La noticia llevaba ya unos días circulando: en Colonia, una de las ciudades más vibrantes culturalmente de Alemania, el número de personas que dan positivo en las pruebas del coronavirus no deja de aumentar y se empieza a hablar con temor de una “tercera ola pandémica”. Así que la ciudad corre a ponerse a cubierto: obliga a presentar pruebas antivirus con resultados negativos si se quiere entrar en lugares destinados al “ocio”, como se considera a la cultura. Vayamos por orden: en toda Alemania se cierran los museos a partir del 4 de noviembre de 2020, y también se han implantado restricciones muy fuertes para bibliotecas y galerías de arte hasta el 16 de diciembre, cuando todo el país echa el cerrojo y lo cierra todo. Las cifras siguen aumentando, las vacunas se retrasan y la política es un caos.
Sólo a partir del 8 de marzo (para las bibliotecas a partir del 16 de marzo) se vislumbran los primeros atisbos de esperanza de una reapertura (de nuevo basada en lo que llaman el “7-Tage-Inzidenz”, es decir, el valor que representa los casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 7 días). Las restricciones de acceso a museos, bibliotecas y archivos cambian de un Land a otro, de una región a otra, y de la que informo en este artículo es de la situación en la ciudad de Colonia, donde se encuentra el Museo Ludwig, con la colección de Pop Art más importante de Europa y del mundo, si excluimos las obras almacenadas pública y privadamente en Estados Unidos. El museo está flanqueado por una maravillosa biblioteca de historia del arte, un verdadero tesoro para todos los investigadores de arte que acuden aquí desde las zonas limítrofes, así como desde las vecinas Holanda y Bélgica, para consultar (y fotografiar y escanear gratuitamente) los textos deseados. Cuando se reabrió después del 16 de marzo, el acceso al Museo Ludwig estaba muy controlado: la colección permanente no se puede visitar, de las exposiciones temporales sólo se puede ver la dedicada a Andy Warhol que se inauguró en diciembre(Andy Warhol Now). El acceso es limitado, por tiempo (2 horas máximo), hay que reservar la visita y sólo es posible hacerlo de semana en semana, por lo que el número de entradas disponibles se agota en dos minutos (aún no he conseguido ver la exposición).
Una sala del Museo Ludwig de Colonia |
En el caso de la biblioteca, las restricciones son aún más importantes: reserva previa obligatoria, solicitud anticipada de los textos a consultar y un tiempo máximo de consulta no superior a tres horas y media. Según mi experiencia personal (conseguí consultar, escanear, fotografiar más de veinte libros solicitados en esas tres horas y media) no había más de cinco personas en la franja horaria que había reservado. No tuve contacto de ningún tipo, los libros ya estaban allí cuando llegué, una distancia de más de 2 metros con los demás investigadores, en definitiva, un contagio casi imposible.
Entonces, ¿por qué perjudicar aún más al mundo cultural local (el argumento se puede aplicar en general) exigiendo un test anticovídico negativo realizado en las veinticuatro horas anteriores a la llegada al museo o biblioteca si las condiciones de contagio son mínimas? ¿Por qué complicar aún más la situación del sector cultural después de meses de inactividad? ¿Por qué seguir perjudicando a los autónomos del sector (guías, personal de seguridad, personal pedagógico?) ¿Por qué se piensa que la cultura es “tiempo de ocio”, que la gente no lo necesita, que ser investigador, incluso en la “civilizada y vanguardista” Alemania, es un pasatiempo y no un trabajo? ¿Por qué permitir que los veraneantes alemanes llenen los vuelos de Lufthansa y Eurowings a Mallorca (¡sí, ha leído bien!)? La impresión que se sigue dando, sobre todo a las generaciones más jóvenes, es que la cultura (teatros, museos, bibliotecas, archivos, centros culturales de cualquier tipo) es, por un lado, algo de lo que se puede prescindir y, por otro, que es el lugar de incubación favorito del coronavirus: ¡al menos el virus sabe que la cultura es contagiosa y que sirve para algo!
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.