Pabellón francés de Julien Creuzet: una obra de arte total para pensar en un mundo diferente


Reseña de "Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts... " de Julien Creuzet, exposición del Pabellón de Francia en la 60ª Bienal de Venecia, comisariada por Céline Kopp y Cindy Sissokho (Venecia, Arsenale, del 20 de abril al 24 de noviembre de 2024).

Ocurre muy pocas veces entrar en un entorno inmersivo y abandonarse por completo a lo que te rodea. Me ocurrió en la Bienal de Venecia, después de enfrentarme a una larga cola (como viene siendo habitual para visitar determinados pabellones), al entrar en el Pabellón de Francia, en los Giardini, con motivo de la 60ª edición de la Bienal de Arte. Fue unainmersión total en el conjunto de la obra de Julien Creuzet, que yo definiría, sin embargo, como diferente de las que están de moda en los últimos tiempos para presentar de forma innovadora a un determinado artista del pasado, sobre todo Monet, Van Gogh y Klimt, y que encuentran espacio en las salas “contenedoras” dedicadas ahora a este fin. Si aquí, en las paredes, el suelo y el techo, se proyectan mappings de vídeo con imágenes digitalizadas en alta definición de las obras del artista protagonista del evento inmersivo, y se acercan detalles de las mismas a la enésima dimensión para hacer que el visitante, generalmente situado en el centro de la sala, se adentre en el arte de ese pintor concreto, todo ello acompañado de bandas sonoras en Dolby Surround, la inmersión que propone el pabellón francés es más mental: una vez sentado al borde de las salas de las que se compone el edificio, tras haber superado la larga cola del exterior y haber recorrido libremente, sin un orden predefinido, las tres salas, mi mente estaba completamente abstraída de los pensamientos y del mundo, dejándose transportar (y también relajar) por las secuencias de la obra musical que se repiten en bucle por todo el pabellón, mientras imágenes de objetos flotando en el agua, proyectadas en pantallas, una por cada sala, acompañan a las melodías con la misma calma, haciendo que el conjunto resulte extremadamente fluido y relajante con una estudiada continuidad.

Otra palabra clave en el proyecto francés es, de hecho, continuidad, porque atravesando las diferentes “salas” del pabellón no se percibe ningún desprendimiento, ninguna ruptura, sino que todo es uniforme, heterogéneo, tanto visual como sonoramente. La banda sonora remite al propio título del proyecto, que además es particular porque está en forma poética, y ya aquí resuenan los grandes temas de la mitología, la naturaleza y elagua. “Catarata de Atila tu fuente aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous nous noyâmes dans les larmes marées de la lune”, que en italiano suena más o menos así: “Catarata de Atila tu manantial al pie de las verdes cumbres terminará en el gran abismo azul del mar donde nos ahogamos en las lágrimas mareales de la luna”. Se trata de una invitación a la libertad y a la diversidad interpretativa que implica, a partir de la dimensión textual y por tanto sonora, todo el mundo imaginativo al que el artista pretende catapultar al visitante, con sus colores, formas, sonidos y movimientos. “Esta forma de ver es sin duda lo que Julien Creuzet pretende ofrecer a través de la experiencia de su obra. Describe la inmersión en una poesía de formas y sonidos, volúmenes y líneas en movimiento, encuentros coloridos que forman nuevos lenguajes: una experiencia para vivir plenamente”, reza la descripción del pabellón en la web oficial de la Bienal. “Una comprensión sensible y poética del mundo” que “ofrece una mirada más suave con la que acercarse a las múltiples ecologías de la vida”.



Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello

Francia eligió estar representada en la 60ª Bienal de Arte de Venecia por un único artista: Julien Creuzet (Le Blanc-Mesnil, 1986), artista franco-caribeño que vive y trabaja en Montreuil. Nominado al Premio Marcel Duchamp 2021, Creuzet llevó a la Bienal de Venecia un proyecto comisariado por Céline Kopp, directora del Magasin, Centro Nacional de Arte Contemporáneo de Grenoble, y Cindy Sissokho, comisaria, productora cultural y escritora, a través del cual reflexionar sobre lo que significa ser un “ciudadano extranjero”, consciente de formar parte de una historia francesa mucho más compleja. Es con esta cuestión, la de ser considerado extranjero dentro del propio país, con la que el pabellón francés ha elegido interpretar el tema de la Bienal Strangers Everywhere. La respuesta de Creuzet es tratar de enfatizar la cuestión, “transportando física y simbólicamente a la gente a una realidad que poco tiene que ver con las instituciones y las políticas culturales. Probablemente no sea realista, pero podría ayudar a cambiar algunas perspectivas en el futuro”. Un proyecto, por tanto, que quiere huir de narrativas globales y reduccionismos culturales, y que invita a los visitantes, dice, “a un espacio regado por fluidos en el que se abre un imaginario radical y colectivo, poblado de presencias divinas y conectado con Venecia a través de su agua”. “Lo que quiero ofrecer a los visitantes de este pabellón”, explica el propio artista, “es una zona de confluencia compleja y sensorial, una experiencia profundamente vivida. Para mí, esto es el espacio. Es una encrucijada, un lugar donde todo puede encontrarse, especialmente uno mismo”.

El mundo imaginativo en el que Julien Creuzet quiere que se sumerjan los visitantes está compuesto por más de ochenta esculturas de diferentes tipos, seis vídeos, siete secuencias musicales y una fragancia. Desde el punto de vista visual, en efecto, a las imágenes flotantes que aparecen en las pantallas se unen obras particulares de formas diferentes y materiales variados que se asemejan a reliquias que una marea oceánica ha devuelto a la superficie y que, en su mayoría, recuerdan elementos vegetales y animales. Así pues, uno se encuentra paseando entre estas creaciones a gran escala hechas de metal, plástico, hilos textiles, telas, achiote (un tinte procedente de una planta silvestre del Amazonas), fibra de vidrio, cuentas y algunas obras de bronce, que cuelgan del techo. Las formas de Julien Creuzet, como se afirma en la presentación del pabellón, “surgen de un espacio de emancipación, que hay que sentir íntimamente para ver de verdad”, “un momento de reconciliación con nuestros sentidos, así como un espacio en el que ser intraducidos y libres”. El artista pretende así ofrecer al visitante unaexperiencia inmersiva y multisensorial en las formas y materiales de este mundo libre, con el que entrar en contacto para comprenderlo de verdad y en el que, en definitiva, encontrarse a sí mismo. Una intención intelectual de profunda sutileza que tiene verdadero éxito si uno se entrega de verdad a las formas, los colores, las imágenes y los sonidos.

Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello
Julien Creuzet, Attila cataracte ta source aux pieds des pitons verts finira dans la grande mer gouffre bleu nous noyâmes dans les larmes marées de la lune (2024). Bienal de Venecia, 60ª edición, Pabellón de Francia. Foto: Marco Zorzanello

Las referencias remiten a la cultura caribeña ylatinoamericana, culturas impregnadas de mitos e ídolos profundamente ligados a la naturaleza y alagua y caracterizadas por una extraordinaria diversidad polifónica. Un mundo que tiene mucho que ver con lo “maravilloso” que Creuzet conoce muy bien, ya que creció en Martinica, una isla caribeña que pertenece a Francia y en cuya cultura se mezclan influencias francesas y caribeñas. Uno recuerda lo que escribía Alejo Carpentier en El reino de este mundo, cuando hablaba de la “magia de la vegetación tropical” y de la “creación incontenible de formas” por parte de la naturaleza, pero sobre todo de lo maravilloso que surge de una súbita “revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación insólita o singularmente favorable de la riqueza inadvertida de la realidad”, percibida con una “intensidad particular en virtud de una exaltación del espíritu”. Una riqueza que se revela así al entrar en contacto profundo con la realidad misma, al vivirla.

Probablemente sea en este sentido en el que Creuzet ha querido expresar con su proyecto cómo el diálogo y el intercambio dentro de una sociedad híbrida, entre personas que tienen culturas diferentes aunque compartan la misma nacionalidad, como por ejemplo entre un francés de Francia y un francés de ultramar como él, pueden revelar una riqueza que permite abrir visiones más amplias. Y quizás descubrir cómo culturas aparentemente distintas pueden en realidad tener temas en común: el mundo “acuático” creado por Julien Creuzet en el pabellón francés es un homenaje al Caribe, pero ¿no encuentra también un punto de comparación con Venecia, la única ciudad italiana construida sobre el agua?


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