Vittorio Sgarbi se defiende de las acusaciones: "No hay conflicto de intereses". He aquí por qué


El subsecretario Vittorio Sgarbi se defiende de las acusaciones de conflicto de intereses vertidas contra él por Il Fatto Quotidiano: esto es lo que argumentan Sgarbi y su abogado.

No existe ningún conflicto de intereses entre el cargo de subsecretario y las numerosas actividades (conferencias, exposiciones, reuniones) que realiza por toda Italia. El subsecretario Vittorio Sgarbi se defiende de las acusaciones vertidas por Il Fatto Quotidiano a raíz de los artículos del diario dirigido por Marco Travaglio, que, según Sgarbi, recogían íntegramente “las reconstrucciones difamatorias y calumniosas de una carta anónima enviada a instituciones y periódicos mediante la violación fraudulenta de dos cuentas de correo electrónico”. utilizadas por la secretaria del crítico de arte, “haciéndose así cómplice de las falsedades contenidas en ella, haciéndolas pasar por ”hechos“, desacreditando mi trabajo y el de mis colaboradores, con un perjuicio irreparable desde el punto de vista profesional y humano”.

Sgarbi ha reiterado varias veces su tesis, saliendo al paso con un par de notas de prensa, y también defendiéndose el jueves por la noche en televisión en el programa Piazza Pulita de La7. Existe, mientras tanto, el caso del reembolso. Il Fatto Quotidiano informa, entre otras cosas, de que Sgarbi supuestamente participó en una iniciativa privada en Mesina y luego pidió un barco del Estado para viajar a Reggio Calabria al día siguiente. Sgarbi hizo saber que “esa iniciativa coincidió con otras de carácter exclusivamente institucional, todas ellas fácilmente documentables: la visita al Museo Regional de Mesina, la visita a algunas iglesias de la ciudad que albergan obras de arte, la reunión institucional con el alcalde de la ciudad de Mesina y la reunión institucional con el consejero regional de Turismo de la Región de Sicilia para planificar iniciativas conjuntas”. Ser historiador y crítico de arte, y al mismo tiempo Subsecretario de Cultura, no puede considerarse ciertamente un impedimento“. Además, más allá de eso, Sgarbi hizo saber que no había ”solicitado ni obtenido reembolsos“. Tampoco lo hizo el Jefe de la Secretaría que, por cierto, ni siquiera estuvo presente en Mesina debido a circunstancias personales imprevistas”. En cuanto a la utilización de la embarcación, la autorización para utilizarla “no queda a discreción del subsecretario, que en este caso concreto se limitó a pedir al Jefe de la Secretaría que se pusiera en contacto con la Prefectura territorialmente competente para comprobar si había disponibilidad de la embarcación. La necesidad de recurrir al vehículo venía dictada por la necesidad de tomar a tiempo un vuelo desde el aeropuerto de Reggio Calabria hasta el aeropuerto de Roma Fiumicino, y ello teniendo en cuenta que las inspecciones y reuniones institucionales del Subsecretario se habían prolongado mucho más allá del tiempo previsto, de modo que no podía tomar a tiempo un vuelo regular de regreso desde el aeropuerto de Catania”. Sgarbi declara asimismo que no solicitó ningún reembolso ni para él ni para el jefe de la secretaría por las misiones de los días 9 y 10 de septiembre.

En cuanto a la actividad deconferenciante, la línea adoptada por el abogado de Sgarbi, Giampaolo Cicconi, es que las presentaciones de libros, exposiciones e iniciativas culturales de organismos privados o públicos no entran en el ámbito de actividades para las que se puede configurar el perfil de conflicto de intereses con compromisos institucionales, ya que están relacionadas con la protección y conservación del patrimonio cultural y no con la puesta en valor, según el abogado del subsecretario. “No está claro”, se pregunta el abogado, “dónde está el conflicto de intereses entre la función de subsecretario y la presentación de una exposición sobre Andy Wharol (pagada por particulares), una Lectio magistralis sobre Caravaggio (pagada por particulares), la participación en una exposición de artistas contemporáneos (también pagada por particulares) o un espectáculo teatral sobre Miguel Ángel (pagado por un ayuntamiento)”. Según Cicconi, la valorización es “toda actividad destinada a mejorar las condiciones de conocimiento y conservación del patrimonio cultural y a aumentar su disfrute público, con el fin de transmitir los valores de los que este patrimonio es portador”. Además, “la protección es competencia exclusiva del Estado, que establece las normas y dicta las medidas administrativas necesarias para garantizarla; la valorización se realiza de forma concurrente entre el Estado y la región, y contempla también la participación de sujetos privados”.

Y precisamente para evitar situaciones de posible conflicto , “de vez en cuando se lleva a cabo una cuidadosa verificación, hasta el punto de que a los organizadores de exposiciones, conferencias y presentaciones de libros se les pide por contrato que declaren que se trata de iniciativas que no gozan de ninguna ayuda financiera del Ministerio de Cultura, ni siquiera de mero patrocinio”, explica Cicconi.

El ministro de Cultura , Gennaro Sangiuliano , ha hecho saber que ha solicitado nuevos controles sobre las actividades del subsecretario, quien, en cualquier caso, reitera que está en posesión de los documentos de la AgCom que acreditan la compatibilidad entre sus actividades y su función institucional. En definitiva, ¿acabará todo en una pompa de jabón? Ya veremos...

Vittorio Sgarbi se defiende de las acusaciones:
Vittorio Sgarbi se defiende de las acusaciones: "No hay conflicto de intereses". He aquí por qué


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