El año de Bérgamo Brescia Capital de la Cultura 2023 llega a su fin en el Castillo de Palazzolo sull’Oglio (Brescia) con una exposición que compara a dos grandes pintores que representan cada uno a las dos ciudades protagonistas de este año que casi llega a su fin. Giacomo Antonio Melchiorre Ceruti, conocido como Pitocchetto, y Giuseppe Ghislandi, conocido como Fra Galgario, serán de hecho los protagonistas de la exposición Ceruti y Ghislandi: retratos que comparan Brescia y Bérgamo, abierta al público del 8 de diciembre al 7 de enero de 2024, promovida por la Administración Municipal y concebida gracias a la valiosa colaboración del Patrimonio Artístico del Banco BPM; la muestra ha obtenido también el patrocinio de Bérgamo Brescia Capital de la Cultura 2023.
En esta ocasión, se compararán por primera vez dos retratos de Ceruti y Ghislandi. Del primero, se podrá admirar su Retrato de caballero de la primera mitad del siglo XVIII. El cuadro es poco conocido y poco estudiado. Representa a un personaje de gran realismo y consciente de su pose aristocrática. Sobre un fondo sobrio, Ceruti presenta la figura del noble protagonista, muy elegante y austera, definida por un cromatismo cálido y luminoso, en el que la tez de su vivo rostro emerge con gran impacto realista. El cuadro puede compararse con otros retratos tardíos de Ceruti, relacionados con el periodo milanés (posterior a 1757). No podemos saber si el noble de la obra expuesta también procedía de los círculos aristocráticos milaneses, aunque, como señala Mina Gregori, las similitudes con obras como Retrato de un caballero de la casa Cicogna o Retrato de un joven caballero, hoy en colecciones privadas, sugieren que pertenecía a este grupo.
En cambio, se expondrá el Retrato de hombre de este último, pintado entre 1720 y 1740. El cuadro forma parte de una tipología bastante recurrente que propone la figura de medio cuerpo: un hombre florido y rollizo de una edad aparente de unos cincuenta años, dentro de un marco oval. Es singular la utilización del recurso ilusionista de la mano extendida más allá de la abertura y apoyada en el alféizar de la ventana en primer plano, ocultando así la profundidad de la composición. Rápidas pinceladas definen el fondo parduzco sobre el que se perfila la figura, rodeada de una penumbra que se difumina para resaltar la expresión segura y concentrada de la mirada y las extremidades anatómicas modeladas por una luz plena y brillante. La tez sonrosada, junto con los toques blanquecinos del pañuelo que rodea el cuello y el amplio puño, diluyen el rigor cromático del vestido. El estilo del vestido y la peluca no demasiado abultada llevan a situar el cuadro en la fase tardía de la actividad de Ghislandi, cuando tiende hacia un estilo más naturalista.
La comparación entre estas dos obras pretende sumergir al público en el apogeo de la cultura artística del siglo XVIII entre Brescia y Bérgamo, cuando los retratos no son simples representaciones de la fisonomía, sino que muestran siempre la mirada interpretativa del artista sobre el sujeto.
El objetivo de la exposición es dar a conocer al público el sentimiento y la intención histórica del arte del retrato, un género que evolucionó en el siglo XVIII hasta convertirse en un medio a través del cual expresar la condición social del retratado. Un género que en Ceruti lleva a los sujetos retratados a tener una caracterización individual: los personajes retratados adquieren connotaciones específicas y diferentes cada vez, tanto cuando retrata a los pitocchi, los humildes, como cuando retrata a los ricos. Ghislandi establece un refinado y complejo juego de relaciones artísticas y psicológicas con sus retratados, en línea con la tradición figurativa bergamasca continuada en el siglo XVI por Giovan Battista Moroni. Gracias a su destreza técnica y a su capacidad de introspección, el pintor fue uno de los protagonistas del realismo lombardo del siglo XVIII; fue especialmente apreciado por la aristocracia local, que le encargó varias obras, en las que combinaba refinados juegos de luz y color, hasta el punto de ser considerado un precursor del retrato moderno.
