El sector de los guías turísticos anda revuelto por la DDL sobre la profesión de guía turístico, que ya ha suscitado algunas críticas por parte del ICOM, máximo organismo de representación de los museos. La categoría de guía turístico lleva sin ley desde 2013, y en estos nueve años, observan los profesionales del sector, el vacío normativo ha provocado el crecimiento descontrolado de prácticas abusivas, el desplome de los honorarios y el bloqueo de nuevos exámenes para acceder a la profesión. Sin embargo, se trata de una figura que desempeña un papel fundamental en el turismo italiano y en la valorización y promoción de nuestro país y nuestro patrimonio, tanto material como inmaterial: no sólo del patrimonio cultural, sino también de las tradiciones, la artesanía e incluso la gastronomía y el vino, es decir, de todo lo que es la “marca” Italia y el famoso “made in Italy”.
La AGTA- Associazione Guide Turistiche Abilitate (Asociación de Guías Turísticos Cualificados), una de las principales siglas del sector, ha entregado propuestas de enmienda al proyecto de ley y ya ha anunciado batalla sobre el contenido de la ley: de hecho, la AGTA también critica duramente la medida que se está estudiando actualmente en el Parlamento. “Llevamos años pidiendo una ley de la profesión: el vacío normativo nos está destruyendo”, explica AGTA en una nota. “Después de 9 años de intentos y fracasos, lo único que han conseguido producir también esta vez es un texto insultante, que destruye por completo la profesión, o lo que queda de ella. Sin embargo, el texto tenía dos DL detrás, una presentada por el senador Croatti y la otra por el senador Ripamonti, hace un año: en ambas había muchos elementos críticos que superar y cambiar, pero también contenían excelentes ideas y algunos artículos bien escritos desde los que empezar de nuevo. En lugar de tomar lo que había de bueno en cada uno de los dos, el nuevo texto unificado es completamente diferente y, sobre todo, ”incompleto".
Según AGTA, hay cinco elementos graves. El primero es elcarácter incompleto del texto, ya que contiene muchas referencias a futuros decretos ministeriales. Es una DDL monolítica“, dice AGTA, ”que no define nada de lo esencial: los títulos de acceso válidos, cómo se estructurarán los exámenes, quién los organizará y dónde, las comisiones, quién expedirá los títulos, las tareas del Ministerio y las de las Regiones, y mucho más". Según la asociación, un texto así no tiene sentido: "al Gobierno le da igual que el contenido sea al menos decente, con tal de que el objetivo se consiga en apariencia. Los que son expertos en la materia saben que los Decretos Ministeriales previstos nunca se harán y en cuanto se publiquen serán impugnados por alguien y anulados’.
El segundo problema es la eliminación de la "cualificación", degradada a mera "idoneidad". De hecho, las profesiones reguladas se basan en elexamen estatal de cualificación profesional. “Si se elimina la habilitación”, observa AGTA, “el guía turístico, aunque regulado por una ley, de hecho dejaría de tener derecho a estar entre las profesiones reguladas y pasaría entre las no reservadas (reconocidas y listadas en el MISE, ex L. 4/2013)”. Es de suponer que se pretende liberalizar por completo nuestra figura, probablemente con la idea de que los cursos de preparación autonómicos sean habilitantes y dar acceso a la profesión directamente a través de determinadas titulaciones".
Estrechamente relacionado con el anterior está el tercer problema, es decir, la ausencia de un sistema sancionador, ya que sólo las profesiones reguladas están reservadas a los habilitados y prevén la posibilidad de sanciones incluso en base al código penal. “Absurdamente, en la propuesta de DDL”, explica AGTA, “el único artículo sobre esta cuestión legaliza las prácticas abusivas: en lugar de prohibir ejercer la profesión a quienes no están habilitados, sólo les prohíbe llevar un distintivo de guía turístico. Es como decir que cualquiera puede improvisar como guía turístico, siempre que no lleve colgado del cuello un distintivo de guía”. Los okupas de medio mundo ya lo están celebrando".
