Conocer a los príncipes etruscos. Un itinerario de Chianti a Valdichiana


La provincia de Siena contiene numerosos testimonios de la vida de los príncipes etruscos. Un itinerario por los museos de la zona, desde Chianti a Valdichiana pasando por Val di Merse.

La actual provincia de Siena fue en la antigüedad una zona central para la civilización etrusca. Aquí se encuentra Chiusi, una de las ciudades de la dodecápolis etrusca, las doce ciudades-estado que formaban la Liga Etrusca. actividades económicas y el comercio de los etruscos, ya que era un importante punto de paso entre las ciudades del sur de Etruria, como Vulci, Volsinii, Perugia, Cortona y Arezzo, y las regiones del norte, donde los etruscos se habían expandido. Como resultado, aún se conservan en la zona muchos testimonios de la civilización etrusca.

Las ciudades de los etruscos estaban gobernadas en la antigüedad por príncipes, los lucumoni, que tenían prerrogativas similares a las de los antiguos reyes de Roma, ya que ostentaban el poder político, militar, religioso y judicial. Entre los siglos VI y V a.C., se produjo una transición del orden monárquico al republicano: en muchas ciudades, el cargo más alto pasó a ser el dezilath, un magistrado cuyo mandato estaba limitado en el tiempo. Nos quedan abundantes pruebas de la fase más temprana, cuando las ciudades estaban gobernadas por los lucumoni. Los enterramientos y objetos encontrados en la zona nos proporcionan información interesante sobre la vida de la clase aristocrática que gobernó las ciudades de Etruria durante siglos. He aquí, pues, un itinerario por los museos de la zona para descubrir... vida de los príncipes etruscos.

1. Castellina in Chianti

El Museo Arqueológico del Chianti Sienés, perteneciente a la Fundación Museos Sieneses, conserva dos preciosos testimonios. El primero es el carro de Montecalvario, elemento destacado del rico ajuar de una de las cuatro tumbas del Túmulo de Montecalvario (siglos VII-VI a.C.), tumba aristocrática que representa y simboliza, quizá más que ningún otro asentamiento, la presencia de la civilización etrusca en la zona del Chianti (se encuentra a unos cientos de metros del museo). Se trata de un hallazgo de extraordinaria belleza y rareza, con pocos iguales en todo el norte de Etruria. Para los “príncipes etruscos”, presentes también en la zona del Chianti entre los siglos VII y VI a.C., el carro representaba un prestigioso símbolo de rango, función y riqueza, más que un instrumento de guerra propiamente dicho. El segundo es elescarabajo de cornalina, que recuerda a la otra gema similar hallada en Poggio La Croce. Sin embargo, este ejemplar, que está casi intacto y aún conserva un resto del anillo de bronce de la varilla en el que estaba insertado, permite captar la representación casi completa de la cara grabada como sello: un hombre, desnudo, se eleva sobre un perro agazapado en el que los excavadores sugieren reconocer a Heracles enfrentándose al perro Cerbero, pero que también recuerda otras escenas, representadas en los escarabeos, de hombres jugando con perros. Pertenece a la producción del estilo “globular” (siglo IV a.C.).

El túmulo de Montecalvario
El túmulo de Montecalvario
El carro Montecalvario
El carro de Montecalvario

2. Murlo

ElAntiqurium de Poggio Civitate - Museo Arqueológico alberga el llamado “cappellone” de Murlo. Se trata de una de las estatuas acroteriales realizadas para el palacio principesco que en época etrusca se alzaba sobre la colina de Poggio Civitate, importante asentamiento en el centro de las rutas viarias que comunicaban las ciudades del interior con las de la costa. Para el tejado, elevado y bien visible desde lejos en toda su insólita magnificencia, los artesanos de Murlo (de hecho, todas las decoraciones se realizaron in situ y se modelaron a mano) crearon estatuas acroteras de terracota pintada muy originales que, aunque conservan un eco de sabor oriental, aún no han encontrado comparaciones estilísticas. Entre los acroterios con figura humana, cabe destacar el que se ha convertido en el símbolo del museo: el “gran sombrero”, una figura masculina sentada, con barba larga y cuadrada, que lleva un sombrero de ala ancha y copa muy alta y puntiaguda (de ahí el epíteto), cuya forma recuerda sorprendentemente al sombrero mexicano. Dada la singularidad del hallazgo, se supone que lo llevaban, al menos en el caso de Murlo, personajes eminentes, quizá para exaltar su autoridad. La estatua de terracota, que originalmente se alzaba sobre la cresta del tejado del palacio del noble, era quizá la figura de un antepasado-héroe que tenía la misión de proteger a la familia etrusca.

