Esta noche, Fox TV emitirá por primera vez la versión italiana de Da Vinci’s Demons, una serie dedicada nada menos que al joven Leonardo da Vinci: queríamos ver el primer episodio en el idioma original antes de que se emita en Italia, en parte por curiosidad, en parte porque en nuestro podcast hemos dedicado un episodio a Leonardo y hemos hablado a menudo del Renacimiento (y, por tanto, de muchos de los personajes de la serie).
La serie parece casi la hija del siglo XV de El Código Da Vinci. Estamos en 1476, o eso creemos por el hecho de que el episodio se abre con el asesinato de Galeazzo Maria Sforza, duque de Milán (aunque en la ficción tiene lugar el Domingo de Ramos y no, como nos cuenta la historia, el día de San Esteban). El protagonista, nuestro Leonardo (al que los demás personajes se refieren a menudo por su “apellido”, dirigiéndose a él como “da Vinci”: queridos americanos, ¿aún no os habéis dado cuenta de que “da Vinci” indica procedencia y no el apellido del artista?), es el típico héroe de los cómics estrellados: guapo (pero nada que decir aquí, incluso Vasari lo dijo, que Leonardo era un hombre particularmente guapo), arrogante y engreído, siempre con una respuesta preparada, hábil esgrimista, dotado de un intelecto muy agudo así como de un encanto magnético sobre las mujeres que inevitablemente no se le resisten, vestido con chaqueta de cuero, top escotado y pantalones ajustados(atuendo que, por cierto, no cambia nunca en una semana de eventos), en resumen, un cruce entre un matón a lo Fonzie, un Joey Ramone sombrío y un Jon Bon Jovi muy cool (a lo que hay que añadir la proverbial perspicacia leonardesca). Sólo le falta un buen par de Farrell del 62.
Todo, por supuesto, aderezado con todos los clichés histórico-peliculeros de acción que se precien: los protagonistas todos guapos, incluido Lorenzo el Magnífico al que los retratos de la época nos devuelven como un hombre de todo menos guapo, el niño predestinado, el turco misterioso venido de lejos para guiar al protagonista en su viaje, la secta secreta guardiana de los arcanos que hay que defender a toda costa, la lucha de los “buenos” (Leonardo y sus amigos) contra los “malos” (por lo que entendemos, el Papa Sixto IV, el conde Girolamo Riario y la familia Pazzi), con los malos conspirando en habitaciones oscuras y ocultas iluminadas sólo por la tenue luz de unas pocas velas, y el inevitable objeto de investigación en torno al cual giran todas las conspiraciones de la época, a saber, un “Libro de las Hojas”, una fuente de conocimiento y poder sobre la que no puedo contar más porque aprenderemos más en los próximos episodios.
Una mezcla de misterios, flash-backs, acción rápida y planos a cámara lenta que muchas veces no sentimos necesarios: como en la escena en la que Leonardo compra unos estorninos a un vendedor sólo para estudiarlos mientras vuelan, y éstos mediante efectos especiales toman la forma de las anotaciones (pero por qué?????) que Leonardo hace en su cuaderno (sin embargo, ésta es probablemente la escena más interesante de la película, ya que es una “paráfrasis” de un pasaje de las Vidas de Giorgio Vasari en el que el historiador del arte aretino dice que Leonardo sí compraba pájaros en jaulas, pero no para estudiarlos, como sugiere la ficción, sino porque, dice Vasari, Leonardo era un gran amante de los animales y quería devolver la libertad a los pájaros). En definitiva, un camino intermedio entre El Código Da Vinci y Matrix que no se consideró necesario.
Por el contrario, en comparación con El Código Da Vinci, que en sí misma era una buena novela de acción y que también resultaba apasionante, incluso en su adaptación cinematográfica, Da Vinci’s Demons es también bastante banal y tediosa, y desde luego no incita a seguir los episodios posteriores (salvo para ver cómo justificarán los guionistas los sucesos históricos posteriores: por ejemplo, la conspiración de los Pazzi, que sin duda será uno de los acontecimientos principales de la serie). Para concluir, seguramente nuestro Renacimiento, el real, tiene poco que ver con el imaginado por los autores, del mismo modo que el Leonardo-rockstar de la ficción no encuentra mucha correspondencia con el Leonardo histórico. Reconstrucciones históricas un poco forzadas, protagonistas que parecen más personajes que personajes bien estudiados y caracterizados, una trama mediocre que aburre a la larga: en resumen, véala si realmente no tiene nada mejor que hacer esta noche... ¡! Y quizá al final, haz clic en este enlace si ya te has hartado y quieres descubrir al verdadero Leonardo da Vinci.
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