Unas estupendas Semanas del Mármol en Carrara este año

Artículo publicado originalmente en culturainrivera.it

He seguido, un poco desde la distancia y algo aburrido, la polémica desatada por Paris Mazzanti, ex director de Internazionale Marmi e Macchine, a propósito de la edición de 2016 de las Semanas del Mármol, el evento de arte y diseño que caracteriza los veranos de Carrara desde 2008. Me aburría un poco, porque la polémica parecía muy engañosa: en esencia, la acusación de Mazzanti contra la administración municipal, publicada en las columnas del diario Tirreno, era la de haber convertido en “provinciano” un evento que hasta 2013 había sido “de nivel internacional”.

El análisis de Paris Mazzanti, sin embargo, tiene dificultades para revelar (de hecho: no emerge en absoluto) el verdadero quid de la cuestión: la visión que anima las Semanas del Mármol ha cambiado radicalmente. Basta con leer el programa de este año (un programa de alto nivel: y Carrara realmente lo necesitaba) para darse cuenta de que la edición de 2016 se centra más en el aspecto artístico y cultural que en el empresarial , que en cambio había caracterizado las ediciones anteriores, al menos hasta 2014. En otras palabras: las Semanas del Mármol de años anteriores, que podían contar con una contribución sustancial de la industria de la piedra, se habían convertido en una especie de “escaparate” de los proyectos de las empresas locales. Sobre la calidad de estos proyectos, que se referían principalmente al diseño y la arquitectura, obviamente no hay nada que objetar, y sobre su alcance internacional (ya que a menudo eran el resultado de colaboraciones entre empresas de diferentes países) no se puede encontrar nada que objetar.

Sin embargo, hay que preguntarse qué sentido tiene un evento que debería estar pensado para la ciudad. ¿Se trata de una enorme sala de exposiciones al aire libre diseñada con la no tan sutil intención de permitir a las empresas marmolistas hacer alarde de sus maravillosas proezas ante los ciudadanos, o es una exposición cuyo principal objetivo es promover la cultura? En otras palabras: ¿una extensión, aunque sea artística, de Marmotec, o una oportunidad para profundizar?

Que las pasadas ediciones tuvieron un marcado carácter publicitario también fue admitido implícitamente por el propio Zubbani, quien en 2014, en una entrevista concedida al diario Tirreno en la que se le preguntaba si las Semanas del Mármol e iniciativas similares podrían “acercar las canteras a la ciudad”, admitió con franqueza que “las acciones puntuales no bastan para tranquilizar todas las conciencias”. Sí: es una pena que ese mismo año no hubiera mucha tolerancia con las acciones destinadas a hacer reflexionar, porque la única obra que podría haber constituido un momento importante de investigación “alternativa”, a saber, la instalación Marble R.I.P . de Robo y Buffoni, fue desmantelada en muy poco tiempo.

Este año, las cosas han cambiado. Y para mejor, en mi opinión. No sólo porque la “disidencia” ya no necesita apoyarse en voces aisladas, ya que ha encontrado, desde hace un año, una estructura que puede contar al menos con un mínimo nivel de organización (laAsamblea Permanente), que garantiza programas y eventos que se suman a los promovidos y patrocinados por las instituciones (cito, a modo de ejemplo, el Carraraejemplo, el festival Carrara si fa bella el año pasado, y Cinema Baluardo este año), sino también porque los propios actos institucionales han perdido por fin gran parte de la pátina marcadamente comercial y promocional que los había caracterizado en el pasado.

Este año tenemos una “dirección” confiada a la oficina de cultura del Ayuntamiento de Carrara, con la colaboración de laAcademia de Bellas Artes (y ya era hora de que el instituto de la ciudad también desempeñara un papel como verdadero protagonista dentro de las Semanas del Mármol) y eldentro de las Semanas del Mármol) y la Fondazione Cassa di Risparmio di Carrara (que el año pasado nos sorprendió gratamente con la exposición Pittura fra Toscana e Liguria nel ’600 y que este año lo ha replicado, aunque un poco más atenuado, con una interesante retrospectiva sobre Giuseppe Pezzica), y el programa, centrado sobre todo en elarte y el teatro, es bastante rico. Tenemos un evento principal que consiste en la exposición de Daniel Spoerri, un artista de renombre internacional (independientemente de lo que piense de él Paris Mazzanti) que necesita poca presentación; tenemos las exposiciones de Andrea Aquilanti y Maura Banfo, dos artistas más que acostumbrados a exponer por todo el mundo en muestras de alto nivel (Aquilanti también expuso en la Bienal de Venecia); tenemos la muestra Parkour, que exhibe las obras de los artistas locales con más talento de toda la ciudad (y hay que decir que las pasadas ediciones de la muestra Parkour hay que decir que las pasadas ediciones de las Semanas del Mármol nunca habían conseguido valorizar adecuadamente el tejido artístico local que representa uno de los verdaderos valores añadidos de Carrara), está la exposición de los jóvenes artistas de la Academia, está el teatro de Moni Ovadia, Paolo Rossi, Massimo Wertmüller, y hay varios eventos más. Y además, aparte de las iniciativas de la Asamblea Permanente, podemos contar con la exposición en el Palazzo Cucchiari sobre el Grand Tour que se inaugurará el sábado, con laexposición A Saucerful of colours organizada por la Galería Teké, y con diversos eventos creados fuera del contexto institucional pero que están consiguiendo hacer resurgir la vocación artística de Carrara.

Quizá las Semanas del Mármol no sean un acontecimiento “internacional” como pretende Mazzanti, y desde luego Carrara no atraerá a masas de turistas jubilosos de todo el mundo, pero sin duda es reductor , además de no corresponder a la verdadera calidad de los protagonistas, hablar de “acontecimiento provincial”. Por ello, Paris Mazzanti haría bien en aceptar la invitación de la directora de la Academia, Lucilla Meloni, que le propuso visitar las exposiciones de unas Semanas del Mármol que, repito, se han despojado de su carácter “promocional” para alcanzar un perfil cultural muy diferente y mucho más elevado. Por supuesto, la edición de este año, también dado el brusco cambio de rumbo, con menos eventos “al aire libre” y con una oferta ciertamente menos “pop”, probablemente no alcanzará las cifras de años anteriores, también porque la maquinaria de promoción y comunicación que supieron montar las industrias fue más eficaz y más organizada que la de la administración. Pero por fin tenemos unas Semanas de Mármol que realmente intentan hacer cultura. Al fin y al cabo, ¿no es este el objetivo que debe tener un evento pensado para la ciudad?

Semanas del Mármol de Carrara 2016

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