Otra exposición poco convencional en el Musée d’Art et d’Histoire (MAH) de Ginebra, que este año ha iniciado un proceso de cambio radical de paradigmas expositivos con una nueva serie de exposiciones, para la que ahora comienza una nueva etapa. En esta ocasión, la exposición lleva por título Saque usted sus propias conclusiones: el comisario invitado Jean-Hubert Martin organizará del 28 de enero al 19 de junio de 2022 un diálogo atípico entre 750 obras y artefactos, que van desde la guillotina del siglo XVIII hasta trajes de escena diseñados por Matisse, pasando por pinturas históricas de importantes artistas suizos como Jacques-Laurent Agasse, Ferdinand Holder y Félix Vallotton.
Para su segunda gran exposición del nuevo programa, el MAH renueva así su plan de oponerse a los métodos tradicionales de exposición que favorecen la cronología y las experiencias didácticas de aprendizaje. En su lugar, la exposición dará prioridad al sentido del juego y la curiosidad, orquestando diálogos improbables, como el que se establece entre la cerámica Naqada II del Antiguo Egipto, los modernos grabados japoneses Kabuki y la pintura suiza del siglo XIX.
Desde la segunda mitad del siglo XIX, argumentan los organizadores, las técnicas de conservación y exposición de los museos se han vuelto cada vez más sofisticadas, dando lugar a notables avances pero descuidando a menudo los principios del descubrimiento y el juego. Partiendo de esta observación, Martin dedicó casi dos años a estudiar la colección permanente del MAH para seleccionar objetos basándose en correspondencias analógicas como colores, formas y proporciones, y no en relatos geográficos e históricos preexistentes. La exposición resultante es, dice una nota, “un teatro de encuentros inesperados en el que los visitantes son abandonados a su suerte”. Como tal, la exposición celebra la naturaleza especulativa del conocimiento, rechazando la suposición de que el arte es un código que hay que descifrar y, en su lugar, fomentando la interpretación instintiva como forma de entender el mundo".
Draw Your Own Conclusion está concebida como una serie de secuencias analógicas. En la planta baja, el paisaje Giessbach Falls, de 1867, del pintor suizo François Diday, que muestra las cascadas del mismo nombre, dialoga con La Fontaine Personnifi&e acute;e, de 1837, del también suizo Jacques-Laurent Agasse, que representa a una ninfa fantástica inspirada en el Romanticismo inglés. Esta pareja, inspirada en el mito del nacimiento de Venus, se complementa con grabados japoneses Kabuki de la misma época. En las salas contiguas se exponen obras más recientes e internacionales, como un gran acrílico del artista franco-polaco Roman Opalka de la serie One to Infinity, una lana del artista austriaco Josef Hoffmann y un traje de escena de los años veinte diseñado por Henri Matisse para el ballet Le chant du rossignol de Igor Stravinsky.
También en la planta baja, una serie de obras exploran el vasto tema de la condición humana. Entre ellas, un bronce fundido en 1896 de la famosa escultura de Auguste Rodin El pensador, cuya pose refleja la del protagonista del cuadro de Ferdinand Hodler de 1884 L’Ouvrier philosophe. Desde escenas de tierno amor a intensas violencias, otras salas revisitan mitos fundacionales que siguen de actualidad. Un óleo de 1914 del artista franco-suizo Félix Vallotton, titulado Orphée dépecé par les Ménades, representa a la antigua profetisa griega mutilada por un grupo de ménades. Cerca de allí, un óleo del siglo XVII de composición similar, de la escuela lombarda, representa el rapto de la hija de Zeus, Helena, por Paris. Además, como homenaje al difunto artista suizo Markus Raetz, fallecido el año pasado, 15 de sus obras puntúan la exposición. Entre ellas figuran sus primeros grabados de la década de 1960, un grabado de un desnudo femenino realizado en colaboración con el fotógrafo suizo Balthasar Burkhard y una escultura de hierro fundido de 1991 realizada en homenaje a Joseph Beuys.
“Hoy en día, la mayoría de las exposiciones de los museos -afirma Jean-Hubert Martin- se ciñen a métodos de exposición cronológicos, agrupando las obras por movimientos, escuelas o momentos históricos. Esta división sistemática limita demasiado a menudo las posibilidades de resonancia entre artefactos de culturas diferentes, cuyos encuentros se juzgan ahistóricos. A pesar de los desafíos, los museos deben ser lugares de encuentros inesperados que potencien el conocimiento, pero también la sensibilidad y el instinto humanos”.
“A lo largo de las últimas cuatro décadas”, afirma Marc-Olivier Wahler, director del MAH, “Jean-Hubert Martin ha comisariado exposiciones fundamentales y desafiantes en algunas de las instituciones más influyentes del mundo. Como tal, se encuentra en una posición única para revisar la colección permanente del MAH. Su compromiso de trastocar los discursos expositivos tradicionales contribuye a la transformación en curso del MAH en un museo del futuro, y nos entusiasma emprender este viaje juntos. El MAH es un museo del patrimonio y la memoria colectiva, donde los visitantes pueden encontrar objetos e historias que les ayudan a comprenderse entre sí y al mundo que les rodea. A través de nuestra colección, queremos contar historias atractivas y sorprendentes”.
Para más información, visite el sitio web del MAH.
Imagen: izquierda, Auguste Rodin, El Pensador (modelo original 1880, fundido en bronce 1896; 72 x 34 x 53 cm; Ginebra, Musée d’Art et d’Histoire), foto F. Bevilacqua. Derecha: Ferdinand Hodler, L’Ouvrier philosophe (1884; óleo sobre lienzo, 72,2 x 51,6 cm; Ginebra, Musée d’Art et d’Histoire), fotografía B. Jacot-Descombes
Ginebra, el Museo de Arte revisa su colección bajo el signo de los diálogos improbables |
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