Un laberinto sobre la crisis medioambiental. El antropoceno laberíntico de Piero Gilardi

¿Se puede hablar de la actual crisis climática a través de un laberinto? Según Piero Gilardi (Turín, 1942 - 2023), artistadel Arte Povera a finales de los 60 y posteriormente uno de los artistas que más trabajó las conexiones entre arte y medio ambiente, la respuesta es definitivamente sí. Y para conocerla hay que ir al PAV, el Parco Arte Vivente de Turín, un centro experimental de arte contemporáneo al aire libre, concebido por el propio Gilardi, que quería hacer de él una “incubadora de conciencia ecológica”, y nacido en 2008: un parque construido sobre lo que fue una zona industrial en el barrio de Filadelfia, que a lo largo de los años se ha ido llenando de instalaciones medioambientales, realizadas en su mayoría con plantas y vegetación, y que fue concebido como una especie de museo al aire libremuseo al aire libre que, sin embargo, no responde a una estructura consolidada, sino que crece según una perspectiva de evolución constante, también a través de las conexiones naturales que se crean, a menudo de forma inesperada, entre las plantas, los animales y los seres humanos que visitan el PAV.

En el interior del PAV, en 2018, Piero Gilardi dio forma a su Laberinto Antropoceno, un laberinto que aborda el tema de los problemas medioambientales que afligen a la humanidad, en línea con la investigación de la última fase de la carrera del artista, totalmente dirigida a espolear la empatía por el entorno natural y, en particular, a desarrollar la conciencia en torno al tema de la sostenibilidad medioambiental. La reflexión de Gilardi parte del concepto de "antropoceno " (término utilizado por primera vez por el químico holandés Paul Jozef Crutzen en 2000), término empleado para indicar la época geológica actual, caracterizada por las numerosas modificaciones que sufre el medio ambiente a causa delser humano (la palabra griega ántropos significa “ser humano”). En la perspectiva de Gilardi, sin embargo, el ser humano, además de ser el actor que modifica el medio ambiente, es también quien lo devasta, quien lo conduce hacia la destrucción. Conceptos como “crisis climática”, "adaptación climática", “emisiones de carbono”, "energías renovables", “transición ecológica”, "biodiversidad " y muchos otros han pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana. Todos hemos debatido y debatimos sobre ellos. Y todo el mundo está de acuerdo en que la actual crisis climática acarreará enormes problemas a la humanidad, a menos que empecemos a hacer algo al respecto ahora.

En la obra de Gilardi, las causas de la crisis actual se atribuyen en parte al sistema capitalista orientado al crecimiento constante, que necesita explotar los recursos del planeta para alimentarse, y en parte a la propia naturaleza delhomo sapiens visto como “colonizador voraz y ’pirómano’”, como explica la portada de la obra. Sin embargo, hay sociedades y comunidades que se resisten a la perspectiva neoliberal, anteponiendo las razones del sistema capitalista a las de la protección del medio ambiente. Sobre este terreno se desarrolla El laberinto del Antropoceno. Concebida en 2017, la obra se inauguró al año siguiente con motivo delPrograma de Arte 2018 del Parco Arte Vivente, dedicado precisamente a temas relacionados con el antropoceno, culminando con La motra de Dios-Trick comisariada por Marco Scotini.

“Todo se remonta a 2017 -explicó Gilardi-, cuando leyendo textos de ecología descubrí la palabra ’antropoceno’, que significa que el hombre, nosotros los seres humanos, tenemos un impacto sobre la tierra similar a una fuerza geológica. No es que simplemente perturbemos la atmósfera con nuestros humos, no: estamos cambiando la estructura de la atmósfera y de la corteza terrestre. Pensar que el hombre es una fuerza geológica, y que hemos cambiado de era, es decir, que hemos pasado del Holoceno al Antropoceno, es un salto de escala en todo el razonamiento que conlleva el colapso ecológico de nuestro planeta y los remedios y transformaciones que son cada vez más urgentes”.

