No habrá reapertura de museos sin sostenibilidad económica y perspectivas profesionales


¿Cómo apoyar a los centros museísticos que hasta ahora han dependido del turismo de masas, cómo salir del asistencialismo de los museos más pequeños, cómo emplear el diverso capital humano de los museos y cómo remunerarlo? Algunas preguntas a las que tendrán que responder los museos.

La reciente conferencia de More Museum, El futuro de los museos entre cambios y nuevos escenarios, fue la ocasión de un debate muy esperado y necesario entre los protagonistas del panorama museístico y cultural italiano. Desde el Ministro de Patrimonio y Actividades Culturales hasta el Director General de Museos italianos. Desde los concejales de cultura de Milán, Turín y Florencia hasta los responsables de las fundaciones e instituciones museísticas más prestigiosas de la península. Una pasarela virtual que, más allá de los límites impuestos por las limitaciones de tiempo y el apretadísimo calendario de intervenciones (más de 40 ponentes con unos minutos cada uno), puso de relieve un panorama científico y cultural muy heterogéneo alimentado por una gran capacidad de recuperación y un ojo puesto en las nuevas tecnologías digitales. Las intervenciones, debido al escaso tiempo disponible, se concentraron en casi 8 horas de conferencia on-line, lo que desgraciadamente redujo la posibilidad de realizar con la debida autocrítica reflexiones sobre el desastroso estado en el que se encuentran los miles de museos que existen en Italia (más de 4000 según algunas estimaciones).

La verdadera incógnita que se cierne sobre el futuro de los museos, y que algunos de los ponentes se obstinaron en glosar, es la económica. ¿Cómo sostener y promover de nuevo los grandes centros museísticos que han hecho del turismo de masas el pilar de su supervivencia? ¿Y cómo salir del perenne estado de asistencialismo para los museos más pequeños? Todos estamos de acuerdo en que los museos, como las bibliotecas o los teatros, no tienen por qué tener un rendimiento económico de sus actividades, pero ¿cómo emplearán esas miles de instituciones el diverso capital humano al que apelaron algunos de los ponentes para relanzarlas? ¿Cómo se pagará a miles de trabajadores, actualmente despedidos, sin los ingresos por entradas de los turistas internacionales? He aquí algunas preguntas que no parecen tener respuesta por el momento.



Florencia, Palazzo Vecchio, el Salone dei Cinquecento. Foto Crédito Targetti Sankey
Florencia, Palazzo Vecchio, el Salone dei Cinquecento. Foto Crédito Targetti Sankey

Ciertamente, se pueden desgravar las contribuciones en favor de la cultura, como brillantemente defienden algunos, se puede asegurar el avituallamiento durante un periodo determinado, pero ¿cómo implicar a largo plazo a ese ejército (éste, virtual) de conservadores, expertos en marketing, recaudadores de fondos, auxiliares pedagógicos, registradores, restauradores y gestores de redes sociales sin una visión (también) económica de su propio futuro?

Si no nos alejamos del binomio cultura = gratuidad, los perjudicados serán precisamente los muchos profesionales que harían falta para relanzar la idea misma de museo. Es difícil trazar un plan estratégico si no se cuenta con las figuras necesarias para llevarlo a cabo. Es como una partida de ajedrez. Sin peones se pierde la partida incluso antes de empezar. Por esta razón, una de las primeras inversiones para reiniciar el juego, como también se puso de manifiesto durante la conferencia, debe comenzar con la contratación de figuras formadas y cualificadas y no (sólo) aprendices polifacéticos que se improvisan a sí mismos como gestores de redes sociales, recaudadores de fondos, asistentes de seguridad, secretarios o responsables de prensa.

Los museos del futuro, si realmente quieren tenerlo, deben entrelazarse con la comunidad a nivel social, político y, sobre todo, económico. No habrá “nuevos” museos sin una estrategia de sostenibilidad compartida. No habrá “museos comisariados” sin el valor de nutrir profesional y económicamente a la comunidad que tendrá que sostenerlos.


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