¿Se han descubierto realmente en España los "restos de las Columnas de Hércules ", como han titulado en las últimas horas numerosos periódicos, como La Repubblica, Il Fatto Quotidiano, Il Secolo d’Italia y otros? Evidentemente, no: todo fruto de una confusión entre historia y leyenda y de titulares sensacionalistas que han informado en términos mucho más rimbombantes de lo debido de un descubrimiento que no tiene nada que ver. “Un grupo de investigadores en España”, escribe por ejemplo Repubblica en un artículo publicado hoy, “aporta nueva luz a los restos de esas mismas Columnas de Hércules sobre las que tanto, empezando por Dante, se ha preguntado la literatura occidental”.
Pero, ¿es realmente así? ¿Se han encontrado los restos de dos construcciones mitológicas sobre cuya ubicación ni siquiera los autores antiguos se pusieron de acuerdo? Si fuera cierto, sería la noticia arqueológica del siglo, como si alguien hubiera descubierto los restos de la Atlántida, por ejemplo. Pero, por supuesto, nadie ha descubierto las Columnas de Hércules. Veamos, pues, qué hay de cierto en la noticia.
En Finestre sull’ Arte ya habíamos informado, el 17 de diciembre, sobre el descubrimiento que ha sido malinterpretado en las últimas horas por muchos periódicos locales como el hallazgo de las Columnas de Hércules: en realidad no tiene nada de mitológico, el descubrimiento es mucho más prosaico. En pocas palabras, investigadores de la Universidad de Sevilla y del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) han descubierto la posible ubicación del templo de Hércules Gaditano, un complejo mencionado en documentos antiguos pero del que no quedan vestigios (y muchos llevan décadas buscando pistas sobre la existencia y ubicación de este importante santuario). La hipótesis fue formulada por un doctorando de la Universidad de Sevilla, Ricardo Belizón Aragón, apoyado por sus colegas: según él, se encontraron vestigios del templo en el canal de Sancti Petri, una zona cercana a la bahía de Cádiz. Todo ello se hizo analizando los levantamientos del terreno con un software especial que utiliza la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging).
“Los datos recogidos”, explica la Universidad de Sevilla en una nota, “han revelado la existencia de un entorno totalmente diferente al que se había hipotetizado hasta ahora: un nuevo paisaje costero y un litoral fuertemente intervenido por el hombre desde la antigüedad, con la presencia de posibles espigones, grandes edificaciones e incluso un posible muelle portuario cerrado”. En definitiva, en la Bahía de Cádiz, según Belizón Aragón y sus colegas, hay vestigios de antiguas construcciones que, señala el comunicado difundido por la Universidad, “pueden estar relacionadas con la información que autores antiguos como Estrabón, Silio Itálico o Filóstrato aportan sobre el Santuario de Melqart”, que sin embargo deben “ser investigadas para reconstruir la historia del territorio y determinar la cronología, tipología y usos de cada una de las estructuras detectadas”. Aunque los expertos que han trabajado en la investigación esperan con impaciencia los resultados del estudio: “Las fuentes documentales que hemos analizado, la información arqueológica junto con las imágenes obtenidas con los modelos digitales del yacimiento”, explica a Euronews Milagros Alzaga García, responsable del Centro de Arqueología Subacuática del IAPH, “nos hacen pensar que podría tratarse del mítico templo de Hércules”.
La continuación de la investigación, explicó además la universidad andaluza, se centrará en “la realización de investigaciones arqueológicas (terrestres y subacuáticas), estudios documentales y geoarqueológicos específicos, y muestreos paleoambientales”. Todo ello con el objetivo de “promover el conocimiento de nuestro pasado” y “poner en valor unos excepcionales restos arqueológicos que permiten a la sociedad andaluza conocer y disfrutar de un aspecto singularmente destacable de su historia”. Lo que estaba claro desde el principio para los estudiosos, pero mucho menos para quienes han establecido conexiones improvisadas con las ’Columnas de Hércules’ hablando incluso de ’restos’, es que se trata de hipótesis que aún deben ser investigadas y valoradas en profundidad. Tanto es así que, en los días posteriores, fueron comentadas con escepticismo por algunos miembros de la comunidad científica.
