Reseña de la exposición "Arrigo Minerbi: il vero ideale tra liberty e classicismo", comisariada por Chiara Vorrasi (Ferrara, Castello Estense, del 8 de julio al 26 de diciembre de 2023).
Desde el sábado 8 de julio, las frescas y nobles salas del Castillo Estense de Ferrara acogen a los visitantes de la soberbia exposición dedicada a Arrigo Minerbi (Ferrara, 1881 - Padua, 1960), ilustre príncipe de la escultura italiana de principios del siglo XX y personal metáfora -si se nos permite la expresión- de la compleja peripecia de una cultura de inequívocas raíces mediterráneas que tuvo que afrontar crisis y evasiones, tanto teóricas como formales, en torno a dos guerras devastadoras, pero sin abandonar nunca la búsqueda de ese absoluto que sigue siendo la estructura de todo espíritu abierto. Con feliz centralidad, de hecho, el título del evento declara “El verdadero ideal entre libertad y clasicismo”.
La exposición es un fruto más de esta temporada tan activa en la ciudad ducal que está protagonizando un renacimiento crítico del más alto compromiso, sobre el que ha reunido un orgánico y excelente plantel de estudiosos y expertos colaboradores, y donde también ha extendido una activa red de restauraciones y recomposiciones sobre sus incomparables palacios. Motores sincronizados son el Ayuntamiento y la “Fundación Ferrara Arte” presidida -faltaría más- por Vittorio Sgarbi.
¿Por qué Minerbi? Porque nació y se formó en la prodigiosa ciudad esteña y luego se enriqueció, a través de un trabajo sistemático, con numerosas experiencias en diversos talleres artísticos -Florencia, Génova, Milán- y, sobre todo, porque está muy presente en el rico mundo de la idealidad que en la escena literaria ve a Pascoli y D’Annunzio, pero también a Ungaretti, Saba y Montale, y en la escena artística ve a Fattori, todos los toscanos, Sartorio, Chini, Bistolfi, Wildt, Medardo Rosso, Graziosi, y luego Casorati, Campigli, Carrà, Funi, Previati, Sironi y Oppi, entre otros; conservando en su propio bagaje y en su prosodia subyacente la fluida genética de los grandes maestros del Renacimiento italiano.
La necesidad de confrontarnos hoy con la plástica en Ferrara se debe precisamente al papel que un maestro escultor, aunque sea en la propaganda menor de su modo de operar, ostenta poderosamente. ¿Quién es el escultor? Un artista figurativo que -a diferencia del pintor- sólo tiene ante sí dos elementos cerrados, y temibles: la tina de arcilla inmóvil, y el bloque informe de mármol; ambos como un desafío, ambos a la espera de un conocimiento técnico complejo, confiado a la fatiga y a la agudeza de las manos, a la excavación de herramientas extrañas. El escultor es un artista que debe encerrar en una solitaria presencia inmóvil todo valor: ético, poético, memorial, dulce o fuerte, prensil al alma y capaz de superar toda temporalidad. Es el hombre de todo “monimentum” donde se refleja un instante inalterable, una voluntad suprasensible, e incluso toda una civilización. Arrigo Minerbi ha cumplido esta tarea con soberano silencio, con sus obras, con la perfecta posesión de la forma que consagra a todo verdadero escultor.
Ver hoy la exposición en el Castello Estense, rica también en un catálogo imperdible, nos proporciona un enriquecimiento que las palabras pueden definir con gran dificultad. Intentemos seguirlo por motivos, eligiendo ciertas imágenes de la riquísima cosecha expuesta. La feliz noticia es que ciertas obras de escultores coetáneos y cuadros de los pintores citados se sitúan precisamente en paralelo a la trayectoria de Minerbi, para dar continuidad al panorama cultural de principios del siglo XX, ciertamente rico y siempre por revalorizar.
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