Recibimos y publicamos de Cristina Agüero, investigadora española licenciada en Historia del Arte, una carta abierta en la que denuncia las condiciones en las que los becarios se ven obligados a trabajar en el Archivo Estatal de Palermo. Los lectores recordarán cómo Finestre sull’ Arte siempre ha dedicado especial atención al debate sobre la libre reproducción de imágenes de documentos de archivo, finalmente sancionada por una ley (la 124/2017) que entró en vigor el pasado 29 de agosto. Por lo tanto, parece que en Palermo la ley no se está aplicando, hasta el punto de que se ha presentado unapregunta parlamentaria para pedir al Ministro de Patrimonio Cultural que arroje luz sobre el asunto. Esperamos que la situación se resuelva lo antes posible. Mientras tanto, damos la palabra al Dr. Agüero para que preste más atención a este asunto. La carta comienza tras la imagen.
Crédito doctoral Ventanas al Arte |
El pasado 29 de agosto entró en vigor en Italia la ley 124/2017 para la reproducción por medios propios, gratuita y sin autorización previa, de fuentes documentales conservadas en archivos y bibliotecas estatales. Una ley muy avanzada, que ha permitido a Italia alinearse con otros países europeos donde este derecho está reconocido desde hace años. Responde por fin a las necesidades de los estudiosos e investigadores, que con su actividad contribuyen al conocimiento, conservación y valorización de nuestra memoria. En particular, la reproducción gratuita tiene por objeto ahorrar dinero, pero sobre todo otro recurso fundamental para todo estudioso, el del tiempo.
La ley supuso una pequeña victoria para todos aquellos archiveros y bibliotecarios que consideran la conservación de las fuentes como su misión, pero sobre todo una actividad aún más noble, la de hacer accesibles los fondos que conservan para facilitar la investigación, transformando archivos y bibliotecas en lugares verdaderamente vivos. Hay que subrayar que el patrimonio archivístico y bibliográfico no pertenece sólo a los estudiosos, sino a todos los ciudadanos. Es un patrimonio que aún tiene mucho que decirnos a cada uno de nosotros, como individuos y como comunidad: en los archivos notariales o municipales he encontrado a menudo a personas deseosas de saber algo más sobre la historia de sus antepasados o de su hogar, ya sea por motivos legales legítimos o por auténtica curiosidad.
La ley no ha gustado mucho a quienes siguen pensando que viven en el Antiguo Régimen y son los amos de los castillos y arcas que allí se esconden, sin tener en cuenta que no son más que custodios llamados a ofrecer un servicio a los verdaderos dueños de ese patrimonio, es decir, los ciudadanos. Es curioso que de repente se nos recuerde la conservación sólo para negar a los ciudadanos un derecho adquirido por ley. Ciertamente, no hace falta ser un experto en conservación para comprender que al hojear un registro para fotografiarlo desde la distancia, éste sufre aún menos que la manipulación constante que se requiere para transcribir su contenido. Es igualmente evidente que hay documentos muy delicados que deben excluirse de la consulta normal (o al menos someterse a una consulta supervisada) para preservar su integridad, pero utilizar el pretexto de la conservación para impedir sistemáticamente la reproducción por medios propios de los fondos conservados en el Archivo Estatal de Palermo, obligando a los investigadores a recurrir a un servicio de pago inútil y costoso, no sólo es pisotear un derecho reconocido por la ley, sino que equivale a una auténtica burla a los estudiosos. Los usuarios del Archivo Estatal de Palermo ya han dirigido un llamamiento al Ministro Franceschini pidiéndole que haga efectiva también allí la liberalización, que todos esperamos no caiga en saco roto.
Cristina Agüero. Licenciada en Historia del Arte.
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