Val Formazza, qué ver: 10 lugares que no hay que perderse

Estamos en el extremo norte del Piamonte: Val Formazza es la última rama de Val d’Ossola, atravesada por el río Toce, cuyo nacimiento se encuentra en las montañas de la frontera suiza. Inmerso en los Alpes Lepontinos, Val Formazza, totalmente perteneciente a la provincia de Verbano-Cusio-Ossola y dominado por el Blinnenhorn (el “Corno Cieco”, la montaña más alta del valle), de 3.374 metros de altitud, está encajonado entre los Alpes del Monte Leone, por un lado, y los Alpes del Tesino, por el otro, y se sitúa entre los cantones suizos de Tesino y Valais. Es un lugar popular entre los aficionados a la montaña por sus numerosos senderos, las posibilidades de largas caminatas en medio del magnífico paisaje alpino, incluso cruzando a territorio suizo para llegar a los pueblos del lado opuesto de las montañas que coronan el valle. Los amantes del deporte adoran Val Formazza para practicar esquí alpino, esquí de fondo y esquí de montaña. Además, Val Formazza tiene un importante papel histórico como tierra de la comunidad walser, población de origen germánico que habita los valles que rodean el Monte Rosa: Val Formazza fue su primer asentamiento en territorio italiano, y aquí viven los walser (palabra que deriva de “walliser”, es decir, “valaisano”) desde el siglo XIII. No sólo naturaleza, pues. Por eso hemos seleccionado diez lugares que no hay que perderse en Val Formazza.

1. Riale

Aldea del disperso municipio de Formazza (el único del valle), Riale es el pueblo más septentrional del Piamonte, así como uno de los más altos, con sus 1.718 metros sobre el nivel del mar. Es uno de los primeros pueblos fundados por los Walser, que llegaron a Val Formazza en la Edad Media desde el cantón del Valais a través del paso de Gries (en lengua Walser, Riale se llama Chärbäch). Popular para el senderismo y, en invierno, para el esquí de fondo, Riale es un bonito conjunto de casas, algunas antiguas, del siglo XVIII, como atestiguan pinturas e inscripciones en la fachada, que ocupan los prados al pie del puerto de San Giacomo. Sobre una loma cubierta de hierba se alza el oratorio de Sant’Anna, una pequeña iglesia de principios del siglo XX que se ha convertido en uno de los símbolos de Val Formazza por su aspecto paisajístico.

2. Las casas Walser

Son los edificios más reconocibles de los pequeños pueblos de Val Formazza: Las casas típicas de los Walser, que aún hoy habitan Val Formazza (el 17% de los habitantes del municipio de Formazza son nativos de Walser, y el 60% sabe hablarlo), son fácilmente identificables por los cimientos de piedra y la planta baja sobre la que se apoya el cuerpo del edificio (que puede (ser de varias plantas), de madera (generalmente de alerce, planta que abunda en estos parajes), con balcones también de madera, todo ello coronado por un tejado inclinado de losas de piedra perdidas y planas también típico de los valles alpinos. Es imposible abandonar Val Formazza sin fotografiar un grupo de casas Walser.

3. La Cascada del Toce

También conocida como “la Frua” (Frütt Fall en alemán), la Cascada del Toce es una de las más espectaculares y pintorescas de los Alpes. Está formada por el río Toce, que, poco después del lago Morasco, salta 143 metros sobre las rocas, a poca distancia de la carretera estatal que atraviesa el valle de Formazza. La cascada del Toce no siempre está abierta (suele ocurrir en verano), por lo que conviene informarse de los días y horas en que es posible admirar el espectáculo del agua precipitándose por la caída, que también admiró el compositor Richard Wagner, que vio la cascada en su descenso desde Suiza a Italia. Una curiosidad: en 2003, la Cascata del Toce fue por primera vez la meta de una larga etapa alpina del Giro de Italia, la decimonovena de esa edición, y fue ganada por Gilberto Simoni, que terminó primero tras 236 kilómetros de carrera (Simoni acabaría ganando el Giro de 2003).

