Una buena lección de España: rebajas en los museos para los parados


A nuestro regreso de España, nos llevamos una grata sorpresa: los museos de Cataluña ofrecen reducciones a los desempleados

Anteayer, el siempre excelente Fabrizio Federici de Mo(n)stre publicó, en su habitual estilo irónico, un post en su página de Facebook titulado “La (s)Venaria Reale”: en el post, se limitaba a señalar el precio del billete de entrada a la Venaria Reale en la fórmula “todo en un palacio”. Es decir, visita al palacio , los jardines y las exposiciones actuales del complejo, todo por un total de 25 euros. Sin posibilidad de reducciones (excepto para niños de 6 a 16 años).

Relanzamos el post en nuestra página de Facebook y al ya gran número de comentarios que había recibido en Mo(n)stre, se sumaron decenas más. Nuestros seguidores estaban divididos, entre los que consideran (con razón, en nuestra opinión) que el precio es excesivamente elevado, y los que hacen comparaciones con salir a comer a una pizzería y creen que también se puede estar dispuesto a gastar 25 euros para visitar la Venaria Reale.

Dado que, en nuestra opinión, la comparación con las pizzerías, las entradas para el estadio, la ropa de marca, etc. es válida hasta cierto punto, ya que se trata de experiencias completamente diferentes que no tienen nada que ver entre sí, es evidente que los costes de entrada excesivamente elevados alejan a la gente de los museos. Elaficionado siempre estará dispuesto, dentro de los límites del sentido común, a pagar lo que exija la visita. Pero si lo que se pretende es acercar el arte y la cultura a un público distinto del aficionado (o turista), si lo que se pretende es que la cultura pueda ser vivida por la ciudadanía de forma activa y constante, muchos museos deberían revisar sus políticas de precios y reducciones. El supuesto fundamental debe seguir siendo siempre el mismo, a saber: la cultura es y debe ser de todos y estar al alcance de todos. Es profundamente injusto que el acceso a la cultura se restrinja a quienes no pueden permitirse gastar cierta cantidad de dinero para visitar un museo.

Hay una experiencia en España que nos sorprendió positivamente. En nuestro último viaje, a Barcelona, visitamos el Museu Frederic Marès. Y por cierto: fue un grato descubrimiento. Si está de paso por Barcelona, no sea como muchos de sus compatriotas que se limitan a las Ramblas y al Camp Nou, vaya a visitar este espléndido museo que expone la colección de esculturas, desde la Edad Media hasta nuestros días, reunidas por Frederic Marès, gran escultor catalán del siglo XX (también encontrará una de sus obras en Santa Maria del Mar) y fino coleccionista. La colección, intacta, permite recorrer la historia de la escultura catalana, y en las dos plantas superiores le sorprenderá el “gabinete del coleccionista”, donde se han dispuesto colecciones de los objetos más diversos (desde sellos a peines, incluso billetes de transporte público).

Museu Frederic Marès

La sorpresa positiva, sin olvidar la gran calidad de las obras expuestas y la amabilidad del personal del museo, fue comprobar que el Museu Frederic Marès aplica una reducción en el precio de la entrada a las personas que no trabajan. Entonces descubrimos que el Museu Frederic Marès no es el único que aplica esta política, sino que es una práctica habitual en Cataluña y muchos museos tienen un precio de entrada reducido para los que no trabajan. Y, buscando en la red, descubrimos que otros museos de todo el mundo también tienen medidas similares (por ejemplo, el British Museum, o el Musée d’Orsay, que incluso ofrece entrada gratuita).

En ninguno de los museos que visitamos en Italia (y, dada nuestra actividad, visitamos muchos) encontramos experiencias similares. Por supuesto, se podría decir que los museos caros son una minoría del total. Pero también es cierto que, por lo general, los museos más caros son también los más visitados o los más populares entre el público y, por tanto, también aquellos con los que uno suele tener su primer acercamiento al arte vivo.

Estaría bien que también los museos italianos adoptaran medidas similares en el futuro: significaría un paso considerable hacia el concepto de “cultura para todos”. Y quizás, en lugar de una entrada reducida para los que no tienen trabajo, también podría plantearse la entrada gratuita. Desde este post lanzamos pues un reto a los museos italianos que nos leen (y sabemos que son varios): ¿están dispuestos a adoptar la entrada reducida o gratuita para los que no tienen trabajo? Nosotros, por nuestra parte y para dar una pequeña señal, a partir de hoy daremos a quienes no tengan trabajo la oportunidad de aprovechar gratuitamente nuestro curso de historia del arte, previa presentación de la documentación que acredite la condición. E intentaremos por todos los medios que los museos empiecen a tomar medidas similares.

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