Bonisoli presenta a la Cámara su programa para la cultura: contratación, apoyo a los pequeños museos, diplomacia cultural


El Ministro de Patrimonio Cultural, Alberto Bonisoli, presentó a la Cámara de Diputados las directrices políticas de su departamento: la prioridad es la contratación.

Ayer, el Ministro de Patrimonio Cultural, Alberto Bonisoli, presentó en una comparecencia en la Cámara de Diputados las líneas políticas que guiarán su actuación. El discurso completo puede verse en el sitio web de la Cámara, y aquí resumimos los principales pasajes.

Sobre el turismo, que ahora ya no es competencia del Ministerio de Patrimonio Cultural sino que se ha fusionado con la agricultura, Bonisoli declaró: “Estoy contento de no tener ya el turismo dentro del Ministerio. Creo que el hecho de que hayamos separado el turismo del ministerio es una oportunidad, por dos razones: en primer lugar, porque la parte del turismo que nos ocupaba era de naturaleza fiscal en un 70% y, en segundo lugar, porque para el tipo de papel que tiene el Estado, dentro del turismo no había mucho margen de maniobra. Ahora podemos centrarnos en políticas de carácter cultural, y los spin-offs turísticos no son más que una de las posibilidades que se pueden conseguir”.

El ministro prestará gran atención a Matera 2019, considerado un evento fundamental para la imagen del país, como ya ha declarado Bonisoli en los últimos días: “No me había dado cuenta de la fama que tiene Matera 2019 en Europa. Tenemos pues en nuestras manos, desde el punto de vista mediático y cultural, una oportunidad única que no podemos desaprovechar. Matera 2019 debe convertirse en una de las principales actividades dentro de un amplio marco de diplomacia cultural que llevaré a cabo mientras sea ministro. Nos guste o no, en el extranjero se nos conoce sobre todo por la cultura”.

Una de las prioridades de campaña del Movimiento 5 Estrellas, la distribución de los fondos públicos, también caracterizará la actuación de Alberto Bonisoli: “Una de las prioridades es comprender, gestionar y mejorar los procesos de asignación y selección de los recursos financieros a los proyectos que se presentan. Se trata de un problema de credibilidad: lo primero que me ocurrió como ministro fue recibir mensajes de personas a las que no se había asignado la contribución deseada. Me llamó la atención que todo el mundo se quejara: sospecho que no somos lo bastante creíbles, o que no hemos puesto en marcha procesos lo bastante creíbles de cara al exterior para que la selección sea aceptable”.

A continuación, el galardonado de la cultura también dedicó unas palabras a lo importante que es motivar a los funcionarios: “si pudiéramos dar un poco más de autoestima a quienes trabajan en la máquina del Estado, haríamos una gran cosa. Ser servidor del Estado es algo muy importante y es justo que quienes lo hacen tengan el prestigio de este tipo de actividad y al mismo tiempo la responsabilidad que el trabajo de servidor del Estado puede generar para la comunidad. Más rigor en el comportamiento, más representatividad ante la sociedad”.

En cuanto a la relación entre los sectores público y privado, Bonisoli afirma: “Me gusta el sector privado: tiene fuerzas, energía y motivación que el público no tiene. El público, por su parte, tiene una atención, un propósito y un rigor que el sector privado nunca tendrá. Cuando conseguimos que lo público funcione bien en sinergia con lo privado tenemos una situación que creo que puede funcionar. Me estoy dando cuenta de que en nuestro campo no tenemos ciertas apuestas que puedan ayudar al responsable de la toma de decisiones en el lado público a interactuar adecuadamente con el lado privado”.

Una vez más, la contratación de personal, reclamada por las bases, se señaló como una de las prioridades: "Tengo previsto poner en marcha un plan extraordinario de contratación de personal para archivos, bibliotecas, superintendencias y museos. Venimos de una congelación total de facto de la rotación: nos falta personal y esperamos, dado que la media de edad es muy alta, que cientos de personas al año abandonen el ministerio. Mientras tanto, hemos tapado los agujeros con... soluciones creativas (aún tengo que entender, por ejemplo, qué son los scontrinisti). En cuanto al voluntariado, hay una forma buena, justa e incluso fructífera de implicarlo: gracias a Dios es un ámbito que apasiona a la gente (hay gente que pagaría por servir en un museo), y si podemos hacerles un favor a esas personas y beneficiarlas al mismo tiempo, no hago más que alegrarme. Pero no debemos escondernos detrás de un dedo: necesitamos miles de contrataciones en los próximos años. Hay que llamar al problema por su nombre, hay que encontrar recursos para hacerlo bien: concursos públicos, contratos indefinidos, personas con cualificaciones decentes (titulados universitarios, historiadores del arte, arqueólogos, arquitectos). Sin olvidar la parte de gestión, con algún economista de gestión y algún jurista, que no vendría mal’.