4. Museo Casa Forte di Ponte

La Casa Forte di Ponte es el museo etnográfico del pueblo Walser de Val Formazza y, por tanto, el lugar donde aprender todo sobre su cultura. Se trata de un edificio del siglo XVI construido en 1569 por un rico terrateniente de la zona, Antonio Zur Schmitten, y antiguamente era la sede del ammano, el jefe de la comunidad local, pero también servía de almacén para las mercancías que viajaban entre el valle de Ossola y Suiza. Los lugareños la llaman “Schtei Hüs”, o “casa de piedra”. El museo, que puede visitarse en verano (de nuevo, conviene informarse sobre los horarios de apertura), recoge artefactos y objetos que narran la vida de la comunidad de Walser, dedicada principalmente a la agricultura, la ganadería ovina y la montaña: hay herramientas para trabajar la tierra y productos animales (como lana y leche), y fotografías que documentan cómo se vivía antaño en estas zonas.

5. La iglesia de San Bernardo di Mentone

Es la iglesia parroquial de Val Formazza y da nombre a la aldea en la que se encuentra, Chiesa (en walser, sin embargo, “In der mattu”, que significa “En los prados”). El edificio original se construyó a finales del siglo XIV, después de que los Walser del valle enviaran quejas al obispo de Novara porque no disponían de un lugar de culto propio y para asistir a misa tenían que bajar a Baceno o Crodo, los dos centros del cercano valle Antigorio. La iglesia de los Santos Bernardo y Carlos, también conocida como iglesia de San Bernardo de Mentone, respondía a sus necesidades. El edificio actual, construido en el siglo XVII y ampliado en el XVIII, presenta una fachada saliente precedida de un pronaos sostenido por columnas pareadas, y un alto campanario de piedra con decoraciones de motivos geométricos. En su interior destacan las esculturas de madera que representan la principal forma de arte de Val Formazza.

6. El lago Morasco

Val Formazza también es conocida por su explotación de la energía hidroeléctrica, que junto con las actividades relacionadas con el turismo constituye la principal fuente de ingresos de esta tierra. Por ello, se han construido numerosos embalses para utilizar la fuerza del agua como generador de energía: el propio lago Morasco se formó con la presa construida en los años 30 por la empresa Edison, de 564 metros de longitud y 55 metros de altura. Sin embargo, la construcción de este lago, hoy una espléndida vista enclavada en los Alpes, también tuvo la cara negativa de la moneda: para la construcción de la presa fue necesario inundar el antiguo pueblo de Morasco, un asentamiento del siglo XV y uno de los pueblos walser más antiguos de Val Formazza.

7. Lago de Antillone

El pueblo de Antillone (Puneigä en Walser) es uno de los más característicos de Val Formazza y tiene una particularidad: no está habitado todo el año (de hecho, sus viviendas se han convertido ahora en casas de vacaciones). El pueblo se extiende alrededor de un pequeño lago alpino, el lago Antillone, rodeado de bosques de coníferas: especialmente impresionante en invierno es el espectáculo de la nieve que lo cubre cuando la superficie está helada. Sin embargo, hay muchos otros lagos en la zona: varios itinerarios de excursión ofrecen fáciles paseos por senderos que llevan a los caminantes a los numerosos pequeños lagos alpinos que salpican el valle de Formazza.

8. El Camino del Abad

Una ruta histórica que lleva el nombre del abad Nicolao de Rodis-Baceno, que vivió en el siglo XIII y recorrió el camino desde Baceno, en el Valle Antigorio, hasta Disentis, en los Grisones suizos, en 1296, para convertirse en abad del monasterio de Disentis. Esta ruta revive ahora los pasos de un antiguo e importante itinerario de montaña, para ofrecer a los viajeros un fascinante itinerario de excursión que une Italia y Suiza recorriendo los caminos que llevaron al abad Nicolao desde su casa de Baceno hasta el importante monasterio benedictino al otro lado de los Alpes.

9. La sala histórica del Club de Esquí Formazza

Fundado en 1911, el Sci Club Formazza es uno de los clubes de esquí más antiguos de los Alpes. En Riale, en una sala perteneciente al Sci Club, se ha abierto una Sala Histórica que, a través de una exposición de recuerdos, trofeos y fotografías, relata no sólo más de un siglo de éxitos de esta escuela de esquí, sino también la historia de la difusión del esquí alpino en Val Formazza.

10. Canza

Canza (Früttwaald en walser, que significa “bosque de la cascada”), situado a 1.418 metros sobre el nivel del mar, es un pueblo característico de Val Formazza, y es uno de los asentamientos walser mejor conservados, a pesar de haber sido gravemente dañado por una avalancha en 1951. Aquí se pueden encontrar interesantes ejemplos de casas walser, pero Canza es también un punto de partida ideal para muchas excursiones a los picos, bosques y lagos de Val Formazza.

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