Por fin se conocen las razones por las que Suay Aksoy, ex presidente del ICOM - Consejo Internacional de Museos, dimitió el pasado 19 de junio (el organismo nombró inmediatamente después a su sucesor, el italiano Alberto Garlandini): la impresión de que había escisiones en el seno del principal organismo mundial representativo de los museos parece fundada. La larga carta que Aksoy envió al consejo de administración del ICOM explicando los motivos de su dimisión en los últimos días ha empezado a circular entre los miembros del organismo: el ex presidente declara que no quiere fingir que su decisión se tomó tras haber reflexionado largamente sobre la situación actual en la que se encuentra el ICOM.
El directivo turco, aun reconociendo que lo que viven los museos es un momento de cambios cruciales (los retos a los que se enfrentan los museos en este momento son los de la sostenibilidad y el cambio climático, la descolonización cultural, la lucha contra la desigualdad y el populismo, y no menos importantes las dificultades causadas por la pandemia del Covid-19 y las luchas de las comunidades que reclaman equidad racial) cree que el clima creado desde la asamblea extraordinaria de Kyoto del año pasado (en la que, recordemos, se debatió la nueva definición de "museo“, que debía aprobarse en esa reunión, pero que se resolvió con un punto muerto debido a la oposición de algunos comités nacionales, entre ellos el italiano) ha llevado a los museos a perder la oportunidad de ”pasar a la acción y avanzar“, afirma la carta. Y la referencia es precisamente a la nueva definición de ”museo": ésta es, según Aksoy, la oportunidad perdida, ya que la nueva definición podría haber reflejado el papel de los museos ante los nuevos retos. Parece, en definitiva, que gran parte de la situación actual proviene precisamente de las tensiones creadas en torno a la nueva definición.
“Siempre he considerado a los museos como una parte de la sociedad, no como algo desvinculado de ella”, escribe Aksoy, “pero ahora me parece que nos estamos volviendo cada vez más autorreferenciales, nuestras cabezas están ocupadas por intereses partidistas, estamos centrados en nuestra propia sostenibilidad más que en la del conjunto del que formamos parte. ¿Cómo podemos ser relevantes si estamos tan desvinculados de las comunidades a las que queremos servir?”. A continuación, Aksoy acusa a la junta de desempeñar un papel “vacilante” antes, durante y después de la asamblea de Kioto, una actitud que supuestamente hizo que el ambiente de trabajo fuera “insalubre”, porque “oscurecer los valores con tecnicismos se ha convertido en parte de nuestra cultura de trabajo”.
Aksoy también señala con el dedo las divisiones que se han producido dentro de la organización: “no hemos encontrado el tono adecuado para responder a las amenazas que han surgido dentro y fuera de nuestro grupo”, subraya la ex presidenta, que concluye su carta lamentando que la junta directiva haya “adoptado una postura pasiva y haya tendido a evitar la autocrítica”.
Que el clima no es fácil se desprende también de la carta que, anteayer, los miembros del “comité de definición del museo” (MDPP) enviaron a la junta para denunciar la gravedad de la situación y reclamar una profunda revisión de los procesos internos (responsables de la cadena de dimisiones que se suceden desde mediados de junio). Lo que muchos piden, en definitiva, es un cambio de rumbo decisivo, que de momento no parece vislumbrarse.
Estamos divididos y somos autorreferenciales". Por eso dimitió el ex presidente del ICOM |
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