A contracorriente de la corriente dominante, que ve en el turismo la gallina de los huevos de oro de un país como Italia, así como la panacea de todos los males de los lugares económicamente deprimidos, la revista electrónica de crítica de política económica Economiaepolitica.ha publicado un estudio a doce manos de Giorgio Colacchio, Guglielmo Forges Davanzati, Gianmarco Igino Scardino, Luigino Sergio, Domenico Suppa y Davide Stasi (tres profesores universitarios, uno de la Universidad de Benevento y dos de la Universidad de Salento, y tres expertos) titulado “Los límites del desarrollo turístico en el sur de Italia: El caso de la provincia de Lecce”, donde desmienten la idea de que los flujos turísticos puedan aportar riqueza a esta zona, el Salento, de moda para veranear desde hace muchos años.
Estos profesores y expertos han analizado científicamente el caso de la provincia de Lecce (con datos de 2008 en adelante) poniendo de relieve cómo la desindustrialización y el abandono del campo en favor del aumento del trabajo en el sector del turismo y los servicios relacionados no está aportando riqueza, sino que está bloqueando el desarrollo del territorio. O mejor dicho, los autores pretenden "dar cuenta del cambio estructural producido en Salento a raíz del aumento de los flujos turísticos, mostrando cómo el turismo está asociado a un bajo crecimiento económico, principalmente sólo para las ocupaciones poco cualificadas. El crecimiento del sector turístico ha ido de la mano de una reducción de la incidencia de la industria manufacturera en la región, que sin embargo sigue siendo la más industrializada del Mezzogiorno, y “del aumento de las desigualdades en la distribución de la renta”. ¿Lo habrían imaginado? Y sin embargo, el Salento, con Lecce, la “Florencia del Sur”, ha adquirido en los últimos años una visibilidad y una vitalidad que la han consolidado cada vez más como reina vacacional de la redención del Sur.
Veamos qué análisis han hecho partiendo de las cifras básicas que enmarcan las actividades en esta zona: “las actividades de alojamiento y restauración son las que más han aumentado en número: de 4.143 (a 31 de diciembre de 2009) a 5.838 (a 31 de mayo de 2023), es decir, 1.695 más, es decir, un aumento del 41%”, pero también señalan que Lecce (Salento en sentido estricto), antes de esta especialización en la actividad turística, “en 1870 estaba más industrializada que la provincia de Turín, con un PIB industrial igual al de Milán. Algo menos del 20% de los ingresos monetarios de Italia procedentes del extranjero eran atribuibles al Gran Salento, que era una de las zonas con mayor incidencia del sector secundario en Italia”.
En un análisis del corte histórico, económico y social, señala cómo las instalaciones hoteleras o las actividades relacionadas con el turismo (b&b, restauración, establecimientos balnearios) fueron inicialmente prerrogativa de la clase media ya acomodada, manteniendo las distancias con las demás clases sociales de las que extraían su mano de obra: “también se generan y conservan gracias al empleo regular de un gran ejército de reserva de jóvenes dispuestos a ofrecer sus servicios en los establecimientos de baño, a menudo de forma totalmente irregular”. Y de nuevo: “no se trata, por tanto, de una demanda adicional de mano de obra. La gran disponibilidad local de mano de obra joven depende del elevado desempleo, que a su vez se debe a la escasa demanda (tanto nacional como extranjera), que depende en gran medida de la desaparición sustancial de las salidas laborales públicas”.
Por lo tanto, se considera negativo que en los últimos veinte años, Apulia - y más aún Salento - haya aumentado su dependencia del sector turístico más que el resto del país: “la incidencia del turismo en la región, en el período comprendido entre 1995 y 2017, se duplicó, alcanzando el 4.2 por ciento, en comparación con lo ocurrido en el resto de Italia, donde el crecimiento del sector fue dos tercios inferior”, y en términos de empleados, el sector turístico regional “cuenta con algo más de 142.000, es decir, el 5,4 por ciento del total nacional”. Sin embargo, en cuanto al número de presencias, nuestra región no figura entre las primeras de Italia, superada con creces por destinos históricos, con respecto a los cuales hay una gran distancia (por ejemplo, la Riviera Romagnola)", señalan los autores del estudio.
Hay tres puntos sobre la criticidad y sus causas. El primero es que, en presencia de un marcado proceso de desindustrialización, la especialización en el sector turístico -que es un sector que sigue caracterizándose notoriamente por una baja productividad laboral y que sufre además una elevada estacionalidad- puede provocar una disminución de la demanda de mano de obra cualificada, acentuando la migración de una mano de obra más especializada y reduciendo así la productividad laboral en general. La segunda está relacionada con el continuo crecimiento que ha experimentado el sector turístico en los últimos 15 años, que “puede haber provocado una especie de mal holandés, con una transferencia de factores de producción de los sectores con mayor productividad laboral a la oferta de servicios turísticos”, caracterizada por una menor productividad laboral. El sector turístico también ha desempeñado un papel de “amortiguador” para el reempleo de los trabajadores expulsados de los sectores primario y secundario de la economía, por ejemplo como consecuencia de la expulsión de los agricultores de las tierras devastadas por la Xylella y en la explotación de balnearios y restaurantes con una oferta de baja calidad. El tercer punto es el crecimiento de la incidencia de los flujos turísticos no registrados, los alquileres breves que son la condena de los centros históricos (“en forma de casas y pisos no registrados por los organismos de control con el consiguiente aumento del empleo irregular, las actividades no declaradas y el trabajo ilegal, etc.). Fenómenos que han acompañado la expansión del sector turístico pero que ”han contribuido sin duda a impedir el desarrollo de una oferta de servicios de mayor valor añadido, contribuyendo así aún más a la disminución de la productividad del trabajo en el sector turístico".
¿El turismo hace crecer a Salento? No, lo ha empobrecido. Lo que dice el estudio |
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