Quien ve con malos ojos los resultados de la investigación de la Universidad de Sevilla es Antonio Monterroso Checa, catedrático de Arqueología de la Universidad de Córdoba, que en 2020 publicó un artículo en la revista Spal de la Universidad de Sevilla sobre otra posible ubicación del Templo de Hércules, en el Cerro de los Mártires, y que cuestionó el método utilizado por sus colegas. ’Todo tiene un método y no hay ciencia sin método’, declaró al periódico local Cordopolis. “La teledetección aplicada a la arqueología tiene el suyo. Y, si no se aplica, se fomenta más la vocación de buscadores de tesoros que la de investigadores con responsabilidad sobre el patrimonio’. Monterroso Checa, entrando en detalles, dijo que la tecnología LiDAR no es comparable al radar, es decir, ”no atraviesa superficies porque es luz emitida por un sensor activo cuyo rebote se mide. Se puede utilizar para sondear como mucho unos centímetros bajo el agua, pero en una superficie indistinta. Con el agua, la luz emitida por el LiDAR tiene un efecto espejo, no la atraviesa y el procesamiento informático genera como solución un pixelado aleatorio. El RaDAR es una onda de radio que, en determinadas bandas de frecuencia, atraviesa las superficies. Son cosas diferentes".
“El choque de la luz LiDAR con el agua -explicó además Monterroso Checa- genera lo que se llama un artefacto: es decir, una mala triangulación de los puntos y una pixelización en forma de triángulos, que puede ser muy heterogénea. Lo mismo ocurre con las rocas de montaña: la tecnología LiDAR no lee bien su deformación y las alturas y triangulaciones anómalas se pixelan”. En todo caso, la propuesta del profesor cordobés es seguir buscando la posible ubicación del templo de Hércules Melqart con métodos menos aleatorios. En resumen: el debate sobre el descubrimiento continúa.
Las Columnas de Hércules son simplemente un mito. El historiador del arte Marcello Fagiolo lo explica bien en su libro Arquitectura y masonería: el esoterismo de la construcción: "si los antiguos mitógrafos atribuyeron a Hércules el levantamiento de las dos montañas en forma de columna del Estrecho de Gibraltar, algunos geógrafos como Posidonio de Apamea (siglo I a.C..C.) divulgaron la presencia de las dos columnas de bronce del templo de Melqart (el Hércules fenicio) en Gades (Cádiz), columnas que los sacerdotes locales identificaron con las del mito. El motivo de las columnas gemelas, siempre aisladas y sin función portante, era frecuente en los templos fenicios tanto en el exterior como en el interior: Heródoto recuerda las dos legendarias y preciosísimas columnas del templo de Melqart-Hércules en Tiro, la primera de oro y la segunda de esmeralda. Según la leyenda, se trataba de dos columnas que el héroe de la mitología, Hércules, habría erigido antes de realizar su décimo esfuerzo, y representaban el límite del mundo conocido.
Se trataba, sin embargo, de un mito. El arqueólogo Luca Antonelli, que ha dedicado varios estudios a las representaciones míticas del Occidente conocido, aborda el tema en un artículo publicado en 2000 en Hesperia y dedicado a Mainake, el asentamiento griego más occidental (que debía de estar cerca del estrecho de Gibraltar): el artículo cita un pasaje de Pseudo-Scymnos, autor de una obra geográfica titulada Periodos a Nicomedes y que probablemente vivió en el siglo II a.C., en el que se lee que “la desembocadura del mar Atlántico mide 120 estadios: el brazo de mar está cerrado por los promontorios de Libia y Europa. Cerca de ambas orillas hay islas separadas por unos 30 estadios, que algunos llaman las Columnas de Heracles”. Antonelli explica que en Grecia se tendía a retratar la realidad ibérica local de forma hostil y para ello se explotaba la leyenda de Heracles. De hecho, el erudito escribe que “la difusión del relato sobre las estelas que el héroe, de camino a Tarteso para enfrentarse a Gerión, habría colocado en correspondencia con el estrecho, parece asumir la función precisa de sancionar la victoria definitiva del Heracles griego sobre el bárbaro”. El pasaje de Pseudo-Scimnus introduce a continuación una variante del relato, en la medida en que el autor “asocia los monumentos no a los contrafuertes rocosos que delimitan el brazo de mar, sino a dos islas que afloran entre Abila y Calpe: Pseudo-Scimnus es testigo de esta línea tradicional, que sitúa el asentamiento griego de Mainake en las proximidades de la Columna Europea”.
Decepcionados, pues, los aficionados a la arqueología fantástica: las “Columnas de Hércules” seguirán siendo un mito...
No, nadie ha descubierto los "restos de las Columnas de Hércules" en España |
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