La RAI nos trae por fin el gran arte en prime time gracias al proyecto La libertà di Bernini (La libertad de Bernini), una serie de ocho capítulos que, a través de la narración de Tomaso Montanari, lleva al lector por la obra de uno de los mayores protagonistas del arte italiano, Gian Lorenzo Bernini. Ayer, 7 de enero, RAI 5 emitió el primer episodio.
La serie se presenta inmediatamente como un proyecto sin demasiadas florituras: música de fondo reducida al hueso, Montanari como único e indiscutible protagonista (¿quizás incluso más que el propio Bernini?), un estilo directo e incisivo, por lo que hemos visto hasta ahora. La serie tiene al menos tres puntos fuertes. El primero: Montanari nos lleva directamente a los lugares donde Bernini vivió y trabajó, y nos habla delante de las obras de Bernini. Esto permite al oyente establecer un contacto directo y entrar más en sintonía con elartista. En segundo lugar, la contextualización parece muy eficaz y completa. En otras palabras, Montanari nos ha adentrado realmente en la trayectoria formativa de Bernini, hablándonos de Miguel Ángel, Caravaggio, los Carracci, Rubens y de las claves que Bernini tomó de estos artistas. Y por último, la tercera: Montanari parecía casi siempre muy claro a la hora de poner al oyente en situación de comprender los temas tratados durante el episodio. Una divulgación que, en mi opinión, va en dirección opuesta a la de, por ejemplo, Philippe Daverio (por poner un ejemplo querido por el público, que imagino tiene bien presente el Passepartout de Daverio): si bien tiene en común con Daverio el alejamiento de un academicismo que iría en detrimento de una emisión de este tipo, la de Montanari es una elocuencia sobria, aséptica (quizás incluso demasiado) y caracterizada por gestos menos enfáticos y sobre todo menos estereotipados (así como un enfoque vocal menos grave) que la de Daverio.
Sin embargo, no se pueden pasar por alto algunos puntos débiles. Montanari no deja de ser un historiador del arte, y esta pertenencia a un determinado tipo de ambiente se deja sentir, a veces en el lenguaje (por poner un ejemplo: la frase “de manera asertiva” no puede realmente escucharse en un programa destinado al gran público) y a veces en algunos pasajes demasiado “montanarianos”. Montanari podría haber evitado la metáfora que compara el patrimonio cultural con las manzanas (el que está extendido y aún en su ubicación original sería comparable a las “manzanas en los árboles”, mientras que el que está en los museos es comparable a las manzanas en un frigorífico). Y éste es un ejercicio que no puede proponerse a un público televisivo. O el pasaje en el que el retrato de Antonio Coppola se convierte en un “bodegón”: ¿por qué?
En cuanto al contenido, también aquí quizás habríamos preferido que Montanari hablara más del contexto histórico (ni una mención a los acontecimientos que afectaron a la Roma de la época, fundamentales para entender el desarrollo del arte de Caravaggio primero y de Bernini después: pero quizás habrá tiempo para ello en futuros episodios) y sobre todo que aclarara mejor el alcance revolucionario del arte de los Carracci. El de Annibale Carracci es un nombre con el que, probablemente, el gran público televisivo no tiene aún esa familiaridad gracias a la cual el programa puede omitir pasajes importantes. ¿Por ejemplo? Aclarar cuál era la forma de ver la naturaleza de los Carracci, tanto más cuanto que la Capilla Cerasi también brindaba la oportunidad de hacer una comparación directa con Caravaggio (una comparación que, sin embargo, era mínima).
En resumen: aún no estamos al nivel de un producto como El poder del arte de Simon Schama, pero sí a un nivel muy superior al de Passepartout. Las premisas son buenas, La libertad de Bernini es un programa bien hecho y bien documentado y es una forma de tratar el arte que hacía tiempo que no se veía en las cadenas de televisión italianas. Hay algunas pequeñas lagunas, pero esperamos que se llenen con los próximos episodios. Seguro que el próximo miércoles seguiremos sintonizando RAI 5 :-)
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