Génova, San Pietro in Banchi: ¡una iglesia construida sobre (y gracias a) las tiendas!

Entre las varias sorpresas que guardan las callejuelas del centro histórico de Génova, hay una muy especial: la iglesia de San Pietro in Banchi. Llegar es muy fácil: desde Piazza Caricamento, basta con dejar el Palazzo San Giorgio a la derecha y seguir recto unas decenas de metros. Encontrará la iglesia a su derecha.

La peculiaridad más evidente de esta iglesia es el hecho de que está construida sobre unas tiendas: la razón de esta solución más única que rara nos remite a la historia del edificio. En el emplazamiento de la iglesia que hoy podemos admirar, había otra muy antigua (fue construida mucho antes del año mil: al parecer en 972) que se llamaba San Pietro della Porta, y cuyo recuerdo perdura hoy en una calle llamada “via di San Pietro della Porta”. En la misma plaza donde hoy se levanta la iglesia se encontraba, de hecho, una de las antiguas puertas de acceso a la ciudad, y la iglesia de San Pietro della Porta, dada su proximidad al puerto, era en la que se detenían todos los que llegaban a Génova por mar.

Sin embargo, en 1398, un enfrentamiento entre diferentes facciones políticas provocó la destrucción de la iglesia, que quedó en ruinas durante un incendio. Dos siglos más tarde, en 1572, al final de una peste que había azotado la ciudad, se decidió reconstruirla: las obras finalizaron ocho años después. Esto ocurrió durante el apogeo de la economía de la República de Génova: parte de la construcción, sin embargo, tuvo que ser autofinanciada. Así que se decidió completar la iglesia con los fondos obtenidos del alquiler de los talleres que se abrieron en los locales creados dentro de la base sobre la que se levantaba la propia iglesia. La idea tuvo éxito, los talleres se alquilaron y ¡se pudo terminar la iglesia! Los genoveses demostraron así una modernidad nada desdeñable, y aún hoy los locales del sótano se utilizan para actividades comerciales.

Y también era una iglesia importante, porque la plaza en la que se levanta, la Piazza Banchi, era el centro de la actividad económica de la antigua Génova. Hoy se nos presenta con su aspecto severo, pero suavizado por las decoraciones trampantojo, es decir, aquellas por las que los elementos arquitectónicos, en lugar de ser reales, están pintados. Columnas, cornisas, balaustradas, terrazas: todo pintado, de lejos parecen de mármol, ¡pero en realidad son pinturas! Esta técnica es muy común en Liguria debido a que el aire salado del mar podría ser perjudicial para muchos materiales utilizados en arquitectura (¡pero también hay quien piensa que se debe a la proverbial parsimonia de la gente de estas tierras!)

Toda la iglesia está construida sobre este zócalo-terraza, y está unida a la plaza por una gran escalinata: todo ello contribuye a dar una sensación de grandeza al edificio, realzada por los dos campanarios situados a ambos lados de la fachada. Una fachada dividida en tres partes, marcadas por los tres grandes arcos del pórtico, y una fachada caracterizada por los colores rojo y verde (además del blanco de la arquitectura de imitación). El diseño fue concebido por el arquitecto Bernardino Cantone, que se inspiró abiertamente en un conocido proyecto del arquitecto perugino más famoso (pero también activo en Génova) Galeazzo Alessi, a saber, la Basílica di Santa Maria Assunta di Carignano, probablemente la iglesia más imponente de la ciudad (es visible desde muchas partes de Génova y es uno de los primeros edificios que uno nota al llegar desde el mar).

Más atrás, podemos ver la silueta de la cúpula. Más allá del pórtico, nos dirigimos al interior, de una sola nave con capillas laterales, pero particularmente suntuoso: magníficas decoraciones de mármol (¡esta vez auténtico!), estucos, valiosas obras maestras del arte genovés de los siglos XVI y XVII. Tenemos una Inmaculada Concepción de Andrea Semino (situada en la capilla dedicada precisamente a la Inmaculada Concepción), tenemos estatuas de Taddeo Carlone y Daniello Casella, tenemos frescos de Andrea Ansaldo. El retablo es, en cambio, obra de Cesare Corte y el protagonista es, por supuesto, San Pedro.

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