El arte contemporáneo no puede ser "democrático". Y no es cierto que ya se haya hecho todo


Existe esta pretendida "democracia" según la cual la obra de arte contemporáneo debe llegar a todo el mundo inmediatamente. En realidad, si una obra de un artista contemporáneo nos convence, inmediatamente algo falla. Por eso, según Luca Rossi.

Existe esta pretendida “democracia” por la que la obra de arte contemporáneo debe llegar “inmediatamente”, a todo el mundo. No hacen falta palabras ni explicaciones porque si la obra “funciona”, debe ser clara, evidente e inmediata. Si nos fijamos en obras estrictamente contemporáneas, es decir, obras de artistas surgidos en los últimos quince años, tener esta convicción es un error muy grave. De hecho, si una obra de un artista contemporáneo nos convence inmediatamente es que algo falla, porque lo más probable es que ese artista haya utilizado códigos, formales y conceptuales, que de alguna manera ya tenemos en la retina y ya hemos digerido.

Foto: Luca Rossi
Foto: Luca Rossi

No se trata de innovar y ser original a cualquier precio, sino de utilizar la “cita” como puente para enfrentarnos a nuestro presente. Las obras de arte contemporáneo de calidad deben hacernos trabajar duro, una forma de fitness comparable al duro trabajo que hacemos cuando entrenamos nuestro cuerpo, para mejorar nuestra forma física. Si queremos “entrenar la vista” y mejorar la sensibilidad con la que nos enfrentamos al mundo, debemos necesariamente fatigarnos. Si no nos fatigamos, estamos viendo obras derivadas que se precipitan a partir de actitudes intuidas hace sesenta, setenta años. El valor de la obra de arte contemporánea reside precisamente en la nube M.A.V.A. (modales, actitudes, visiones), de la que luego se precipitan las obras como agentes atmosféricos y testigos de esas actitudes.

Son estas actitudes las que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana. ¿Dejarías que tu médico te tratara con modalidades de hace sesenta, setenta años? Ciertamente, esas modalidades podrían funcionar hoy en día, pero estás renunciando a la oportunidad de ser tratado con los mejores cuidados. Jannis Kounellis, Lucio Fontana o Alberto Burri, siguen siendo grandes artistas, pero por supuesto están atados a su periodo histórico y a modalidades que, aunque sigan siendo interesantes hoy, nunca serán del todo relevantes para nuestro presente. Ésa es la tarea del arte contemporáneo: identificar actitudes relevantes en nuestro presente para hacer frente a nuestra realidad. Y no es cierto que “ya se haya hecho todo”, porque hoy vivimos en un presente hecho de nuevas tecnologías, y están a la orden del día temas y cuestiones completamente nuevos en comparación con el siglo pasado. Se trata simplemente de que los artistas más jóvenes se enfrentan a un sistema educativo y laboral extremadamente precario y, por tanto, no tienen el valor y la formación necesarios para explorar y trazar actitudes más contemporáneas.


Advertencia: la traducción al inglés del artículo original en italiano fue creada utilizando herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la total ausencia de imprecisiones en la traducción debido al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.