En una larga carta de siete páginas, fechada el 2 de septiembre y dirigida a todos los empleados del Ministerio de Patrimonio y Actividades Culturales, el ministro Alberto Bonisoli responde a todas las acusaciones que se han vertido en las últimas semanas contra la reforma del ministerio que él ha promovido. Bonisoli comenzó señalando que las críticas a menudo se referían a “aspectos que no se corresponden con la realidad”, lo que lleva a pensar “que no todos han leído el texto en profundidad”. Por ello, según el ministro, “es necesario aclarar los cambios organizativos introducidos, explicando su justificación y sus objetivos, y reivindicando con orgullo tanto el método utilizado como los resultados ya obtenidos”.
Empezando por la forma en que deben identificarse las medidas: para Bonisoli no se trata ni de una reforma ni de una contrarreforma, sino de “algunos cambios necesarios que toda organización compleja -como el Ministerio de Bienes y Actividades Culturales- se ve obligada a introducir dinámicamente para funcionar de la mejor manera posible”. A continuación, el ministro rechaza las acusaciones de “precipitación”, dado que la publicación de la reforma y la firma de los decretos de aplicación cayeron en agosto: “el DPCM que constituye su principal componente”, escribe Bonisoli, “fue presentado en el Consejo de Ministros y aprobado por unanimidad el 19 de junio de 2019 (dentro del plazo del 30 de junio expresamente previsto por el Decreto-Ley nº 86/2018) para ser registrado por el Tribunal de Cuentas el 26 de julio. La publicación en el Boletín Oficial fue de fecha 7 de agosto, por lo que la medida entró en vigor al día siguiente, 22’. Día en el que debían ”adoptarse algunas medidas consecuentes, actos debidos, destinados a garantizar la funcionalidad de las oficinas, como el decreto sobre la articulación de las estructuras centrales del Ministerio y el decreto sobre la nueva estructura de los museos“. Para Bonisoli, se trató de ”una acción político-administrativa responsable, desarrollada en el más estricto respeto de los tiempos y de las reglas institucionales".
También se rechazaron las acusaciones de falta de participación de las bases y de falta de debate: ’la reorganización’, escribió Bonisoli, ’fue el resultado de un ejercicio transparente, que comenzó en septiembre de 2018, a través de una serie de reuniones con Superintendentes, Secretarios Regionales, Directores de Museos, Bibliotecas y Archivos’, así como con ’un grupo de parlamentarios’, ’asociaciones sectoriales’ y ’organizaciones sindicales’. Según el ministro, los sindicatos también aportaron “muchas ideas”, algunas de las cuales fueron exploradas de forma constructiva, señalando que “todo el proceso se desarrolló ”liberándolo de cualquier lógica corporativista y aplicando parámetros inspirados en los principios de racionalidad y eficiencia de la Administración Pública, preservando como fin último la protección del patrimonio cultural, tal y como establece el artículo 9 de la Constitución".
En cuanto a los contenidos, Bonisoli escribe que “se decidió revisar, con espíritu crítico pero constructivo, las transformaciones organizativas introducidas a partir de 2014, con el objetivo de mejorar las capacidades de gestión, gracias a mayores niveles de coordinación y control, especialmente de carácter cualitativo y basados más en el ejemplo que en la sanción”. Así, “la revisión de ciertas líneas de mando entre el centro y el territorio, la reconfiguración de la Secretaría General y de las modalidades de interacción con los museos autonómicos, el relanzamiento de las políticas de digitalización e innovación tecnológica para promover la formación y la investigación, y la valorización de las formas contemporáneas de creatividad, a través de una mayor atención al mundo de las artes aplicadas, incluyendo la moda y el diseño”. Todo ello con el fin de diseñar una " gobernanza más fuerte, orientada sobre todo a satisfacer las peticiones y necesidades de las oficinas territoriales y dirigida a fomentar interlocuciones atentas y respuestas oportunas, también en la gestión de las relaciones internacionales“. Sobre el hecho de que el secretario general coordinará los préstamos en el extranjero, Bonisoli recuerda que también según la reforma de 2014 ”todos los directores de museos debían actuar de acuerdo con las directrices del Ministerio y, si se encontraban en un nivel de dirección general, estaban sujetos a la coordinación del secretario general“. La nueva línea ”no impone limitaciones a las prerrogativas de los directores sino que, al asignar la coordinación de los préstamos al Servicio encargado de las relaciones internacionales, europeas y con la UNESCO, tiende exclusivamente a apoyar los fines cognitivos generales y los objetivos de diplomacia cultural". Bonisoli señala también que esta coordinación ya existe en Francia.