Nacido en Milán el 13 de octubre de 1698, Giacomo Antonio Melchiorre Ceruti, conocido como Pitocchetto, realizó una de sus primeras obras de atribución segura en 1724, retratando al conde bresciano Giovanni Maria Fenaroli. Durante su periodo bresciano, que duró hasta 1733, el artista llamó la atención de los mecenas de la ciudad. Trabajó para las familias más ilustres, como los Avogadro, los Fenaroli, los Lechi y los Barbisoni. En estos años realizó los primeros cuadros que le valieron el sobrenombre de Pitocchetto: representaciones del pueblo con zapateros, porteadores, mendigos y gente humilde que incluyen a Ceruti en la corriente de la pintura de la realidad de tradición lombarda. Nadie antes que él había sido capaz de retratar de ese modo la dura realidad cotidiana. En 1736 se trasladó a Venecia, más tarde a Padua y, por último, en 1742 se trasladó a Milán, donde retrató a las familias más importantes de la ciudad. Murió en la capital lombarda el 28 de agosto de 1767.
Giuseppe Ghislandi, más tarde llamado Vittore, conocido como Fra Galgario, nació en cambio en Bérgamo el 4 de marzo de 1655, en el barrio de Borgo San Lorenzo, en la Ciudad Alta. Recibió las primeras lecciones de su padre, Domenico, y en 1675, a la edad de veinte años, debido en parte a una disputa con su padre, se trasladó a Venecia. Fue durante su estancia en Venecia cuando tomó forma su vocación religiosa, que le llevó a convertirse en hermano lego de la orden de los frailes mínimos de San Francisco de Paula, con el nombre de Vittore. A principios del siglo XVIII, Ghislandi regresó definitivamente a Bérgamo, donde vivió y trabajó en el convento de Galgario, del que tomó su nombre. A partir de este momento comenzó su éxito profesional, tanto con clientes públicos y privados de Bérgamo como, en general, con coleccionistas de toda Europa. Murió en Bérgamo en diciembre de 1743.
Con esta exposición, Palazzolo sull’Oglio se presenta, pues, como frontera y punto de encuentro entre los dos ilustres pintores, como lo fue en la Edad Media, cuando el propio Palazzolo nació de la unión de las comunidades de Brescia y Bérgamo, divididas únicamente por el río Oglio: una unión (1192) sancionada con un tratado de paz, tras numerosas y sangrientas guerras entre Bérgamo y Brescia por el control del territorio. Se construyeron puentes sobre el río que dividía a las dos comunidades, alimentando los intercambios y las relaciones.
“Con esta importante exposición queremos valorizar el papel de frontera y unión de nuestra ciudad, ofreciendo al público, que esperamos sea numeroso, la oportunidad de admirar un cotejo histórico y artístico nunca realizado hasta ahora”, comentó el alcalde Gianmarco Cossandi. “Y no sólo eso. Al igual que con otros eventos importantes que han tenido lugar este año, como la Marcha por la Paz y la Asamblea General de Confindustria Bergamo Brescia, Palazzolo sull’Oglio y nuestra administración están demostrando ser atractivos a nivel supramunicipal y capaces de entablar relaciones fructíferas con importantes entidades privadas. Para la exposición, en particular, la colaboración con el Banco BPM ha sido excelente, y queremos agradecer a Diana Vaccaro, responsable de Patrimonio Artístico del Banco BPM, y a su equipo la gran determinación con la que nos han ayudado a organizar esta iniciativa en favor de la cultura de nuestro territorio, proponiendo un ejemplo de sinergia positiva de gran calidad. A la luz de esta experiencia, confiamos en que esta pueda ser la primera de otras colaboraciones en curso para futuras exposiciones de obras importantes de Banco BPM, en beneficio de la apreciación mutua y la difusión del arte en el territorio”.
“Desde 2022, Banco BPM ha puesto en marcha un proyecto de puesta en valor de su patrimonio cultural con el objetivo de hacerlo accesible a un público cada vez más amplio, con el fin de devolverlo a la comunidad”, ha declarado Diana Vaccaro, responsable de Patrimonio Artístico de Banco BPM. “Esta exposición fue acogida con entusiasmo desde el primer momento, precisamente por la posibilidad de reunir dos importantes obras de nuestra colección en el contexto de Bérgamo Brescia Capital de la Cultura. El préstamo al municipio de Palazzolo sull’Oglio demuestra una vez más cómo la atención de nuestra institución a los territorios a los que pertenece, a través de la cooperación entre diferentes sujetos, puede aportar beneficios culturales, sociales e incluso económicos a las comunidades de referencia”.
Para más información, visite el sitio web del Ayuntamiento de Palazzolo sull’Oglio.
Bérgamo Brescia Capital de la Cultura, en el Palazzolo sull'Oglio dos retratos de Ceruti y Ghislandi en comparación |
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