Con motivo del aniversario de la trágica inundación que asoló Florencia el 4 de noviembre de 1966, devastando el patrimonio artístico y arquitectónico de la ciudad, pero también sus alrededores, se inauguró la exposición Florencia 1966 - 2016. La bellezza salvata, comisariada por Cristina Acidini y Elena Capretti y abierta hasta el 26 de marzo de 2017.
La muestra, que incluye ciento cincuenta piezas, entre pinturas, esculturas, libros, documentos, objetos de artes aplicadas, instrumentos musicales y científicos, pretende poner de relieve cuál fue la respuesta de los florentinos y del mundo entero a la tragedia. Así, los principales protagonistas de toda la exposición son precisamente los logros técnicos y las innovaciones científicas obtenidas en el campo de la restauración que hicieron posible, y siguen haciéndolo, salvar obras, artefactos y monumentos de la fuerza destructiva del agua, el barro y el petróleo.
En una exposición muy bien comisariada en todas sus partes, ni siquiera la elección de su sede se deja al azar: el Palazzo Medici Riccardi, que en el momento de la inundación albergaba el Museo Mediceo, uno de los lugares de Florencia más afectados por la catástrofe. Y precisamente en relación con los lugares afectados, resulta especialmente interesante la reproducción del hermoso mapa de Florencia, cuyo original se conserva en el Instituto Geográfico Militar de Florencia. Expuesto en la primera sala, muestra claramente los distintos niveles alcanzados por el agua tras el desbordamiento del Arno. Particularmente positiva es también la decisión de dedicar salas enteras de exposición a aquellos lugares, algo menos famosos que la Biblioteca Nacional o el complejo de Santa Croce, pero que sin embargo sufrieron grandes daños, como la Sinagoga y el Museo Arqueológico, el Museo Bardini y el Museo de la Fundación Horne. La parte de la exposición dedicada al Templo judío también se enriquece con la presencia de una instalación de vídeo que muestra, paso a paso, las distintas fases de los trabajos de restauración de las hermosas prendas ceremoniales que se conservaban en el Templo.
La sala con el mapa de Florencia |
Por el mismo principio, que consiste en dar espacio a los objetos menos “ilustres”, se decidió exponer también aquellos núcleos de colecciones que han pasado recientemente a formar parte del patrimonio cultural, y que normalmente ni siquiera se tienen en cuenta cuando se habla de la inundación. Hablamos de los instrumentos científicos y musicales, que, como explica el vídeo que acompaña a la exposición, se encuentran entre las piezas más difíciles de restaurar, porque es imprescindible recuperar su correcto funcionamiento. En la gran sala en la que se exponen, también se han dispuesto las cajas de los documentos inundados enviados al extranjero para su restauración o que aún no han sido restaurados. Con ello se pretende mostrar cómo la difícil restauración de los innumerables objetos dañados sigue, cincuenta años después, en curso.
Documentos inundados pero no restaurados |
Documentos inundados y enviados al extranjero para su restauración |
En este sentido, la exposición concluye mostrando otras “desconocidas” para el gran público, es decir, las “últimas”, así llamadas por los propios comisarios, es decir, aquellas obras que aún esperan ser restauradas e incluso corren el peligro de caer en el olvido, si el proceso de recuperación, que ha alcanzado ya un nivel técnico muy elevado, no llega a concluir también para ellas. La intención de mostrarlas aquí, por tanto, parece ser la de fomentar una financiación e intervención adecuadas.
Uno de los “últimos”: un panel moldeado del siglo XVII con San Antonino actuando como intermediario hacia Dios de las oraciones dirigidas por el joven San Felipe Neri para la catedral de Santa Maria del Fiore. |
Por último, de gran interés son las fotografías históricas reproducidas en los paneles explicativos, que documentan bien los daños y las operaciones de recuperación y rescate, con imágenes de los museos, sus almacenes, archivos, bibliotecas, lugares de culto sumergidos en el barro y voluntarios poniéndose manos a la obra. Todo el aparato didáctico está bien concebido para aclarar la intención general de la exposición y proporcionar herramientas útiles para comprender lo que se expone. Especialmente interesantes son los paneles que ilustran y explican las fases de restauración del retablo de Giovanni Battista Naldini, San Francisco de Asís recibe los estigmas, y del retablo de Carlo Portelli, Disputa sobre la Inmaculada Concepción, ambos conservados en el Museo dell’Opera di Santa Croce, pero expuestos aquí para mostrar los resultados de estas recientes restauraciones (2006-2016).
La sala con la Disputa sobre la Inmaculada Concepción de Carlo Portelli (foto de la página web de la exposición) |
Es una lástima que todo el conjunto estuviera sólo en italiano. La falta de una apertura internacional en este sentido no hace honor a la calidad de toda la iniciativa. Además, resulta aún más chocante si pensamos en la resonancia, precisamente a nivel internacional, que tuvo en su momento la inundación, con voluntarios de todo el mundo llegados a Florencia para aportar su contribución a salvar una gran porción del Patrimonio Mundial que corría peligro de ser destruida.
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