También se conservan en el Antiquarium de Poggio Civitate las losas de arcilla que decoraban el pórtico de tres lados del palacio. La narración se desarrolla a lo largo de cuatro escenas principales: la carrera de caballos, el banquete, la asamblea de los dioses y la procesión. Merece la pena detenerse en estas narraciones, también porque, además de su indiscutible valor estético, las losas de Murlo representan los ejemplos más antiguos de este género hallados en Etruria. En la escena del banquete, probablemente un banquete real, se reconocen muchas de las formas cerámicas halladas en las excavaciones. Es una escena animada a pesar de la solemnidad de la ocasión: se ven dos parejas tumbadas sobre klinai, sirvientes con jarras en las manos o intentando tocar la flauta para animar a los comensales, mesas con frutas y carne, bajo las cuales se representan perros agazapados.

En la losa con la carrera de caballos, se representa a caballos galopando y montados por jinetes que cabalgan a pelo, llevan las riendas en la mano derecha y un látigo en la izquierda, con la intención de competir por el premio final, un lebete de bronce, también representado en el friso.

La capilla de Murlo
La capilla de Murlo
Una de las losas de Murlo
Una de las losas de Murlo

3. Chianciano Terme

El territorio de Chianciano Terme debe su fortuna a su proximidad al fértil e industrioso valle del río Chiana, vía natural de comunicación entre la Etruria septentrional, por un lado, y el alto Lacio y las ciudades de la Etruria costera, por otro. La abundancia de manantiales de agua, en los que surgieron importantes lugares de culto en la antigüedad (el agua era tanto un elemento fundamental en las prácticas religiosas como un objeto de culto en sí misma) representa, desde tiempos remotos, un aspecto fundamental de este territorio y de su desarrollo, hasta el punto de que el museo local se llama Museo Civico Archeologico delle Acque; En su interior (el museo se encuentra en el antiguo granero Simoneschi, un edificio de tres plantas y sótano, construido a finales del siglo XIX) se conservan materiales hallados en el término municipal, la mayoría de ellos pertenecientes a la Asociación Geoarqueológica de Chianciano, y a través de ellos se analizan y reconstruyen diversos aspectos de la vida cotidiana del hombre etrusco.

La primera sección del museo, en la planta baja, acoge la reconstrucción escenográfica a tamaño natural de una cámara de una de las tumbas más ricas halladas en el territorio de Chianciano; se trata de una tumba principesca, fechable en los últimos treinta años del siglo VII a.C., hallada en una necrópolis de la localidad de Morelli, no lejos de la ciudad, y cerca de un importante eje viario que conducía, a través de los valles de Orcia y Ombrone, hasta la costa. La tumba constaba de un atrio con cámaras laterales, desgraciadamente violadas, y de una gran cámara rectangular, dividida en dos compartimentos por un tabique, que en cambio presentaba el ajuar funerario intacto, aunque dañado por el derrumbe del techo. Los objetos hallados expresan clara y explícitamente el estatusdel difunto: un personaje de rango aristocrático, rodeado de “objetos simbólicos” como la cerámica de simposio bucchero, la preciosísima mensa (una trapeza de lámina de bronce con la parte superior repujada, así como como las patas, decorada con motivos geométricos, flores de loto y animales imaginarios y reales sobre bandas horizontales separadas por sartas de perlas) con jarrones de bronce y los altares de hierro, alusivos a la práctica aristocrática del banquete y al ritual del consumo de carne asociado al sacrificio de animales. De particular refinamiento es el osario globular hecho de una sola lámina de bronce, recubierta de una fina lámina de oro sobre la que se aplicaron dos ojos de hueso con pupilas de ámbar. El hallazgo de restos de tejido, además, ha permitido hipotetizar la presencia de un manto, cerrado por una fíbula, que envolvía el osario, detrás del cual se colocó (en la reconstrucción aparece apoyado en la pared del fondo) un escudo de lámina de bronce repujado con motivos geométricos, vegetales y zoomorfos, cuya presencia, junto con los objetos relacionados con el simposio, confirma la pertenencia del difunto a una familia aristocrática.

