Maniago, municipio friulano de unos 12.000 habitantes situado en la provincia de Pordenone, se ha hecho mundialmente famoso por su antigua tradición en la fabricación de cuchillos y todo tipo de herramientas cortantes. De hecho, el comienzo de la historia de los herreros de Maniago se remonta a 1453, cuando Nicolò di Maniago obtuvo permiso del Magistrato delle Acque (Autoridad de Aguas) de Venecia para canalizar el agua del torrente Colvera hacia una acequia, a lo largo de la cual se construyeron posteriormente varios batidores de hierro en cambios de elevación, dentro de los cuales comenzaron a fabricarse espadas y armas de asta para la República de Venecia, así como herramientas para la agricultura. Desde entonces, Maniago, hoy sede del Distrito de la Cuchillería, ha dado a luz a cientos de herreros y cuchilleros.
Esta antigua tradición se sigue contando en un museo dedicado a ella: el Museo dell’Arte Fabbrile e delle Coltellerie (Museo del Arte de la Herrería y de la Cuchillería), situado en la gran planta industrial, lugar simbólico de la historia manufacturera de Maniago, que inició su actividad en 1907 con el nombre de Co.Ri.Ca.Ma (Coltellerie Riunite di Caslino e Maniago). La fábrica estuvo en funcionamiento hasta su cierre en 1972 y empleó a cientos de trabajadores. Desde 2009 se ha convertido en museo, tras ser adquirida por el municipio y recuperada de su estado de abandono.
El resultado es una exposición que cuenta la historia del nacimiento y desarrollo de la producción local e industrial de objetos cortantes. La primera parte del recorrido museístico reconstruye las fases histórico-productivas, los entornos y las herramientas de los herreros de Maniago, comenzando por los primeros batidores de hierro construidos junto a la acequia y llegando hasta la inducción y la metalurgia actual. En una sección posterior, se experimentan los materiales, las formas y las dimensiones de los objetos cortantes, en particular la hoja y el mango, y se analiza su evolución. A continuación, se relata la historia de la producción local, desde las herramientas utilizadas por los campesinos hasta las destinadas a otros oficios específicos, para mostrar herramientas nuevas y modernas, en las que el diseño también desempeña su papel.
Otra sección está dedicada al cuchillo como objeto simbólico ambivalente, tanto en su función de herramienta indispensable en la vida cotidiana como en su uso como arma, con ejemplos que van desde la mitología clásica hasta la historia del arte y las tradiciones populares.
En 2016, los ciudadanos de Maniago comenzaron también a protagonizar la historia de su patrimonio a través de la recogida, documentación y puesta en valor de las piezas expuestas, en un proceso participativo en el marco de la sala LAMEMORIA. Una exposición en el museo que gira en torno a seis temas profundamente interconectados, pero al mismo tiempo independientes en la narración de sus contenidos; un viaje multisensorial que el público puede experimentar libremente. Se han reconstruido seis grandes mapas con la ayuda de los ciudadanos, que muestran dónde están y dónde estaban los talleres, los obradores y las empresas dedicadas a la producción. 444 lugares de producción cartografiados, cada uno con su propia historia, personajes y anécdotas, y presentados en una exposición nacida de la memoria compartida de muchas personas.
El museo es visitado cada año por miles de personas, deseosas de conocer la historia de esta pequeña comunidad friulana, considerada una de las capitales mundiales más importantes de la fabricación de cuchillas. El museo se creó gracias a un grupo de artesanos y administradores que empezaron a recopilar materiales, conscientes de la singularidad de Maniago en su estrecha relación con las cuchillas y con el deseo de crear un lugar donde contar y preservar esta tradición centenaria. Así, comenzó a reunir maquinaria en desuso, productos semiacabados, objetos de uso común en los talleres y documentos: todo ello formó el núcleo del primer itinerario museístico ubicado en la Filanda, actual sede de la Biblioteca Cívica. Hubo que esperar hasta el 25 de abril de 2009 para que la nueva exposición se instalara en el interior de la gran nave industrial, cuando cortó la cinta una de las antiguas obreras que había trabajado en la fábrica desde que era una niña y que, con cien años cumplidos aquel día de hace trece años, volvió allí para la inauguración del museo.
Apoyándose en su antigua tradición, el museo ofrece también a los visitantes más jóvenes una gran atención didáctica, proporcionando experiencias tanto a los niños de guardería, que inventan su propio cuchillo después de la visita, como a los más mayores, que tienen la oportunidad de probar suerte fabricando un untable de madera creado junto con una empresa local. También está el Centro de Interpretación de la Artesanía, que en verano se convierte en un hervidero de creatividad con oportunidades para conocer y aprender artesanía.
El museo también cuenta con un gran número de colaboradores que a lo largo de los años se han implicado en las actividades del museo, como visitas guiadas, ordenación de archivos, asesoramiento técnico sobre materiales y planificación educativa, y que en 2019 se reunieron en laAsociación de Amigos del Museo.
El Museo dell’Arte Fabbrile e delle Coltellerie no es, por tanto, testigo de un mundo perdido y desaparecido, sino de una realidad productiva que sigue viva en la zona y sigue siendo una oportunidad continua de diálogo e intercambio.
Para más información: www.museocoltelleriemaniago.it
El Museo Maniago de Arte Manufacturero y Cuchillería: la tradición compartida se convierte en narración |
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