Los casos del Milagro de las codornices, de Jacopo Bassano, y del Retrato de Camillo Borghese, de François Gérard, recientemente exportados de Italia con autorización de las superintendencias competentes, han acabado en el Parlamento, con sendas preguntas en el Senado. El último caso, del que también se informa en estas páginas, es precisamente el del cuadro del artista veneciano, cuya compra por el Museo Getty de Los Ángeles se anunció a finales de octubre. Ambas preguntas llevan las firmas de los senadores Margherita Corrado, Luisa Angrisani, Bianca Laura Granato (Gruppo Misto) y Elio Lannutti (Gruppo Misto-Italia dei Valori).
"El 16 de noviembre de 2021, el periodista Federico Giannini publicó un artículo en Finestre sull’ Arte cuyo título, ¿Cómo es posible que una obra maestra de Bassano que estaba en Italia fuera comprada por el Getty?", es en sí mismo un grito de dolor por el imperfecto funcionamiento de los controles sobre las obras de arte que salen de nuestro país", comenzaron los cuatro senadores, rememorando la historia de la salida del Milagro de las Codornices. “El certificado de libre exportación con el que el cuadro salió de Italia dataría de hace cuatro años, lo que hace imposible invocar la excusa de un olvido por parte de la oficina de exportación implicada o del sistema de información de la oficina de exportación (SUE) para proceder a la anulación del acto en legítima defensa, porque ya han transcurrido los plazos permitidos para una ”reflexión posterior“”, continuaron los interpelantes. Sin embargo, como admiten los propios neopropietarios (justamente entusiastas, empezando por el conservador jefe del departamento de pintura del museo Getty, Davide Gasparotto), se trata de una obra maestra, como tal destinada a ser expuesta en el primer piso de las galerías del pabellón norte del museo, junto con las demás pinturas del siglo XVI procedentes del norte de Italia (entre ellas un retrato y un dibujo de Daponti), después de la exposición instalada en el centro Getty a partir de principios de noviembre de 2021".
Considerando que, “como es natural, la noticia de la compra de una obra maestra del arte italiano del siglo XVI tuvo cierto protagonismo en Estados Unidos, mientras que ’escapó’ a los medios de comunicación italianos hasta que Giannini se enteró por el administrador del grupo de Facebook ’Le Connoisseur’, Lorenzo Barbato, y la relanzó a su vez, pidiendo expresamente explicaciones al silencioso Ministerio de Cultura”, y considerando “el hecho de que, según informa Barbato, el cuadro estuviera en el mercado desde 1996 y que, cuando se propuso a la Superintendencia de Florencia en ese año, se prefirieran a él otras obras excepcionales, no puede justificar en modo alguno la decisión de la oficina de exportación que lo examinó antes de su partida hacia los EE.UU. y del SUE de no prohibir su salida del país en nombre del interés público, ni que la obra, que por otra parte era bien conocida por los estudiosos tras su publicación por Roberto Longhi en 1948 o que el sometimiento a protección hubiera tenido lugar con ocasión de la solicitud de exportación y preludio de su compra por el Estado para asegurarla para las colecciones públicas”, así como que “no parece casual que el revuelo causado en las redes sociales por el artículo de Giannini no haya sido correspondido, una vez más, con una atención adecuada por parte de los medios de comunicación, incluso los especializados en el sector del arte, con la casi única excepción del mencionado Lorenzo Barbato y algunos otros”, los cuatro senadores preguntan al ministro si no sería oportuno iniciar una investigación interna en profundidad para “proporcionar información precisa sobre las valoraciones de la oficina de exportación definitiva y del SUE prodromales a la expedición de la licencia de exportación del cuadro de Jacopo Bassano”, acto que “ha legitimado, contra toda lógica, la salida del territorio nacional de una obra cuyo interés cultural particularmente importante es incontrovertible”.
El caso del cuadro Gérard, planteado de nuevo en el Parlamento por Corrado, Angrisani, Granato y Lannutti, es también particularmente espinoso. De hecho, un velo de silencio ha caído sobre el asunto que enfrenta a la MiC con la prestigiosa Frick Collection de Nueva York: el retrato de Camillo Borghese había sido de hecho vendido por su propietario a la prestigiosa colección americana después de que la Superintendencia hubiera concedido la exportación, sólo para retirarla cuando la obra ya había sido vendida. El caso se encuentra actualmente sub judice, ya que la revocación se produjo dentro del plazo legal. En este caso, como parece que no se ha avanzado, los cuatro senadores preguntaron en una pregunta “¿cuál es el estado actual del tira y afloja legal que comenzó en agosto de 2018 con la anulación en legítima defensa del certificado de libre circulación que permitió que el Retrato del Príncipe Camilo Borghese de François Gérard saliera de Italia con destino a los EE. UU. en 2017? qué medidas ha adoptado el Ministro en cuestión, desde que regresó por segunda y luego por tercera vez al Colegio Romano, para salvaguardar el interés nacional en la recuperación de este importantísimo documento histórico y artístico que, habiendo pertenecido a la famosa pinacoteca de una de las familias principescas de Italia transmite la imagen del vástago de la familia Borghese a quien se debe, entre otras cosas, la venta a Napoleón de las 695 estatuas antiguas de la colección de antigüedades de la familia para crear el Louvre y el encargo a Antonio Canova, en 1804, del famoso retrato en mármol de Paulina de Borghese como Venus Victrix hoy en la Galería Borghese”.
Laanulación en legítima defensa de una licencia de libre exportación, en este caso por parte del Superintendente de la ABAP de Bolonia en agosto de 2018, explican los cuatro senadores en una nota, “no hace más que abrir un litigio en el que la determinación del responsable político (en este caso el eterno Franceschini) de recuperar la posesión del bien cultural ’fugado’ es siempre determinante para que la reclamación prospere o no”. Sin embargo, aguas arriba hay errores por parte del Servicio IV de la Dirección General ABAP y del Sistema de Información de las Oficinas de Exportación (S.U.E.), que debería coordinar las actividades de las distintas oficinas dispersas por todo el país, pero también verificar y validar sus decisiones, atribuibles principalmente a la escasez de personal que ha llevado al MiC al borde del abismo.
Los casos Bassano y Gérard exportados desde Italia acaban en el Parlamento |
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