A estas alturas, la mayoría de los artistas trabajan sobre cuestiones sociales y políticas, con el único resultado de que han producido una contradicción: han convencido a administradores y funcionarios para que realicen convocatorias y concursos específicos centrados únicamente en la mirada social y política. Pero son ineficaces y corren el riesgo de ser meras cortinas de humo fatuas cuando las “cuestiones sociales y políticas”, como dice Mario Perniola, no tienen contrapartida real. Hoy en día, el debate sobre arte y política corre el riesgo de convertirse en un tópico, ya que las verdaderas contrapruebas sólo se encuentran en las exposiciones y en las ferias ocasionales. La limitación de esta práctica es que cada vez se parece más a una pose. Hasta ahora hemos expuesto la provocación crítica de Favelli.
Sin embargo, encontrarse cara a cara con el pretexto de hacer arte y política, compartir pensamientos y proyectos, reconocerse como artista protagonista de una acción aun dejando de lado los propios impulsos narcisistas, sigue siendo importante y constituye el leitmotiv surgido de la mesa redonda “Transpolítica” concebida por Giovanni Gaggia. Como resultado del encuentro celebrado en Ferrara el 1 de octubre, se constató que cada intervención respondía a las necesidades más ancestrales de la humanidad, aunque con una fuerte inclinación a reabrir honestamente el debate sobre arte y compromiso político. La ocasión del Festival Internacional de Periodismo sirvió para estimular una mayor pluralidad de ideas, por lo que también pedimos su opinión a Flavio Favelli. Su reacción no pudo ser más que contundente, decisiva y, sin embargo, aunque opuesta a la línea de pensamiento de los artistas implicados, suscitó gran interés y nuevos elementos de reflexión.
El encuentro “Transpolitica”, proyecto comisariado por Daniele Capra y Serena Ribaudo, con las intervenciones de Angelo Bellobono, Bianco-Valente, Giovanni Gaggia, Stefania Galegati Shines, Isabella Pers, Tiziana Pers y Giuseppe Stampone, se centró en algunos puntos clave y planteó algunas preguntas cruciales, siempre con el objetivo de entablar un debate franco sobre cuestiones fundamentales. Entre las numerosas intervenciones y términos de discusión, se trataron temas como el intercambio, la creación de redes, el encuentro. Puntual fue la reflexión de Giovanni Gaggia, que destacó cómo “reconocer, acercarse, compartir es ya un gesto político”, entendiendo por ello una acción encaminada a cuidar la vida y los asuntos públicos. No menos marginal fue la opinión de Stefania Galegati Shines, que se centró en el acentuado individualismo de nuestro tiempo. Según la artista, sin embargo, a pesar de que ahora la educación promueve exclusivamente el individualismo, los artistas no lo son por naturaleza, sino que siguen teniendo un papel fundador en la sociedad civil. “Incluso cuando se trabaja solo, en el estudio, el objetivo sigue siendo compartir”.
Un momento del encuentro “Transpolitica”. Foto Federica Zabarri |
Bianco-Valente es un dúo, por lo que su trabajo ya empieza siendo compartir. El suyo es un diálogo permanente de dos individuos que han decidido funcionar como una única entidad artística, con la intención de llevar a cabo un proyecto común junto con otros (los ciudadanos de Latronico). Giuseppe Stampone, a través de Skype, hace referencia al antiguo mito. Cuando Narciso se niega a separarse de su propia imagen, con ese gesto simplemente está rechazando la confrontación con los demás. Del mismo modo, el comisario, el historiador del arte y el crítico -argumenta Stampone- deberían separarse de su propia imagen y volver a ser capaces de penetrar en las situaciones y criticarlas, no simplemente comentarlas. “Deben ser intelectuales capaces de utilizar la cita y la noción, no para embellecer un texto o presumir de sus conocimientos, sino para crear vínculos, puentes en la Historia, entre el pasado y el presente”.
A continuación es Angelo Bellobono quien hace balance del tema del encuentro. El encuentro entre artistas es un antídoto importante contra el sentimiento generalizado de egosolidaridad que con demasiada frecuencia caracteriza al mundo del arte. Un encuentro para ser verdad también puede convertirse en confrontación, intercambio, puesta en común, “para seguir siendo capaces de percibir las diferencias y los valores en medio de la mediocridad y la indiferencia generalizadas”. Para las hermanas Isabella y Tiziana Pers, compartir un proyecto es sintonizar, abrir un debate sobre temas de gran urgencia. Al margen de la larga discusión, gracias al impulso de Maria Letizia Paiato, se planteó la cuestión del futuro de este proyecto. Para que realmente tenga continuidad, es importante no sólo seguir estrechando la proximidad, actuando juntos, dándose un método para solidificar afinidades, sino también prolongar en el tiempo la mesa de debate, teniendo siempre presente que el sentido nunca se encuentra en las obras ni en las cosas tangibles que se han conseguido. El verdadero legado de trabajar codo con codo es el entrelazamiento que se produce entre las personas, las experiencias que se comparten, las nuevas historias que se viven juntas. Un enorme patrimonio inmaterial con el que siempre se puede contar.
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