La obra consta de dos momentos distintos: primero se entra en un espacio oscuro, un prólogo virtual compuesto por una instalación que alterna un momento narrativo con un momento interactivo y muestra a los visitantes, a través de proyecciones, imágenes apocalípticas (por ejemplo, la extinción de especies vegetales y animales) causadas por las consecuencias extremas de la crisis climática, y un suelo en el que se pide al público que limpie el mar de residuos y contaminación polucionante. Al final del prólogo, a través de un túnel, se sale al aire libre y se entra en el laberinto propiamente dicho: tiene forma semicircular, está formado por setos de ciprés y no tiene recorrido obligatorio. Corresponde a los visitantes encontrar la salida, evitando así rincones ciegos o pasadizos vacíos, en los que, sin embargo, pueden encontrar quioscos de madera, similares a los habituales en los parques, donde se encuentran ejemplos virtuosos de grupos y comunidades que, en todo el mundo, desde Estados Unidos a Europa y más allá, muestran propuestas virtuosas para demostrar cómo es posible vivir de forma sostenible en el planeta: Por ejemplo, el proyecto Ocean Cleanup en Japón (barreras flotantes que filtran los plásticos de los océanos) o Recology en San Francisco (un sistema de recogida de reciclaje en toda la ciudad). Y, en consecuencia, señalan formas de salir del laberinto.

"La estructura de esta instalación -continúa explicando el artista al ilustrar su obra- propone un recorrido laberíntico, como laberíntica es la percepción de la crisis medioambiental en una opinión pública martilleada por múltiples factores de incertidumbre existencial -del cambio climático a los flujos migratorios, del terrorismo a las amenazas de guerra- y desorientada por la retórica manipuladora de los grandes medios de comunicación. Se trata de un denominado laberinto multiviario en el que los visitantes, en su búsqueda de la salida, se encontrarán a menudo en puntos ciegos que, a través de quioscos gráficos, les propondrán algunas preguntas cruciales para identificar las “salidas” operativas y sociales del “laberinto del Antropoceno”.

Un laberinto, por tanto, como vía de sensibilización del visitante ante las cuestiones que atañen al futuro del planeta: la desorientación que se siente en el laberinto es la misma que se siente ante la inquietud provocada por la crisis climática y las múltiples amenazas relacionadas con ella, pero al mismo tiempo es también un medio para mover a la acción a quienes la sienten, o al menos para hacerles conscientes del resultado ecológico de sus acciones. Este es, al menos, el objetivo de Antropoceno laberíntico. La historiadora del arte Gaia Bindi, antigua colaboradora de Piero Gilardi en el PAV, en su libroArte, ambiente, ecologia (publicado por Postmedia Books, 2019), en el que hace balance de las obras contemporáneas más interesantes que desarrollan temas medioambientales, menciona el Labirintico Antropoceno como una obra que se desarrolla a través de tres prácticas creativas (el reincanto hacia elentorno natural, la reflexión sobre el proceso de degradación y las consiguientes tecnociencias de la sostenibilidad, y la invitación a la creación de experiencias colectivas) y representa una de las obras más articuladas de Gilardi sobre el tema medioambiental.

“Con esta instalación”, dijo de nuevo el artista, “me gustaría comunicar al público, a la gente que viene aquí, y que también puede hacer comentarios interactuando a través de sus smartphones, la sensación de que realmente hemos llegado no al fin del mundo, sino al fin de un mundo: el mundo antrópico, el mundo del antropocentrismo, el mundo que ha llevado al dominio tecnológico absoluto sobre la naturaleza. Pero la naturaleza nos está dando ahora todas sus señales de agotamiento, de cansancio. Muchos dicen que estamos preocupados porque nuestro hábitat se va a acabar: pero los que de verdad creen esto, los que se han adherido a la ecología profunda, piensan en cambio en todos los demás seres vivos, en esta interacción que existe entre nosotros, los animales, las plantas y también el mundo inanimado. Todo está conectado por una interacción continua y vital”. Con la idea, sugerida por Gilardi, de que el arte actúa sobre la sensibilidad de todos.

Un laberinto sobre la crisis medioambiental. El antropoceno laberíntico de Piero Gilardi

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