Inundación de Carrara: el alcalde y el consejo asumen sus responsabilidades. Y sobre todo: cambia la mentalidad.

Nuestros lectores acostumbrados a posts sobre arte y cultura nos perdonarán que sigamos hablando de lainundación de Carrara, pero nos afecta muy de cerca y, como bien pueden imaginar, estamos muy afectados. En estas horas, la emergencia va remitiendo y empezamos a hacer recuento de los daños: hay familias y negocios que han perdido mucho, desgraciadamente.

Aquí, hoy sólo queremos expresar un par de reflexiones libres. Ayer, a última hora de la tarde, se celebró una reunión del ayuntamiento para hacer balance de la situación. Hubo una gran participación de la ciudadanía, y fue una reunión del consejo muy emocionada. Seguimos la retransmisión en directo y, como era de esperar, por un lado la administración municipal trató de asumir la menor responsabilidad posible, y por otro los ciudadanos reaccionaron con insultos incluso graves contra el alcalde, el consejo y los dirigentes municipales.

Será la justicia la que determine quién es el culpable del desastre, y esperamos que, al menos esta vez, alguien pague por lo que ha causado. Pero, por otro lado, desde luego no podemos decir que la administración municipal esté exenta de otras culpas. Empezando por lo que ocurrió ayer: vimos a una administración municipal tratar a sus ciudadanos con condescendencia y arrogancia. Cuando lo digno, elegante y responsable hubiera sido pedir una cálida disculpa a sus ciudadanos: un municipio, al fin y al cabo, debe preocuparse, ante todo, por la seguridad de sus ciudadanos. Y este cuidado de la seguridad de sus ciudadanos debería incluir también el control de las obras que se realizan en suelo municipal.

Creemos que la administración municipal no puede permitirse el lujo de atrincherarse tras la afirmación de que las obras del terraplén derrumbado eran responsabilidad de la provincia. El municipio es la autoridad local más cercana a los ciudadanos: y los ciudadanos exigen respuestas serias y concretas. Que aún no han llegado. Por otro lado, ha llegado tanta prepotencia, que nos preguntamos si no será que el alcalde también siente que debe una disculpa, por su comportamiento, a una ciudadanía aún visiblemente conmocionada y frustrada por los acontecimientos de los últimos días. No olvidemos que se ha puesto en peligro la vida de muchos ciudadanos por culpa de una obra chapucera (que el ayuntamiento, que sepamos, no se ha tomado la molestia de comprobar por sí mismo, a pesar de varias denuncias) cuando todo el mundo en la ciudad sabe que el Carrione está sujeto a inundaciones, incluso fuertes inundaciones. Por lo tanto, creemos (y lo repetimos porque en casos como éste, repetir nunca está de más) que una disculpa pública es un acto debido por parte de la administración. Que luego debería hacerse a un lado.

Porque el problema no es sólo la riada: lo ocurrido en los últimos días no es más que la culminación de años de mala gestión. Quienes nos siguen desde hace tiempo saben que siempre hemos hablado de los problemas de Carrara, que no son nuevos. Es una ciudad en la que ya no existe una programación cultural digna de tal nombre, en la que dos de cada tres teatros están cerrados (uno de ellos incluso corre el riesgo de derrumbarse), en la que no hay cines, en la que escasean los lugares de encuentro, en la que el territorio es continuamente roturado, en la que los jefes son esos pocos industriales del mármol que obtienen enormes beneficios de la explotación de las canteras, lo que, sin embargo, tiene graves repercusiones en el medio ambiente y en la salud de los ciudadanos. Sin que, por otra parte, haya repercusiones económicas significativas.

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Mañana habrá, a las 11 de la mañana, una manifestación frente al Ayuntamiento de Carrara: una manifestación pacífica, dicen los organizadores, cuyo principal objetivo será pedir la dimisión del alcalde y su consejo. A la manifestación se unirán también algunos concejales de la oposición, que presentarán una moción de censura al alcalde. Añadimos que la administración no sólo debe responder por los daños causados por la inundación. También debe responder por todo lo que se ha hecho (y sobre todo lo que no se ha hecho) en Carrara en los últimos años. Está en juego el futuro de la ciudad. Y si hasta hace poco nos preguntábamos si esta administración era capaz de garantizar una política de empleo seria, una programación cultural adecuada, una oferta turística inteligente, la plena sostenibilidad de las políticas medioambientales y una lucha eficaz contra los desequilibrios sociales, económicos y medioambientales provocados por la minería, que enriquece a unos pocos y perjudica a muchos, ahora también nos vemos obligados a preguntarnos si esta administración es capaz de garantizar la seguridad. Las respuestas hasta ahora han sido más a menudo negativas que positivas. Y es por todas estas causas por las que el alcalde y el consejo deberían comparecer ante sus conciudadanos y asumir su responsabilidad. Probablemente no será así mañana: de hecho, la administración ha invitado a los ciudadanos (nos enteramos por el perfil de facebook de la concejala minoritaria Claudia Bienaimé) a ir a palear. Como si los habitantes de Carrara hubieran salido a pasear estos días. Y cuando una administración ni siquiera llega a presentarse ante sus ciudadanos sino que, por el contrario, les invita a realizar otras actividades, nos preguntamos si no es quizás una razón más por la que debería hacerse a un lado.

Lo que es seguro es que a partir de mañana la mentalidad tendrá que cambiar. Carrara está mostrando fuerza y unidad estos días: pero esta fuerza y unidad tendrán que continuar cuando se trate de informar, de participar en debates, de hablar de los problemas, de crear conciencia. Porque sólo con un interés vivo y constante por la propia ciudad se pueden resolver los problemas.

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