Entre las primeras aplicaciones de la nueva normativa siciliana sobre préstamos, en virtud de la cual es, de hecho, el Assessore dei beni culturali quien autoriza el préstamo de obras de arte y bienes, figura la que ha visto cómo 120 valiosos objetos abandonaban seis museos regionales durante seis meses, trasladados a la exposición romana Carthago: il mito immortale, hasta el 29 de marzo de 2020 en el Parco Archeologico del Colosseo de Roma. Pero, además de expresar el “agradecimiento” sin el cual la máquina administrativa no puede ponerse en marcha, tal y como prevé el Decreto Tusa sobre préstamos del pasado mes de enero, el Presidente - Consejero interino (desde hace ya unos buenos siete meses) Nello Musumeci también dijo algo más. Que contra el importante préstamo habría una “forma de compensación”. En resumen, un quid pro quo. Cosa que, en cambio, no hay. Ahora bien, no es que siempre tenga que haberla. Eso sí, hay casos en los que incluso el mero “estar ahí” puede ser motivo de orgullo, como el préstamo del Sátiro de Mazara del Vallo para la exposición científica de alto nivel sobre Praxíteles en el Louvre en 2007. Y la exposición romana también tiene lo que hay que tener para presentarse realmente como un gran acontecimiento cultural: es, de hecho, la primera gran exposición enteramente dedicada a la historia y la civilización de una de las ciudades más poderosas y fascinantes del mundo antiguo. Pero si se dice una cosa
La exposición Carthago. El mito inmortal |
La exposición Carthago. El mito inmortal |
Presentación de la exposición Carthago. El mito inmortal |
¿Qué razón había, en efecto, para hacer pasar por “forma de compensación del préstamo” la asistencia de “técnicos del Instituto Superior de Conservación y Restauración para todos los trabajos necesarios para la exposición de determinados objetos”? El ISCR, de hecho, sólo se ha ocupado de la restauración de dos piezas (un rostrum y un casco), precedida de análisis científicos (metalográficos, levantamiento 3D con escáner láser, etc.), realizados por Barbara Davidde, que dirige el Núcleo de intervenciones de arqueología subacuática del Instituto Romano, intervención acordada con el Consejero Tusa en la primavera de 2018, independientemente de la exposición. Contrapartida significa, en cambio, devolver otras obras o apoyar la realización de una exposición en Sicilia o financiar una restauración ad hoc. Y no con independencia de la exposición.
Se trata“, subrayó Musumeci, ”de una colaboración iniciada por la Región con el Parque Arqueológico del Coliseo, con la intención de valorizar el rico patrimonio cultural de la isla". Y, para acallar de antemano cualquier polémica, tras el cuestionable precedente de la exposición monográfica de Antonello da Messina en Palermo, el Consejero Presidente precisó que ’es la coronación de un camino fuertemente deseado por Tusa’. Pero, aparte, como decíamos, incluso de la circunstancia de “estar allí”, ¿cómo se produjo esta valorización? Se trata, en efecto, de préstamos no sólo cualitativamente importantes, procedentes de museos “estrella” como el Orsi de Siracusa y el Salinas de Palermo, sino también numéricamente: más de una cuarta parte de las obras (400) expuestas en Roma proceden sólo de Sicilia. La sección más importante de la exposición, la dedicada a las guerras púnicas, con objetos procedentes de las aguas de Levanzo, donde los romanos derrotaron a los cartagineses el 10 de marzo de 241 a.C.. Una fecha, también, que en Sicilia estará para siempre fatalmente ligada a la trágica muerte de Tusa el 10 de marzo. El primer “retorno de imagen” que cabría esperar, por tanto, es que la Región de Sicilia hubiera propuesto que esa sección se dedicara a su consejero arqueólogo. Sobre todo porque Musumeci subrayó que “la exposición es un justo homenaje a su memoria”. Y, en cambio, en la sección en la que “Sicilia será la protagonista absoluta”, no sólo falta ese nombre, sino también el de la propia Sicilia: se titula, de hecho, Cartago y Roma. Un “retorno de imagen” que también se le ha escapado al’Corriere della Sera’ que habla de “testimonios llegados de España, Malta, Alemania, el Museo del Bardo de Túnez o Líbano, Beirut” y calla sobre Sicilia. Mientras que ni siquiera se hace mención especial en la página web del Parque Arqueológico del Coliseo.
Pero, ¿hay alguien que hubiera podido valorar mejor los términos de los acuerdos? Por ejemplo, aquel Consejo Regional de Bienes Culturales que, convocado ad hoc para aquel despido de enero pasado que dio luz verde a todos los parques arqueológicos sicilianos, ya no era necesario. Sin embargo, la ley regional estipula que debe ser oído para prácticamente todos los aspectos de la protección y valorización del patrimonio, incluidas las exposiciones. Especialmente las de fuera de la región. La cuestión es que fue el propio Tusa quien decidió por decreto que la luz verde la debía dar la política. La fecha es significativa: el 29 de enero, justo el día antes de la maxi convocatoria del Consejo Regional para los parques, el “técnico” Tusa decidió privarse de la opinión autorizada de los técnicos, eliminando el papel del propio Consejo y reduciendo a dictamen (que en Sicilia nunca es vinculante) el pronunciamiento del director del museo o museos afectados. Y así, ánforas, estatuillas votivas y retratos de emperadores volaron de nuevo a Roma a instancias de la política. Demasiado para el “retorno de la imagen”.
-
Advertencia: la traducción al español del artículo original en italiano se ha realizado mediante herramientas automáticas. Nos comprometemos a revisar todos los artículos, pero no garantizamos la ausencia total de imprecisiones en la traducción debidas al programa. Puede encontrar el original haciendo clic en el botón ITA. Si encuentra algún error, por favor contáctenos.