El cuarto es el título de acceso. “En AGTA”, prosigue la asociación, “siempre hemos considerado necesario un título de acceso que permita por fin a la oferta turístico-cultural italiana alcanzar un nivel de calidad acorde con la riqueza de nuestro patrimonio, adecuado a las necesidades de un mercado turístico cada vez más polifacético y capaz de hacer frente a la competencia de otros destinos europeos, que hace tiempo que nos superan”. Sin embargo, desde hace años, la Conferencia de las Regiones y algunos de los Ministerios competentes intentan bajar el listón; también han puesto en tela de juicio el grado de tres años e incluso proponen el bachillerato y el título de Enseñanza Técnica Superior. Una vez más, hay que pensar: ¿creen realmente que un título no sirve para nada a quienes tienen que ilustrar el patrimonio cultural de la nación? Los administradores y los políticos deben estar convencidos de que la tarea del guía consiste en señalar la bandera a diestro y siniestro y que los guías demasiado instruidos son aburridos. O bien están sometidos a la presión de quienes quieren que los guías turísticos se limiten a ocuparse del turismo de golpe y porrazo y de itinerarios externos considerados fáciles y que, en cambio, sean los licenciados de determinadas facultades quienes realicen las visitas guiadas en los museos, introduciendo una diferenciación engañosa entre “guías turísticos y educadores de museos”.
Finalmente, el último elemento crítico es, según AGTA, la inadecuación de la normativa sobre guías de otros países: “la vaguedad de la ley acaba legalizando el abuso, permitiendo que miles de extranjeros sin licencia realicen aquí visitas durante todo el tiempo que quieran y sin pagar impuestos al Estado italiano. Por no hablar del problema del reconocimiento de los guías de otros países: desde hace años, se ha convertido en el método más popular -incluso para muchos italianos- para obtener el permiso de conducir sin esperar la licencia. Las oficinas de política europea están demasiado preocupadas por no irritar a la UE como para hacer controles serios para evitar abusos y falsificaciones. Y se recompensa a quienes encuentran la manera de burlar las normas”.
“Si este DDL no se modifica profundamente”, comenta Isabella Ruggiero, presidenta de AGTA, “destruirá lo que queda de nuestra profesión, en lugar de potenciarla y apoyarla con una ley adecuada”. ¿Quién decidió el contenido de este texto? ¿El ministro Garavaglia? ¿Su oficina legislativa? Si vamos a ver nuestras cualificaciones tiradas a la papelera, nos gustaría que alguien tuviera el valor de responsabilizarse de lo que está escrito ahí y explicarnos las razones. Llevamos años oyendo a políticos y administradores -ministros, oficinas legislativas de los ministerios, Conferencia de las Regiones, Departamento de Políticas Europeas, parlamentarios- pasarse la pelota: “la Unión Europea nos lo impone”, “las regiones lo quieren”, “el ministro querría pero no puede”. El sector de las visitas guiadas es codiciado por demasiados actores, cada uno con objetivos diferentes y a veces contradictorios: Ministerio de Turismo, Departamento de Políticas Europeas, Regiones, operadores turísticos internacionales y plataformas web, empresas de gestión de servicios complementarios, MIUR, MIC, direcciones y superintendencias de museos, asociaciones y cooperativas culturales, incluso asociaciones de voluntarios. Prueba de ello es que la reorganización de la profesión se incluyó incluso en el PNRR, como si fuéramos la moneda de cambio para conseguir fondos de Europa. Después de 9 años, estamos agotados y ya no sabemos si los responsables de este resultado -y de todos los fracasos anteriores- son culpables de pura incapacidad o de la voluntad precisa de “demoler una profesión”.
Ley de guías turísticos, AGTA: 'medida que destruirá la profesión' |
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