Otra prioridad del ministro son los jóvenes y su relación con la cultura: “uno de los efectos de la evolución de las tecnologías es que hay generaciones más jóvenes que adquieren y procesan la información de forma diferente y que probablemente consuman la cultura de forma diferente. Tenemos que plantearnos el problema de cómo incentivar el consumo de cultura y qué tipo de cultura necesitan los jóvenes”. El 18app, Bonisoli anunció que se prorrogará para 2018 y 2019. Para este año no cambiará nada, mientras que para 2019 habrá ajustes: “tenemos el deber moral con el país y con las nuevas generaciones de intentar incentivar el consumo de cultura. Debemos centrarnos en los jóvenes, no deben ser sólo los de 18 años, también puede haber formas diferenciadas de apoyo”.

En cuanto al aumento del apoyo público a los pequeños museos, Bonisoli afirma que “es difícil imaginar que los museos puedan valerse por sí mismos. Pero también es difícil imaginar que en el futuro pueda darse una situación en la que los recursos necesarios sean aportados por el Estado: sería un signo de patología y no de buena gestión. Hay que encontrar fórmulas para que el apoyo aumente, y el apoyo sea sostenible, y quizás el reparto de los recursos que generan los grandes museos sea más generoso”.

Unas palabras también para las periferias y la educación: “necesitamos más recursos para proyectos innovadores, de frontera (como la dirección general de arquitectura, las periferias urbanas, la educación): los presupuestos son limitados. Creo que hay que dar más energía, la educación es algo por lo que tenemos que apostar, pero hay que asignar los recursos adecuados”. Además, sobre la digitalización, Bonisoli afirma que “la digitalización es importante: ya ha comenzado y continuará en el futuro, pero nos gustaría reforzarla. Llegar al catálogo único nacional será muy importante, también para todo lo que vendrá después”.

Capítulo aparte merecen los domingos gratuitos, tema sobre el que Bonisoli se expresó en estos términos: “Me han preguntado qué pienso de los domingos gratuitos. Lo que puedo decir es que se mantendrán, así que los turistas que vengan los domingos gratis en agosto entrarán gratis, en septiembre entrarán gratis, en octubre no lo sé (probablemente entrarán gratis) y a partir de noviembre ya veremos. Bromas aparte, estamos hablando de marketing cultural. Si yo fuera director de un museo, pediría dos cosas: la primera, que me dejaran un poco más de libertad para hacer un determinado tipo de política de precios, tarifas, horarios y segmentación. La segunda, aunque hubiera algo a nivel nacional, tener la deriva a nivel local. Porque probablemente no sea lo mismo el museo de Mantua que el de Roma. Los domingos gratuitos han contribuido a llamar la atención sobre la frecuentación de los museos, es un hecho: los turistas han aumentado, tomémoslo como punto de partida. Pero veamos cómo podemos avanzar a partir de aquí: creo que hay varias oportunidades que se pueden poner en marcha para aprovechar mejor los activos que tenemos, por ejemplo distinguiendo por grupos de edad. Otra solución podría ser también la creación de ”tarjetas".

Por último, atención a las artes escénicas: “hace falta más dinero, revisar los algoritmos (si tantos se quejan, por algo será), afinar la normativa. Las fundaciones sinfónico líricas son un activo del país, y nunca serán autosuficientes económicamente. Para serlo, tendrían que hacer La Traviata en veinte minutos y a ráfagas, y no creo que eso ayude al país. Tenemos que darles credibilidad y apoyo, y apostar por su futuro. Sin embargo, hay especificidades de gobernanza y gestión que hay que abordar para asegurarlas. Me interesaría que el apoyo del Estado estuviera asegurado y fuera programable: la nota a pie de página o el agujero presupuestario por cubrir o la emergencia financiera deberían ser la excepción”.

Bonisoli presenta a la Cámara su programa para la cultura: contratación, apoyo a los pequeños museos, diplomacia cultural
Bonisoli presenta a la Cámara su programa para la cultura: contratación, apoyo a los pequeños museos, diplomacia cultural


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