Sobre el hecho de que la Secretaría General coordine la comunicación, la ministra considera que se trata de una medida que “colma una grave laguna del ministerio, la de no disponer de una estructura institucional de comunicación desvinculada del nivel político, dado que de estas actividades sólo se ocupaba el gabinete de prensa”. Sólo el gabinete de prensa de colaboración directa con el ministro se encargaba de estas actividades (en consonancia con el principio de separación entre actividades políticas y administrativas)“, por lo que ”no hay espíritu centralista“, sino ”sólo medidas encaminadas a garantizar mayores niveles de racionalidad, eficacia y economía de la acción administrativa“. Sobre el rediseño de las secretarías, el ministro escribe que ”se han replanteado en términos más flexibles, donde, ante mayores extensiones geográficas, se han remodelado algunas funciones, también para superar ciertas cuestiones críticas en el ámbito de la protección“. En cuanto a la nueva Dirección General de Contratos y Concesiones, según Bonisoli, ”además de garantizar la coordinación sobre los procedimientos y sobre los instrumentos jurídicos más adecuados para regular las relaciones público-privadas, se ocupará de los trámites y procedimientos más complejos y relevantes“ para ”optimizar la capacidad de gasto del Ministerio, ahorrar recursos asignados al sector público y reducir el número de organismos públicos y privados“. capacidad de gasto del Ministerio, ahorrar recursos asignados a las centrales de compras y potenciar la experiencia interna”, y por último responder “a principios de rentabilidad y racionalización” y “sistematizar las actividades de las centrales de contratación, también para evitar cualquier ilegalidad y corrupción”. En cuanto a las limitaciones, “cabe señalar”, escribe el ministro, “que sólo se ha devuelto al centro la adopción final de las medidas; el inicio de las propias medidas, las fases de investigación preliminar y la interlocución con las partes interesadas siguen estando ancladas en los territorios y, por tanto, en las Superintendencias”.
Varias razones condujeron a la reorganización de los museos. La visión que la inspiró es “la de un sistema nacional de Museos de Estado, dotado de autonomía de gestión, con una fuerte vocación investigadora, abierto al público, al que todos puedan acceder, en el que trabaje un número adecuado de funcionarios, cuyos papeles y funciones sean acordes con su competencia demostrada, y en el que los recursos disponibles se compartan para que no haya museos de serie A y B”. Por este motivo, afirma Bonisoli, se han superado los polos museísticos, “replanteándolos según la lógica de las redes territoriales que también son útiles para apoyar a los institutos más pequeños”. Las redes “experimentarán una evolución posterior en el futuro, afinando su coherencia temática y alcanzando con el tiempo la autonomía de gestión, paralelamente al necesario aumento de puestos directivos que el Ministerio necesita para reforzar su acción en todo el país”. La autonomía de los museos de relevancia nacional "no sólo se mantiene, sino que se incrementa, a través de medidas que no afectan a su autonomía financiera, ni al principio de identificación de los Directores a través de procedimientos que permitan identificar candidatos con las competencias necesarias para gestionar una institución museística moderna, interviniendo de forma diferenciada sobre la gobernanza en términos de simplificación y racionalización de acuerdo con los principios del artículo 9 de la Constitución. Opciones que también pueden implicar la creación de verdaderos polos museísticos con una capacidad de gestión reforzada, como en Milán y Florencia, o la evolución de museos individuales hacia redes temáticas repartidas por todo el territorio, posiblemente con autonomía de gestión, como en el caso del Museo Etrusco de Villa Giulia en Roma“. La solidaridad entre los museos autónomos y otros institutos culturales estaría garantizada ”gracias a un mayor porcentaje de redistribución de los ingresos".
Bonisoli concluye subrayando su perplejidad ante el “clamor suscitado por las medidas de reorganización del Ministerio”. “Quizá ha habido -de buena fe- dificultades de interpretación”, escribe el ministro. “Espero”, concluye, "que las posiciones críticas registradas no dependan del hecho de haber afectado, con verdadero espíritu innovador, a ciertos statu quo consolidados, por ejemplo en relación con la nueva ’Dirección General de Contratos y Concesiones’, sobre la que poco o nada se ha leído en la prensa. Sin embargo, hemos tenido la determinación de ir en una dirección muy precisa, de acuerdo con unos principios, ya conocidos por la Comisión Bray en 2013 y repetidamente recordados por la ANAC, cuya aplicación pondrá por fin orden en un sector en el que es necesario garantizar unos estándares uniformes de eficacia, transparencia y competitividad, así como el respeto de la legalidad en todas sus formas. MiBAC está dispuesta a asumir estos retos, prosiguiendo los esfuerzos ya iniciados, en primer lugar el de la contratación de nuevo personal, invirtiendo la tendencia de los últimos años. De hecho, revisar el diseño de una estructura organizativa y configurar procesos eficaces no es suficiente sin un capital humano, en torno al cual alimentar procesos orientados al bienestar organizativo y a la formación, invirtiendo todos los recursos necesarios".
El texto íntegro de la carta se ha publicado en la página web de MiBAC.
En la foto: Ministro Alberto Bonisoli
Bonisoli responde a todas las acusaciones con una carta: "ni reforma ni contrarreforma, sino cambios necesarios |
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