La reforma de 2014 devolvió a algunas instituciones culturales al centro del debate


La reforma de 2014, de la que se celebra el décimo aniversario, ha tenido varios méritos, entre ellos el de devolver a ciertas instituciones culturales al centro del debate social y político: los directores de museos se han convertido en protagonistas de la innovación cultural. Pero eso no es todo.

Durante muchos años, mi formación jurídica me ha hecho perplejo (obviamente en vano) ante la costumbre, predominantemente periodística, de vincular las reformas al nombre de un político, por muy meritorio que sea, y no al alcance de la reforma en sí. En efecto, los padres de esta reforma son mucho más antiguos que los que la firmaron en 2014, y entre ellos deben recordarse algunas regiones, el trabajo parlamentario de muchos años antes, los sentidos llamamientos del ICOM y de muchos estudiosos del tema, especialmente sobre la necesidad de dotar de mayor autonomía a los grandes museos italianos.

Hablar de un décimo aniversario es iluminar el acto de concepción, es decir, el decreto ministerial de 2014, que indica la primera luz de esta reforma, es decir, el coraje de empezar, pero al mismo tiempo, precisamente 10 años después, la mayor sombra, es decir, el voluntarioso decreto ministerial en lugar de un compromiso orgánico del Parlamento. De hecho, desde hace varios años sigo convencido de que todo el ámbito cultural nacional necesita una ley orgánica que abarque también las prácticas de las regiones y otras entidades territoriales, en un verdadero esfuerzo sistemático1.

Entre los indudables méritos de la reforma, cabe mencionar en particular la capacidad de devolver a determinadas instituciones culturales al centro del debate social y político en Italia, por ejemplo convirtiendo a ciertos directores de museos en extraordinarios protagonistas de la innovación cultural y haciendo de ellos un conocido punto de referencia para la opinión pública. Esto ha tenido un efecto en cadena en el candelero mediático para todo el sector cultural, dándole un mayor valor político y poniendo de relieve el gran impacto en la economía de las intervenciones sobre la gobernanza cultural dirigidas a una relación más eficaz entre el patrimonio cultural, la ciudadanía circundante y los numerosos visitantes de nuestro territorio. El impacto en la riqueza nacional ha sido certificado por importantes agencias especializadas y por el Banco de Italia. La atención prestada a la contemporaneidad y a los suburbios ha sido también sin duda digna de elogio, pero hay que recordar que estos ámbitos en particular, aunque descuidados durante demasiado tiempo, son transversales (como la fotografía, la arquitectura, la seguridad) y sus problemáticas no pertenecen a una oficina, sino a todas.

El segundo gran mérito es el de haber identificado un criterio de selección de los directores caracterizado por una amplia publicidad de los procedimientos y por el indudable prestigio de las personas llamadas a seleccionar a los directores de los museos, que finalmente podrían ser elegidos también a partir de experiencias externas. Este mérito está pues ligado a una primera atención del sistema ministerial cultural italiano a la pluralidad de experiencias necesarias para la dirección de instituciones culturales, que fue también la base de la idea de una superintendencia única, intento que ha visto sus resultados positivos en el inicio de la construcción de una clase directiva con formación interdisciplinar en la medida de lo posible a la espera de prácticas específicas de selección y formación para la capacidad de dirigir grandes instituciones culturales que por su propia naturaleza son inevitablemente polisémicas. La reforma inició un primer paso en el necesario proceso de superación de la muy mala costumbre de tener que promocionar como directores a quienes se han distinguido claramente por sus excelentes capacidades técnicas, con el único fin de poder otorgarles un salario digno, olvidando que dirigir una profesión (para algunos una predisposición o un talento) requiere en sí misma unas vías de selección específicas. Por lo tanto, entre las esperanzas de futuro está sin duda la necesidad de crear una carrera profesional y técnica que alcance salarios acordes con esa medida capaz de no forzar a la dirección a personas que no estén interesadas o no sean aptas para tales responsabilidades.

