Bernini bajo el cristal: la nueva hornacina de Salvator Mundi parece un escaparate


¿Pero puede ser? El Salvator Mundi, la última obra maestra de Bernini, vuelve de la exposición del aeropuerto de Fiumicino y encuentra un nuevo nicho dentro de la iglesia de San Sebastiano fuori le Mura: morado, con una caja como base, bajo cristal. Críticas e ironía en las redes sociales: parece una boutique.

No se concede tregua a Salvator Mundi, la última obra maestra de Gian Lorenzo Bernini, el extraordinario Cristo de mármol que el gran artista barroco esculpió a los 80 años, en 1679, y legó a la reina Cristina de Suecia. Después de haber estado expuesto durante cinco meses en el aeropuerto de Fiumicino para una cuestionable exposición que vio la obra maestra de Bernini en el centro de la Terminal 1 del aeropuerto romano, el Salvator Mundi vuelve ahora a su casa, la basílica de San Sebastiano fuori le Mura de Roma, pero el montaje que se diseñó para acogerlo en el interior de la iglesia es quizás aún peor que la exposición del aeropuerto.

La exposición en Fiumicino fue, después de todo, una operación efímera: esta vez, en cambio, es de suponer que el nuevo equipamiento del nicho que suele albergar la obra se hará para quedarse, quizá incluso durante mucho tiempo. Por el momento, no se ha recibido ninguna comunicación ni de Aeroporti di Roma (sólo se han publicado algunas imágenes del desmontaje de la instalación en Fiumicino) ni del Ministerio del Interior (la basílica de San Sebastián Extramuros es, de hecho, propiedad del FEC - Fondo Edifici di Culto: sólo circulan fotografías en las que el Salvator Mundi aparece en su nueva ubicación. Es decir: bajo cristal, tras un feo marco metálico con bisagras visibles, en un nicho repintado de morado, apoyado, en lugar de sobre la anterior base de mármol, sobre una caja con información básica sobre la obra.

“Última obra de Giovan Lorenzo Bernini”, reza la descripción, “la escultura fue realizada para su devoción privada y destinada, por legado en su testamento, a la reina Cristina de Suecia. La literatura artística del siglo XVII ya la consideraba el testamento espiritual y artístico del gran maestro barroco. Desaparecida y hallada en 2001 en el convento anexo a la basílica de San Sebastián Extramuros, y estudiada en profundidad para averiguar su autoría, la escultura fue restaurada en 2006 y trasladada a esta sala coronada por el escudo borghesiano. Es de tamaño superior al natural y fue concebida para ser contemplada desde abajo, según una forma piramidal que acentúa su monumentalidad. Se caracteriza por un acabado diferente de la superficie de mármol, con claroscuros y resultados luministas de gran efecto y elegancia. Abstracta y libre -liberada de requisitos naturalistas- es la representación de los pliegues del mármol, así como del pelo rizado, la barba y el bigote”. Sigue una traducción al inglés y los logotipos del Ministerio del Interior y la FEC.

La nueva disposición fue estigmatizada por el historiador del arte y especialista en escultura del siglo XVII Fabrizio Federici, que se expresó así en su popular página Mo(n)stre: “La sala que alberga la obra se ha pintado de rojo. Lo que encaja... en una exposición. El busto destaca en el fondo. Pero en una iglesia con colores claros, muy delicados, ¿encaja? Pero lo más dramático es el zócalo. ¿Qué ha pasado con la base de mármol (no antigua, pero sin duda valiosa)? Hay que volver a colocarla. Está muy bien dar información sobre las obras, pero se puede dar al lado, como se hacía antes, ya que se sigue estando en una iglesia, y no en un museo, o más bien en una exposición. De hecho, hemos pasado de la musealización de la pieza (que también puede utilizarse como imagen sagrada) al montaje de una exposición permanente sobre la obra, que ya no está integrada en el espacio sagrado, sino que sobresale, se distingue de él, porque es la estrella”. Para Federici, es la prueba de que las iniciativas extemporáneas, como la exposición del aeropuerto, siempre tienen repercusiones , y no es seguro que sean positivas.

El montaje de esta manera abstrae el Salvator Mundi de su contexto y, como señala el estudioso, eleva a Bernini al papel de protagonista: una actitud totalmente contraria a cualquier buena práctica histórico-artística. Y los usuarios de la página Mo(n)stre en Facebook enloquecen: “¿Qué es esto? ¿Una boutique?”, “no se ve”, parece el “confesionario de Gran Hermano” (o “el estudio de Barbara D’Urso”), “yo pensaba en un sex shop”, “sólo falta el precio”. Otros señalan que la iluminación es totalmente errónea, ya que aplana los volúmenes y afecta así a la legibilidad de la obra. Nada que ver, en definitiva, con el montaje anterior, más sobrio y elegante. Lo que ahora se pide a gritos.

Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena de Salvator Mundi de Bernini
Nueva puesta en escena del Salvator Mundi de Bernini
El montaje anterior. Foto: Stanislaw Gurba
El montaje anterior. Foto: Stanislaw Gurba

Bernini bajo el cristal: la nueva hornacina de Salvator Mundi parece un escaparate
Bernini bajo el cristal: la nueva hornacina de Salvator Mundi parece un escaparate


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