Sobre la escultura de la maternidad en Milán: una comisión técnica debe emitir dictámenes técnicos


¿La escultura de maternidad de Vera Omodeo, propuesta para una instalación pública en Milán, no transmite valores universales? No se trata de eso: una comisión técnica debe expresar opiniones puramente técnicas y evaluar la calidad de la obra, no su significado.

En cierto modo, lo que está ocurriendo en torno a la escultura de la Maternidad donada por los herederos de Vera Omodeo al Ayuntamiento de Milán recuerda un episodio reciente en Carrara, justo antes de las vacaciones de Navidad. Un antiguo profesor de la Academia de Bellas Artes de Carrara había donado al ayuntamiento una de sus obras, una voluminosa y cuestionable “Venus” de mármol bardiglio. más que rápidamente, en uno de los puntos neurálgicos del centro histórico, frente al Palazzo Cybo-Malaspina, actual sede de la Academia, con una actitud decisoria que también provocó la dimisión del entonces presidente de la comisión de cultura del consejo municipal. En aquel caso, la donación había sido valorada positivamente (aunque el dictamen favorable salió a la luz pocos días después, y además por un comunicado del concejal de cultura) por una comisión de valoración de obras de arte en el espacio público, sin que, no obstante, el dictamen de dicha comisión fuera publicado o al menos articulado adecuadamente, como debería ocurrir siempre en estos casos. El problema, en esencia, es idéntico: en Carrara, la comisión encargada emitió un dictamen positivo con la misma superficialidad con la que la comisión de Milán emitió uno negativo. Esto, al menos, por lo que ha trascendido de los respectivos edificios, ya que no parece que se hayan difundido los respectivos informes.

Se trata, en definitiva, de una pura cuestión de método. Es sabido que las donaciones de artistas, o herederos de artistas, a las administraciones municipales son un hecho frecuente: la cuestión es que no todo lo que llega cumple los requisitos mínimos para ser expuesto en un espacio público más o menos importante. Obras de mala calidad, obras poco significativas, obras que se adaptan mal a los contextos urbanos. Una comisión dedicada a evaluar obras de arte en el espacio público debería expresarse exclusivamente sobre la calidad de las obras y su relación con los lugares que deben acogerlas. Resulta difícil imaginar que pueda evaluar una obra en función de los valores que representa, y posiblemente descartarla si comprueba que esos valores no son “universalmente compartidos” (sería curioso saber desde cuándo la maternidad dejó de ser una condición para convertirse en un valor). Como informó Repubblica, la comisión rechazó la colocación de la obra de Vera Omodeo Dal latte materno veniamo porque “la escultura representa valores ciertamente respetables pero no universalmente compartidos por todos, como para desaconsejar su colocación en el espacio público”. Y en este caso, sin llegar a pensar que sería necesario borrar todos los monumentos instalados en el suelo público italiano, ya que es difícil imaginar monumentos capaces de transmitir valores con los que todo el mundo esté de acuerdo, basta pensar en una obra como L.O.V.E . de Maurizio Cattelan para encontrar un monumento reciente cuya instalación, delante del Palazzo Mezzanotte en Piazza Affari, no fue ciertamente una operación “universalmente compartida”. Sin embargo, en ese caso, y con razón, el Ayuntamiento decidió que la obra, instalada inicialmente para una exposición temporal, permaneciera de forma permanente.

Vera Omodeo, De la leche venimos
Vera Omodeo, De la leche venimos
Vera Omodeo, De la leche venimos
Vera Omodeo, De la leche venimos, detalle
Renderizado de la posible ubicación en la Piazza Duse. Imagen: Urbanfile
Renderizado de la posible ubicación en la Piazza Duse. Imagen: Urbanfile

En otras palabras, una comisión técnica no debe producir un dictamen político: debe producir un dictamen exquisitamente técnico. Cualquier otro tipo de valoración, que acaba proporcionando pretextos evidentes para la instrumentalización (como demuestra el debate que ha suscitado el asunto, y en el que se ha discutido de todo menos de la calidad de la escultura), debería quedar fuera de la competencia de la comisión. Así pues, cabe imaginar un dictamen que evalúe la obra en sí, su lugar en el arte de la época y en relación con los artistas de referencia para Vera Omodeo, sus cualidades formales, su posicionamiento dentro de la trayectoria de la artista, su posible capacidad para mantenerse en el contexto urbano que la habría acogido, etc. Vera Omodeo fue alumna de Francesco Messina y su escultura, obra de los años 80, sigue servilmente la lección del maestro, y sin ninguna originalidad particular. El desnudo es también un elemento típico de la poética de Francesco Messina, y la investigación sobre la feminidad es un tema recurrente en su arte. La obra de Omodeo no se aparta de la investigación del maestro, y en particular de su producción de los últimos veinte años de su actividad. Es una escultura, al menos en el caso de esta maternidad, que se acerca a Francesco Messina de manera convencional, con ligereza y cierta incertidumbre (en las proporciones, los drapeados, la definición de ciertos elementos, empezando por los dedos de las manos). Es, en esencia, la obra de un alumno de Francesco Messina.

Ahora bien, teniendo en cuenta que un monumento de estas proporciones (hablamos de una estatua más bien esbelta, de aproximadamente un metro sesenta de altura) y que se inscribe en la tradición del clasicismo del Novecento a la que Messina miraba, no alteraría, o peor aún, desfiguraría el contexto de la plaza Duse, es decir, el lugar destinado a acogerla, una plaza tranquila e íntima, una plaza que data de los años treinta (se puede decir que la escultura es hija, o tal vez nieta, del artista). (puede decirse que la escultura es hija, o quizá nieta, de esa época histórica), y por tanto no restaría plenitud al contexto urbano (la página web Urbanfile ha elaborado un interesante montaje en el que se muestra cómo quedaría la plaza si se instalara allí la maternidad de Omodeo), la única pregunta que tiene sentido es si esta obra tiene o no la cualidad de convertirse en monumento. Y si se cree que la obra no tiene esa cualidad, que no depende de la calidad de la plaza que ha de recibirla, en lugar de sugerir que se instale en contextos privados o religiosos en base a connotaciones que la obra no parece tener (como han explicado los herederos, está vinculada, si acaso, a la historia biográfica de la artista, que fue capaz de superar una enfermedad que podría haberle impedido tener hijos), sería sin duda más útil y más adecuado subrayar que los motivos de la negativa tienen que ver exclusivamente con la obra en sí.

Luego hay una última cuestión: como se había previsto, todavía no es posible leer el informe de la comisión, por lo que todos estamos hablando del asunto a partir de algunas virguerías confiadas a los primeros periódicos que relanzaron la noticia. Pues bien, a través del Corriere , el alcalde Sala ha hecho saber que el expediente será reexaminado. Sea cual sea la opinión del nuevo grupo de expertos que deberá evaluar la estatua del Omodeo, sería conveniente que se publicara el eventual informe técnico. En aras de la claridad y la transparencia. Y porque así al menos tendríamos más elementos para discutir.


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