De un choque institucional sin precedentes nace la fundación de los Gigantes de Mont'e Prama


Tras un choque institucional sin precedentes, nace por fin la Fundación que gestionará los Gigantes de Mont'e Prama: el objetivo es conservar las obras en Cabras y ponerlas en valor. Pero hay algunos aspectos críticos.

Hace unas horas se ha puesto fin al tormentoso asunto de la Fundación Monte Prama, deseada por el ministro Dario Franceschini en 2017 para gestionar, a pesar de su nombre, todos los bienes culturales del municipio de Cabras (además del yacimiento de Mont’e Prama, también lazona arqueológica de Tharros, elhipogeo de San Salvatore, la Torre de San Giovanni di Sinis). La Fundación no se ha creado formalmente hasta hoy, 1 de julio de 2021, tras cuatro años de negociaciones y debates. ’La valiosa colaboración entre el Ministerio de Cultura, la Región de Cerdeña y el Ayuntamiento de Cabras’, declaró el Ministro Franceschini durante la firma, ’ha permitido alcanzar este importante resultado, que ofrece una herramienta fundamental para la valorización de uno de los mayores testimonios de una antigua civilización mediterránea. Los Gigantes son una gran oportunidad para Cerdeña y para nuestro país, y estoy seguro de que atraerán la atención de todo el mundo". De hecho, la firma llega tras años de tensas discusiones (más que de colaboración) que culminaron con el enfrentamiento político-administrativo de febrero y marzo pasados, cuando el alcalde de Cabras , Andrea Abis, se negó a permitir el acceso de la Superintendencia local al Museo Cívico: el primer ciudadano temía que las estatuas que la Superintendencia quería llevarse temporalmente a Cagliari para su restauración no regresaran, como se explicó en un artículo anterior de estas páginas.

Pero la situación se desbloqueó hace unos días. El viernes, el consejo municipal de Cabras dio el visto bueno a la creación de la Fundación, después de que el alcalde garantizara que los estatutos ponen en blanco y negro que las estatuas permanecerán en Cabras. Resulta irónico que, más o menos en las mismas horas, el Ministro Franceschini, al anunciar el nacimiento de la Fundación, propusiera"una vuelta al mundo" para los Gigantes de Mont’e Prama. Más allá de las palabras, en concreto el Consejo de Administración de la Fundación estará compuesto de la siguiente manera: un presidente elegido por el Ministerio y acordado con la Región, otros dos representantes del Ministerio, dos miembros elegidos por la Región y, por último, como vicepresidente y sexto miembro del Consejo, el alcalde de Cabras.

Los gigantes de Mont'e Prama en el Museo de Cabras
Los Gigantes de Mont’e Prama en el Museo de Cabras

