Participación social en un museo

¿Hasta qué punto es importante incluir temas sociales en la programación de un museo? Lo descubrimos con este interesante artículo escrito por Sara Valverde y publicado en Descubrir el arte. Aquí tienes el enlace al original. Os lo he traducido. Feliz lectura :)

Desde hace más de diez años, el museo ha dejado de ser un espacio exclusivo y excluyente para convertirse en un lugar en el que influyen todos los sectores de la sociedad.

Paloma Muños-Campos, coordinadora del Programa de Responsabilidad Social del Museo de Artes Decorativas de Madrid, y Alicia Vázquez, técnica del departamento de Difusión y Comunicación del Museo, hablan con Descubrir el Arte sobre las iniciativas y proyectos que llevan a cabo desde hace unos años con artistas emergentes y con colectivos excluidos o en riesgo de exclusión social.

El Museo de Artes Decorativas está situado en la calle Montalbán 12 y es una institución cultural de carácter estatal que completa el panorama artístico de la zona centro de Madrid, junto con el Museo del Prado y el Museo Reina Sofía. Estos tienen en común la idea de convertirse en espacios dinámicos, donde la educación artística se dirige tanto a los jóvenes como a los mayores, eliminando así el concepto de ser meros contenedores de exposiciones permanentes.

La línea educativa de responsabilidad social se introdujo en la programación de actividades museísticas hace una década y, desde entonces, se han organizado talleres para discapacitados, pensionistas y niños. En el caso concreto del Museo de Artes Decorativas, se empezaron a crear recorridos didácticos por las salas del museo para personas con necesidades especiales. Sin embargo, 2010 supuso el punto de inflexión para el museo, con la exposición Diseño contra la pobreza: una historia de superación. Un proyecto que coincidió con el Año Europeo contra la Pobreza y la Exclusión Social. "La idea era trabajar con personas sin hogar para demostrarles que ellos podían ser los protagonistas. También, con ello, intentábamos romper los prejuicios de ciertos colectivos que piensan que el museo, por posibles limitaciones físicas, conceptuales o intelectuales, no tiene nada que ofrecer a estas personas o que no tienen peso en los proyectos del museo, explica Paloma Muños-Campos.

Imagen tomada de nuevo del proyecto Diseño contra la pobreza: una historia de superación

Quizá el punto álgido, como señala Muños-Campos, coincidió con la primera constatación de que el personal del museo no tenía formación específica, por lo que contaron con la colaboración de psicólogos y mediadores. Gracias a ellos se desarrolló una parte sustancial del proyecto: los testimonios directos recogidos en Con sus propias palabras.

El diseño de esta primera gran exposición, ya incluida en el programa de responsabilidad social, consistió, como dice Muños-Campos, en un concurso de ideas para que arquitectos y diseñadores aportaran propuestas para mejorar la habitabilidad de las viviendas de transición, lugares de ayuda en los que las personas procedentes de la calle inician su proceso de adaptación para poder integrarse de nuevo en la sociedad.

Imagen de la exposición Diseño contra la pobreza: una historia de superación

La primera fase del proyecto reunió numerosas propuestas de interiorismo, con las que se organizó una primera exposición. "Posteriormente, el grupo organizador seleccionó una serie de dibujos que se ejecutarían a escala para una segunda exposición", añade Muños-Campos. Esta última, más completa, se estructuró en varias secciones, que mostraban la transición de la calle al albergue, y del albergue a la integración en la sociedad. “Todo ello acompañado de los testimonios directos de las personas sin hogar y de los objetos que habían elegido para representar su propia vida en la calle”, explica Alicia Vázquez.

Además, fue imprescindible la colaboración de otras organizaciones sociales: "Fue un trabajo de muchísima gente. Hemos necesitado casi dos años para llevarlo a cabo. La participación de la Fundación Rais, la Fundación Arrels, Provivienda y Cáritas en el proyecto fue fundamental, señala Alicia Vázquez.

Otro aspecto importante que señalan Alicia Vázquez y Paloma Muñoz-Campos es cómo, desde Diseño contra la pobreza, han surgido otras iniciativas que han permitido al museo desarrollar un programa de responsabilidad social a largo plazo. Una de ellas es el proyecto en colaboración con el Centro Abierto Casa de Campo,"Enganchados al Arte", que consiste en exponer propuestas plásticas para transmitir las experiencias de drogodependientes en proceso de rehabilitación; la última y tercera edición de esta propuesta fue la exposición Mi mundo.

Cartel de una de las exposiciones del programa Enganchados al Arte

Sin embargo, la programación no se detiene, ya que en estos momentos “seguimos creando proyectos y diversificando líneas”. Paralelamente, el museo desarrolla desde hace años otro programa que permite al público colaborar en la construcción conceptual de la institución: Diseño y pedagogía, en el que participan las universidades y escuelas de dibujo de la Comunidad de Madrid y otras entidades educativas. “En este caso, la metodología es similar a la aplicada en el programa de responsabilidad social: el museo se ofrece como materia para que alumnos y profesores trabajen sus lecturas de la institución”, concluye Alicia Vázquez.

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