Arqueólogos y técnicos de patrimonio cultural de la administración pública condenan los recortes del MiBACT


Enérgica condena de los nuevos recortes en el Ministerio de Cultura por parte de arqueólogos funcionarios y técnicos de conservación.

Recibimos y publicamos un comunicado conjunto de los Arqueólogos de Empleo Público MiBACT y de la Asociación Nacional de Técnicos para la Protección del Patrimonio Cultural y Medioambiental, titulado ’Patrimonio Cultural: golpeado y hundido’, a través del cual ambas asociaciones condenan duramente los últimos recortes al Ministerio de Patrimonio Cultural.

Manovrina es un término inocuo, casi tranquilizador en su referencia a la jerga periodística de la Primera República. Manovrina es algo pequeño, insignificante. De poco compromiso. La gente ve las noticias, no se molesta: “¿Qué quieres que sea? Es la manovrina de siempre”.

Pero hoy es detrás de este diminutivo vacuo donde se esconde el fin definitivo de la protección del patrimonio cultural en Italia.

Debilitado por el desmembramiento de los Museos de las Superintendencias, agotado por la unificación de la protección histórico-artística primero, y arqueológica después, a la arquitectónica y paisajística, carente de herramientas para hacer frente a una reorganización masiva, exigida a la fuerza “a coste cero” por el gobierno, el Ministerio de Bienes Culturales recibe un último y duro golpe, sufriendo un drástico recorte en los recursos que se le asignan: hasta 12 millones de euros menos, lo que en una fase complicada como la expuesta se convierte en una lápida sobre la posibilidad efectiva de ejercer la protección.

Además, las partidas individuales de los recortes hablan por sí solas: el capítulo más penalizado es el de protección del patrimonio cultural, que recibirá 5.455 millones menos de lo previsto. A esta cifra hay que añadir los recortes en partidas específicas de protección: protección arqueológica (- 220.000 euros), protección y valorización del patrimonio archivístico (- 599.000 euros), protección y valorización del patrimonio bibliotecario (- 992.000 euros), protección de las bellas artes y protección y valorización del paisaje (- 552.000 euros). Esto hace un total de 7,818 millones de euros menos que el gasto previsto para 2017.

En este naufragio general, sin embargo, hay quien no llora: el apartado 6 del artículo 22 del Decreto “salva” de hecho a los grandes museos, buque insignia de la reforma Franceschini. Para ellos no hay recortes, sino la posibilidad de ir más allá de los límites fijados por la normativa para “hacer uso de competencias y servicios profesionales... para apoyar el buen funcionamiento de los institutos y garantizar su activación”. En esencia, consultoría y servicios contratados para salvar a los museos autónomos de la destrucción por parte del Ministerio.

Ya se sabe, en tiempos de manovrina lo importante es salvar las ap parencias, sacando brillo a los escaparates de los grandes museos. Bueno para moler entradas de turistas y pasarelas de lujo para nuestros políticos. Para que el brillo de la platería familiar oculte la dolorosa agonía del patrimonio cultural italiano.


En la foto: el Collegio Romano, sede de MiBACT. Crédito

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