No podía faltar la polémica al final de semejante enfrentamiento de varios años. Como era de esperar, las oposiciones municipales se alzaron. Para el concejal Antonello Manca, “el Ayuntamiento de Cabras tiene un papel fuertemente minoritario en el consejo de administración de la Fundación”, y de nuevo, “el Ministerio, en lugar de estar por encima de los partidos, no ha garantizado un estatuto especial para nuestro Ayuntamiento”. Un segundo concejal, Gianni Meli, señaló en el momento de la votación que en el estatuto “el patronato delibera por mayoría de los miembros presentes. En caso de empate, prevalece la del presidente o su suplente”. Esta forma de consejo de administración con mayoría ministerial total, esta situación excluye completamente de la gestión a la Región de Cerdeña y al municipio de Cabras“. El PD local, que expresa la opinión del alcalde, llegó sin embargo a blindar la elección: ”Estamos convencidos de que la fundación representa una oportunidad única para Cabras a la luz de la contribución que podrá aportar, en términos de recursos y herramientas, para que nuestro territorio pueda aspirar a convertirse en un polo de atracción turística a escala internacional. Por lo tanto, creemos que tal perspectiva vale mucho más que un puesto en el consejo’, explicó el secretario Salvatore Madau. ’Creemos que este asunto no debería haber sido motivo de fragmentación y conflicto político entre mayoría y oposición. Pero la composición del consejo de administración ofrece la idea de una disputa exquisitamente política por los nombramientos y el control.Elprimer Consejo de Administración, en funciones desde hace tres años y anunciado hoy a la prensa, tendrá como presidente al periodista y ex director de laUnione Sarda, Anthony Muroni (uno de los principales defensores de la creación de la fundación en los últimos años); como representantes del Ministerio, a la historiadora del arte Patricia Olivo, secretaria regional del Ministerio de Cultura, Patricia Olivo, y al presidente del Ministerio de Cultura, Patricia Olivo.historiadora del arte Patricia Olivo, secretaria regional del Ministerio, y el músico Paolo Fresu; como representantes de la región la profesora Graziella Pinna Arconte y el médico y ex alcalde de Cabras Efisio Trincas (ex secretario del Partido de Acción Sarda, que gobierna la región); y por último el actual alcalde de Cabras, Andrea Abis. Llama la atención la ausencia de arqueólogos y estudiosos que se han ocupado durante décadas del patrimonio cultural de Cabras, desde el yacimiento de Mont’e Prama hasta Tharros. El Ayuntamiento de Cabras es el menos representado de los tres, a pesar de que los yacimientos implicados son cívicos. Si esta fórmula de fundación con tracción ministerial beneficiará o no a la gestión del patrimonio arqueológico local, el tiempo lo dirá. Pero al final de esta historia, o al menos de su primera parte, no se pueden dejar de señalar sus peculiaridades.

En primer lugar, el choque institucional sin precedentes que ha caracterizado esta gestación, con el Ministerio (romano) y la Región en dos bandos diferentes, con las superintendencias locales privadas de cualquier debate; con el pequeño municipio de Cabras obligado a resistir la presión ministerial y que luego acabó aceptando un acuerdo de compromiso; una fundación con participación totalmente pública, un gran patronato y una amplia mayoría ministerial en un contexto en el que ninguno de los yacimientos arqueológicos y museos implicados era propiedad ministerial, sino municipal o diocesana local. Es la primera vez desde 2004, cuando el Estado empezó a crear fundaciones para gestionar yacimientos arqueológicos y museos públicos, que se produce este nivel de confrontación. Entre otras cosas, porque la mayor parte de los precedentes se referían a museos y yacimientos estatales cedidos a una fundación, mientras que aquí los bienes pertenecían a terceros.

Los gigantes de Mont'e Prama en el Museo Arqueológico Nacional de Cagliari en 2017.
Los gigantes de Mont’e Prama en el Museo Arqueológico Nacional de Cagliari en 2017.

El precedente que se ha sentado no afecta solo al Sinis ni a Cerdeña, y suscita algunas reflexiones: ¿puede una institución central del Estado decidir crear una fundación para gestionar el patrimonio aprovechando su poder de persuasión (económico y político)? Porque ahora, con esta nueva institución, sin duda será más fácil obtener financiación tanto pública como privada, con la diferencia de que la gestión de esta financiación ya no estará en manos de las autoridades locales, sino precisamente en manos de la fundación. La gestión de la financiación, y la gestión de los propios bienes.

A principios de 2021, el Tribunal de Cuentas publicó un largo examen, a partir del caso de Matera 2019, explicando las criticidades ligadas a la asignación de bienes públicos a una fundación, asignación que se configura como perpetua, a pesar de las criticidades de estas entidades con una gestión “ciertamente menos regulada y responsable a pesar de que estas entidades basan su actividad en una utilización global de los recursos públicos”. Sugirieron evitar la creación de Fundaciones sin una reflexión adecuada. Pero en este caso prefirieron forzar la mano, incluso ante la perplejidad del territorio. Por tanto, dependerá de las capacidades del propio territorio, y de las personas llamadas a representarlo en este nuevo organismo, que la Fundación Monte Prama responda a los intereses públicos y comunitarios. Por ejemplo, manteniendo el patrimonio in situ, evitando las delicadas giras mundiales, para empezar.


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