Esta mañana me he encontrado leyendo un preciso y oportuno artículo en el Huffington Post escrito por Michele Dantini sobre la opinión negativa de la comisión MiBACT sobre el traslado de los bronces de Riace a Milán con vistas a la Expo. Mientras tanto, hay que aclarar una cosa. Esta comisión no estaba formada por oscuros y grises burócratas, sino por algunas de las personalidades más importantes en el campo de la historia del arte en Italia (y más allá): mencionemos sólo a Giuliano Volpe, arqueólogo consagrado y uno de los expertos más experimentados en la materia, y a Bruno Zanardi, uno de los restauradores más famosos a nivel internacional. Así pues, no son precisamente los últimos en llegar y, desde luego, no son personas que se muevan por intereses políticos, algo de lo que Vittorio Sgarbi parece estar convencido.
La decisión de la Comisión pone fin por fin a una polémica inútil y engañosa que se prolongó durante todo el verano y en la que intervinieron decenas de sujetos. Incluso nosotros, que intervenimos sobre el tema. Polémica aparte, la decisión de la Comisión sólo puede ser acogida con satisfacción por quienes piensan que la historia del arte aún tiene algo que enseñar. Así pues, puede decirse que fue una sabia decisión no llevar los bronces de Riace a la Expo 2015. Por varias razones.
En primer lugar, uno tenía la impresión de que los bronces de Riace encontraban la única legitimidad para su traslado en el deseo de someterlos a laafluencia de turistas que afectará a Milán durante los días de la Expo. Por mucho que esto haya suscitado debates centrados en un puro y estéril parroquialismo que no llevará a ninguna parte, la decisión del MiBACT establece un primer punto firme: la lógica de la conservación no puede quedar en segundo plano frente a la del disfrute público. Aquí, en Finestre sull’Arte, tenemos una sección dedicada a los viajes. Pero el viajero responsable es muy consciente de que sus necesidades deben detenerse necesariamente donde comienzan las de la conservación del territorio que visita y, por supuesto, de las obras allí conservadas. Poner en peligro la seguridad de dos obras fundamentales para la historia del arte, para llevarlas a una exposición que parece montada sin criterios científicos, y mucho menos populares, no es desde luego lo que desean los amantes del arte.
Y en esto la comisión ha sido clara: según consta en la nota publicada el pasado miércoles en la web del Ministerio, los bronces no pueden ser trasladados porque no es posible excluir “ningún perjuicio para su integridad y conservación”. Lo que, simplificando, significa que los expertos de la comisión consideran que durante el traslado las obras podrían sufrir daños que pondrían en peligro la integridad de las estatuas y su conservación. La comisión, prosigue la nota, ha constatado la existencia de “diversos problemas de conservación en las esculturas”, como “numerosas y generalizadas microfisuras, problemas con las antiguas soldaduras que han provocado un debilitamiento del sellado estructural”. Y esto debería bastar para cerrar el debate: si los expertos consideraron que un traslado podría haber causado daños, lo prudente es no mover los bronces.
Hay otra razón por la que la decisión de la comisión MiBACT es acertada. Y es que el traslado de los bronces de Riace había empezado a adquirir connotaciones políticas (tanto por parte de quienes apoyaban las razones del traslado como de quienes estaban en contra) que tienen muy poco que ver con la historia del arte. Y estos contornos políticos son cada vez más prominentes en la actualidad. En este punto, la decisión subraya un concepto importante: el valor de la historia del arte es universal y sus valores son perpetuos. Por mucho que una institución jurídica o política, como bien señala Michele Dantini en su artículo, pueda perecer en un momento dado de la historia, los valores que pueden transmitir las obras de arte están destinados a permanecer. Podemos aprender esta lección de la decisión de la comisión MiBACT.
Finalmente, una última consideración. Por encima de todo lo que se ha dicho en los últimos meses, estamos convencidos de que la Expo 2015 será un acontecimiento maravilloso que realmente puede prestigiar a nuestro país. Incluso sin los bronces de Riace. Y puede ser una oportunidad para revivir Italia y hacerla grande de nuevo..... Tendremos que intentar hacer todo lo posible para aprovecharla.
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