Un resultado importante para el trabajo cultural: ayer, de hecho, la Comisión de Cultura del Senado aprobó una moción presentada por la senadora Margherita Corrado (Grupo Mixto) sobre el tema del conflicto entre trabajo y voluntariado. El trabajo enmascarado como voluntariado, como es bien sabido, es un problema importante para la cultura, y aunque también se han propuesto intentos de limitar esta mala práctica, sigue siendo una realidad hoy en día. Por ello, la moción de Corrado pretende ser un primer paso para solucionar este problema.
“El voluntariado”, afirma el texto de la moción, “es un importante fenómeno social, afortunadamente extendido en el país en todos los sectores, que permite a los individuos traducir en acción su empatía natural, hecha más eficaz por la fuerza del grupo, trabajando junto al Estado, especialmente a escala local, en el esfuerzo por mejorar la sociedad y asegurar a todos los ciudadanos esos niveles mínimos de calidad de vida que la Constitución garantiza per tabulas pero que a muchos todavía se les niega. Además, en Italia, el voluntariado en el ámbito del patrimonio cultural, subraya Corrado, ”cuenta con cifras conspicuas y en constante crecimiento, fuerte como es, en Italia, de una larga y consolidada tradición, hasta el punto de que casi puede considerarse un habitus del ciudadano italiano, inmerso desde su nacimiento en un contexto territorial que se caracteriza tanto por la riqueza como por la capilaridad de la difusión del patrimonio cultural público y privado, tanto material como inmaterial, fuente, además, de un fuerte sentimiento de pertenencia, como por una arraigada infravaloración del valor de los testimonios materiales como bien colectivo, que no favorece una lucha eficaz del Estado contra la plaga de los delitos de arte, confiada desde hace cincuenta años a un abnegado Mando de Carabinieri".
Sin embargo, el senador señala precisamente que “las criticidades ligadas a la intervención del voluntariado ”sectorial“, no sólo en las situaciones de emergencia, sino también en las de necesidad, que pueden adquirir un carácter estable y convertirlas en una ”amenaza“ para las profesiones tradicionales de protección y para quienes trabajan en el patrimonio (restauradores, diagnosticadores antropólogos físicos), son una anomalía que, dada la extensión del fenómeno en ausencia de una normativa clara y la feroz competencia que el desequilibrio trabajo-voluntariado ha desencadenado con los profesionales del sector -en muchos sentidos una guerra de todos contra todos-, debemos intentar superar”.. Y de nuevo, leemos en el texto, “la falta de regulación de las profesiones y del voluntariado en el sector del patrimonio cultural ha producido de hecho auténticos ”jinetes de la cultura“ para los que, a diferencia de los repartidores a domicilio, el reconocimiento de los derechos fundamentales parece aún lejano”. La explotación de los profesionales llega hasta el punto de obligarles, en casos límite, a pasar por voluntarios, mortificando así a quienes han estudiado durante muchos años y adquirido profesionalidad en la materia, “casi como si los títulos y la experiencia fueran un motivo de exclusión en lugar de una oportunidad”. Frente al ahorro que produce el voluntariado, el coste social de este último, señala el texto de la moción, “recae sobre el conjunto de la sociedad en términos de menores ingresos por impago de impuestos y cotizaciones a la Seguridad Social, contribuyendo al estancamiento de la economía”.
La moción considera necesario “rechazar la tentación de asumir como ’sistema’ el voluntariado (incluso cualificado), apoyándose en última instancia en un mal entendido derecho al patrimonio cultural y en la responsabilidad individual y colectiva de su preservación, para tareas institucionales como la protección de los bienes culturales, con el riesgo de inaplicar el mandato constitucional explícito, a que se refiere el artículo 9 de la Constitución”, por lo que compromete al Gobierno “a aplicar el principio de que el trabajo subordinado debe ser siempre remunerado, para garantizar la existencia libre y digna de las personas, a que se refiere el artículo 36 de la Constitución”.
Durante el debate, hubo reservas por parte del senador Claudio Barbaro (Fratelli d’Italia), que dijo que su grupo habría estado a favor si se hubiera eliminado del texto la parte relativa al ahorro y los costes sociales, y por parte de la senadora Maria Saponara (Lega), que preguntó si había márgenes de tiempo para proponer cambios con el fin de favorecer una votación unánime (en caso contrario, su partido se habría abstenido). Corrado declinó la invitación de Saponara y no aceptó la enmienda propuesta por Barbaro: por tanto, la propuesta se sometió a votación y fue aprobada. Mucha satisfacción en las redes sociales por parte de los trabajadores de la cultura, que ahora claman por un comentario del Ministro de Cultura, Dario Franceschini.
El trabajo cultural debe pagarse: la Comisión de Cultura del Senado aprueba una moción |
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