Italia, en palabras de Caterina Bon di Valsassina e Madrisio, promotora de un libro sobre el tema, necesitaba "valorizar la protección"2, pero al mismo tiempo necesitaba proteger la valorización. En aquella década estaba dando sus primeros pasos reales en los pasillos del ministerio envuelto en quejumbrosas batallas de retaguardia3, cuando en cambio había visto experiencias interesantes y avanzadas en algunas regiones. Desde entonces, toda ocasión debería ser oportuna para recordar que protección y valorización son caras de la misma moneda, sobre todo si accedemos a una correcta interpretación del artículo 9 de la Constitución, cuya primera referencia es el desarrollo de la cultura4.

De ahí el tercer gran mérito de esta reforma, que fue cristalizar unos niveles mínimos de calidad para los museos y sitios culturales, con un proceso participativo que sentó las bases del sistema nacional de museos5.

Entre los puntos más dolorosos del balance de esta reforma estuvo la falta de un esfuerzo rápido y radical para simplificar los procedimientos administrativos, para dar autonomía a los museos también en la gestión de los recursos humanos, para reformular la normativa sobre seguridad (con demasiada frecuencia una misión imposible de yuxtaponer a las sanciones penales) adaptándola realmente a las posibilidades de intervención en palacios y edificios antiguos. Era el momento adecuado para asignar los recursos necesarios a las deudas pasadas de las superintendencias e institutos sucesores, para mejorar las relaciones con las universidades y con el sector privado, aquellas empresas que demostraron ser verdaderamente proactivas. Era el momento adecuado para encontrar recursos que pudieran ofrecer un empleo más estable y mejor remunerado a las generaciones más jóvenes que alimentan incansablemente, a costa de enormes sacrificios, lo mejor de la protección y de las relaciones entre los museos y los visitantes reales y potenciales, entre la oferta cultural y la sociedad.

Ministerio de Cultura
Ministerio de Cultura

Hacia estos objetivos, espero que por medio de una ley orgánica, veo los retos del futuro próximo para las regiones, los municipios y para el Ministerio de Cultura, que ahora se embarca en una nueva reorganización. Los futuros responsables de los departamentos concebidos en el reciente decreto podrían trabajar en pos de estos objetivos.

Notas

1 He escrito extensamente sobre este tema. Los escritos están disponibles en el portal www.academia.edu. Entre ellos señalo:

A. LAMPIS; Quale formazione per il lavoro culturale nella amministrazione pubblica? Rapporto Federculture 2023, ed. Cangemi, pp. 207-211.

A. LAMPIS; Por una gobernanza sostenible de la cultura, Letture Lente AgCult, 8 de abril de 2023

A. LAMPIS; Desarrollo de la cultura en los próximos años: por qué los procesos de gobernanza serán cada vez más importantes; en: ÆS - Arts+Economics, octubre, 2023, 12, pp.8-16.

A. LAMPIS; El trabajo cultural público. Peculiaridades del sector y figuras de liderazgo, en A. TAORMINA (cur.), Trabajo cultural y empleo, Milán 2021, Franco Angeli, pp. 52-62.

A. LAMPIS; La reforma de los museos estatales impulsa una nueva gobernanza de las instituciones culturales, en Economia della Cultura, Revista trimestral de la Asociación para la Economía de la Cultura; Il Mulino, 2/2020, pp. 173-190, doi: 10.1446/98406

A. LAMPIS, entrada Museo en Treccani Atlas http://www.treccani.it/magazine/atlante/cultura/Museo.html

3 Cf. A. LAMPIS, Introducción al volumen: L. DAL POZZOLO, Il patrimonio culturale tra memoria, lockdown e futuro, Editrice Bibliografica, 2021.

4 AA.VV., Culture as a right: constitutional roots, policies and services ebook publicado por Associazione Civita, A&A Studio Legale; descargable desdehttps://www.civita.it/Associazione- Civita/Activities/Publications/Other-Publications/Culture-as-a-right: constitutional-roots-policies-and-services

Esta contribución se publicó originalmente en el número 21 de nuestra revista impresa Finestre sull’Arte en papel. Haga clic aquí para suscribirse.


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