Hay un lugar en Venecia donde el tiempo se ha detenido y la vida parece fluir tranquila y sin frenesí. No lejos de la abarrotada plaza de San Marcos se encuentra la isla de Giudecca, que alberga un edificio insólito, la Casa dei Tre Oci. Construida en 1913 por la familia De Maria en una época de gran efervescencia urbanística y arquitectónica, esta casa ha acogido a lo largo de los años a grandes artistas e intelectuales y actualmente es sede de excepcionales exposiciones fotográficas. Como la última, dedicada al gran fotógrafo Fulvio Roiter (Meolo, 1926 - Venecia, 2016). Promovida por la Fondazione di Venezia y comisariada por Denis Curti con la contribución de Lou Embo, esposa del fotógrafo, esta retrospectiva consta de doscientas imágenes divididas en nueve secciones y podrá visitarse hasta el 26 de agosto.
Pero, ¿cómo describir a este gran pionero de la fotografía? En palabras de Italo Zannier: “Cree en la espectacularidad de la imagen que obtiene a través de la disciplina de su trabajo, con un proyecto preciso que siempre ha requerido algo más que entusiasmo, es decir, la máxima tensión y profesionalidad”. Esta es la fotografía de Fulvio Roiter, dedicada a mostrar la belleza y la realidad, y todo lo que hay de fantástico en ella, sin mentiras.
La trayectoria de este artista comenzó muy pronto, cuando de niño encontró una cámara -una Billy Box para ser exactos- en el comedor de su casa. Al encontrarla por casualidad, Fulvio Roiter descubrió un gran amor que nunca abandonó y que le llevó primero a unirse al club de fotografía veneciano La Gondola y después a viajar al Sur para comenzar su historia como fotógrafo en constante movimiento.
Fulvio Roiter, Sicilia, En la carretera Gela, Niscemi, 1953 © Fondazione Fulvio Roiter |
Fulvio Roiter, El hombre y el árbol, 1950 © Archivio Storico Circolo Fotografico La Gondola Venezia |
Fulvio Roiter, Acqua alta in Piazzetta San Marco, 2002 © Fondazione Fulvio Roiter |
Fulvio Roiter, Venecia, Góndola desde lo alto del puente de Rialto, 1953 © Fondazione Fulvio Roiter |
Fulvio Roiter, Laguna veneciana, Isla de San Giacomo in Paludo, 2005 © Fondazione Fulvio Roiter |
Fulvio Roiter, Venecia, Fondamenta delle Zattere, 1965 © Fondazione Fulvio Roiter |
“Fotografiar Italia no es difícil. Es imposible. Condensar sus bellezas, sus aspectos paisajísticos, históricos o sociales más significativos es un disparate”. Este es el pensamiento de Fulvio Roiter, gran viajero y amante de su Italia. Varias imágenes de esta exposición están dedicadas al Bel Paese, empezando por las de sus inicios, tomadas en Sicilia en los años 50 y con las que debutó en la escena internacional. Entre las expuestas se encuentra la icónica que muestra a un hombre, retratado de espaldas mientras pedalea en medio de una carretera portando un haz de ramas. Fotografías en blanco y negro, delicadas y elegantes en su sencillez y cautivadoras en su frescura. Entre las imágenes también se incluyen las tomadas en Umbría, fotografías de paisajes y gente humilde a través de las cuales documenta los cambios que se están produciendo en la Italia de la posguerra. Fueron precisamente estas imágenes tomadas en Umbría, sencillas y sin superfluidad de color, las que le valieron a Roiter el prestigioso Premio Nadar en 1956.
Fulvio Roiter, originario de Meolo, toma muchas fotografías en su querida Venecia, una ciudad con mil facetas, una ciudad rica en historia y un campo de investigación incesante. Dice: “Dicen que la costumbre destruye el ojo: vives en un lugar y acabas por no verlo más. Puede ser, pero a mí no: me salvan la emoción -porque aún soy capaz de emocionarme- y la curiosidad”. Se deleitaba retratando esta ciudad con el agua alta, la nieve, la niebla, pero también resaltando los detalles de los palacios, las agujas de las iglesias, la laguna, los calli, los interiores del Caffè Florian de la plaza de San Marcos. Imágenes poéticas que muestran todo el espectáculo y la magia de una ciudad con sus ritmos. Imágenes de la vida cotidiana, como la de una anciana que se inclina para asar pescado o como la de un gato delante de una colorida casa de Burano; sujetos aparentemente insignificantes, demasiado “normales” para ser fotografiados, pero que Roiter sabe presentar de forma cautivadora y novedosa, eligiendo a menudo ángulos particulares que marcan toda la diferencia en nuestra percepción final. Todas las tomas que realiza son nuevas y diferentes y despiertan en quienes las observamos asombro, nostalgia, ilusiones y una emoción siempre renovada.
Pero no sólo Venecia e Italia. Importantes fueron los viajes a España, a Andalucía, en busca de los paisajes y pueblos descritos por Federico García Lorca en sus obras, y a Portugal, primero a Nazarè -un pueblo pesquero cerca de Lisboa- y luego al Algarve. También son imágenes de la vida cotidiana, perfectas en la elección de los temas y en la composición, siempre frescas y refinadas. Y Brasil en 1957, donde sigue el nacimiento de Brasilia y donde permanece más de nueve meses, hechizado por este maravilloso país que él mismo considera como una segunda patria y que ve como una línea divisoria entre todo lo que vino antes y todo lo que sucederá después en su vida y en su carrera. Y luego Bélgica, en el invierno de 1959, donde conoció a la fotoperiodista Lou Embo, con la que se casó unos meses más tarde. Y África, cuyos pueblos y danzas rituales muestra. Y de nuevo Líbano, Turquía, México, Estados Unidos. Viajero incansable y hambriento de imágenes. Una vida intensa y sinceramente apasionada, siempre dedicada a la fotografía sin perder nunca la agudeza de su mirada, la frescura. Una vida siempre orientada a buscar todo lo fantástico de cualquier lugar.
Fulvio Roiter, Carnaval de Venecia, 1988 © Fondazione Fulvio Roiter |
Fulvio Roiter, Un hombre sin deseos, 2005 © Fondazione Fulvio Roiter |
Fulvio Roiter, Andalucía, 1955 © Fondazione Fulvio Roiter |
Fulvio Roiter, Escuela flotante en la Amazonia, 1957 © Fondazione Fulvio Roiter |
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