Hoy fui a la Superintendencia...


Una desventura de nuestra Chiara en la superintendencia... un post sobre lo difícil que es encontrar trabajo en el campo de la historia del arte.

... y descubrí algo.
Pero primero necesitamos el antecedente, es decir: hace unos meses entré en la página web de la Superintendencia (de XXX.... no diremos el nombre del lugar, aunque hace falta poca imaginación) y encontré el enlace “prácticas” que me llamó la atención como la proverbial miel para las abejas. Es más, la página correspondiente estaba bien hecha. Describía con detalle qué hacer para informarse, quién podía presentarse, la duración de tres meses (prorrogables), el hecho de que no estaba remunerado, pero era flexible según la disponibilidad de la persona (si trabajaba o lo que fuera), etc. etc.

Tanto es así que me dije: “¡Bien! Ya que mi carrera de Historia del Arte vive en el platónico Mundo de las Ideas y no prevé prácticas en ningún sitio, iré a hacerlas después de licenciarme o cuando esté cerca de ello... al menos iré a informarme y a ver qué pasa”.

Y así, como ahora estoy en la milla verde del ’capítulo de conclusiones’, del ’arreglo de imágenes’ y del ’esperemos que no me tiren la tesis en el último mes’, hoy fui a la Superintendencia.

Era una situación de alfombra verde, por tres razones. Uno, porque la alfombra de terciopelo que cubría la escalera de acceso a los despachos de los historiadores del arte era verde. Dos, porque recordamos la esperanza verde. Tres, porque las situaciones de alfombra roja notoriamente requieren dinero, y aquí parece no haberlo.

Esta última afirmación fue la esencia de la respuesta a mis preguntas verdes sobre las prácticas. Desde que se aprobó el decreto que obliga a que las pasantías sean remuneradas, aunque esta remuneración sea, y cito textualmente, “una miseria”, la Superintendencia no tiene dinero para pagar a los pasantes. Tanto porque no tiene esa partida en su presupuesto y no puede crearla de la noche a la mañana, como porque casi no tiene dinero para los que ya están. Y, por lo tanto, no hay más pasantes.

Y pensar -aparte de que tengo un timing realmente preocupante- ¡que incluso estaba de acuerdo con la propuesta de reembolsar a los interinos! Porque me parece justo y además es una forma de regularlos un poco más.... No me había planteado en absoluto el peor de los casos, caramba, y eso que suelo ser un desconfiado...

Pero aun así, no se lo echo en cara al nuevo decreto... eso sería una visión egoísta y obtusa de las cosas. Sí creo, en cambio, que hay que ver dónde se siembra lo correcto, si en tierra buena o en tierra contaminada. Ni que decir tiene que se está sembrando en este último, y por tanto hay que tomarse un momento para evaluar las situaciones, buscar el justo medio, ir paso a paso.... si no creamos situaciones límite. No, porque es absurdo, casi humor de Groucho Marx... He pedido trabajo remunerado, pero oh, he ido a pedir trabajo gratis y la respuesta es NO. Ni siquiera eso. Porque -ay nosotros- tendrían que pagarme, así que no.

Es un perro que se muerde la cola, pero con una sarna bastante grande. Por otro lado, tampoco se lo guardo a la Superintendencia. ¡Por piedad! El médico con el que hablé también fue amable. Después de asegurarme que este perro con sarna está muy extendido en todos los organismos públicos, incluso se disculpó diciendo: “De hecho, ahora voy a retirar la página de Internet... Siento darle lo que seguramente será otra decepción más”.
... a lo que yo respondí: ’No se preocupe, ¡sólo estoy empezando!


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