandesa cuando un visitante del evento señaló al galerista que el cuadro estaba entre las obras robadas. Tras la feria, el anticuario, asistido por su abogado Emanuele Tessari, inició por tanto los trámites para la devolución del cuadro, y el resto son noticias de las últimas horas, con los Carabinieri llevándose el cuadro del domicilio del anticuario en Padua (no tiene cargos contra él).

“Evidente en esta composición”, escribió Scaglietti Kelescian en la entrada del catálogo de 1999, “es la habilidad de Turchi para hacer vibrar el arco de la expresión en la esfera preferida de las pasiones y los sentimientos difusos, inestables o suspendidos. La relación entre el padre y sus hijas está dominada por el sentido de necesidad impuesto por la situación: y los gestos son lentos y serios en la composición vigilada, complejizados en la excavación psicológica y en las estudiadas relaciones entre las figuras. Una vena intimista hace al personaje partícipe del acontecimiento: se admira la vajilla no cotidiana en comparación con los panes sobre la mesa y el saco abandonado durante la pausa. Y la belleza pensativa de las doncellas, idealizada ya en competencia, pero no a imitación, de los boloñeses y toscanos, recupera una perfección de las formas que recuerda toda la tradición clásica. La célebre paleta de sus rojos y azules no cede aún a estas fechas y no tiene parangón en las combinaciones cromáticas de las superficies sedosas de la memoria veronesa”. Scaglietti Kelescian también propuso una fecha: 1641, fecha en la que se colocaron en los altares los retablos que Turchi pintó para Santa Maria della Neve en Verona, por encargo de Gaspare Gherardini, y por tanto una fecha que constituye un buen punto de referencia para la mayoría de las obras encargadas por el noble veronés.

Démosle a Turchi lo que es de Turchi. Suyo y no de Poussin el cuadro recuperado por los Carabinieri
Démosle a Turchi lo que es de Turchi. Suyo y no de Poussin el cuadro recuperado por los Carabinieri


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