Museo Arqueológico del Agua en Chianciano Terme
Museo Arqueológico Municipal de Chianciano Terme

4. Colle di val d’Elsa

El Museo Arqueológico "Ranuccio Bianchi Bandinelli " de Colle di val d’Elsa, distribuido en quince salas, alberga uno de los ajuares funerarios más importantes de la zona de Siena, el de la noble familia Calisna Sepu, cuyas tumbas fueron halladas en la necrópolis de Casone, en Monteriggioni, y datan de un periodo comprendido entre los siglos IV y I a.C.. Se trata de una necrópolis de gran importancia, ya que en ella se encontraron 105 deposiciones, y es uno de los yacimientos de este tipo más importantes de toda la Etruria septentrional de la época (existen pocos ejemplos similares, tanto por su riqueza como por la continuidad de su uso). Entre los ajuares funerarios, que han proporcionado más de cuatrocientos hallazgos desde 1893 (fecha en que se descubrió la tumba del Sepu de Calisna), se encuentran objetos preciosos como buccheri, espejos de bronce y jarrones destinados a las mesas de los aristócratas. Entre los vasos se encuentran espléndidos kelebai (cráteras, es decir, recipientes utilizados para mezclar vino y agua, con pequeñas columnas, típicos de la zona de Volterra) pintados con figuras rojas, uno de los cuales es lapieza del llamado pintor pigmeo Trompetero, y que data de un periodo comprendido entre finales del siglo IV y principios del III a.C.

El pigmeo trompetero kelebe. Fotografía de Francesco Bini
El kelebe del Trompetero Pigmeo. Foto de Francesco Bini
Museo Arqueológico Ranuccio Bianchi Bandinelli de Colle di val d'Elsa
El Museo Arqueológico Ranuccio Bianchi Bandinelli de Colle di val d’Elsa

5. Chiusi

Un itinerario para descubrir la vida de los príncipes etruscos no puede prescindir de la ciudad de Chiusi, que entre finales del siglo VI y principios del V a.C. estuvo gobernada por Lars Porsenna, el más célebre de los reyes etruscos, famoso por haber dirigido, entre 508 y 507 a.C., el asedio de Roma tras la deposición del último rey, Tarquinio el Orgulloso. Los historiadores romanos cuentan que Tarquinio había buscado el apoyo de Porsenna en un intento de restaurar su poder: Chiusi, una poderosa ciudad en aquella época, movió su ejército contra Roma (la acción también formaba parte del expansionismo etrusco) y, según la historiografía romana, la ciudad consiguió repeler el ataque etrusco. Estudios más recientes, sin embargo, parecen inclinarse más por pensar que Porsenna logró sitiar Roma pero acabó pactando la paz con los defensores ante la perspectiva de una guerra larga y fatigosa contra un enemigo que se había mostrado dispuesto a defenderse valientemente. El tratado de paz fue, sin embargo, muy favorable para Roma, que pudo mantener su orden republicano.

Plinio, en su Naturalis Historia, cuenta que Porsenna fue enterrado bajo la ciudad de Chiusi en un fabuloso y laberíntico mausoleo del que era imposible salir sin orientarse. Los ecos de este relato, a caballo entre la historia y la leyenda, se repiten en el Museo Cívico "Ciudad Subterránea“ de Chiusi, donde una sección, titulada ”El Laberinto“, evoca y documenta el mito de Porsenna a través de paneles informativos, herramientas interactivas y una gran maqueta. De hecho, según la leyenda, el mausoleo de Porsenna se encuentra justo en el centro de un laberinto excavado bajo tierra en Chiusi. En el pasado, muchos han intentado rastrear la fabulosa tumba. Sin embargo, no fue hasta 2012 cuando se encontraron dos habitaciones (aunque no en Chiusi, sino cerca de Orvieto) conectadas a un sistema de túneles que podría recordar al laberinto de Porsenna, aunque no hay conexiones que lo sugieran. El llamado ”Laberinto de Porsenna“, que en realidad se encuentra bajo Chiusi, y que fue bautizado así por los arqueólogos que lo descubrieron en la década de 1920, es en realidad un acueducto del siglo I a.C, cuyo desarrollo en complejos túneles hizo creer a los estudiosos de la época que habían encontrado la mítica tumba del rey etrusco (el ”Laberinto" puede visitarse hoy en día, accediendo desde el Museo de la Catedral).

Museo Cívico de la Ciudad Subterránea de Chiusi
Museo Cívico de la Ciudad Subterránea de Chiusi

Conocer a los príncipes etruscos. Un itinerario de Chianti a Valdichiana
Conocer a los príncipes etruscos. Un itinerario de Chianti a Valdichiana


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