'Un veneno rápido y un bálsamo lento'. Arte para Santiago Sierra


El artista español Santiago Sierra se ha dado a conocer por sus fuertes intervenciones, que conmocionan al público: su visión del mundo es dura y para él el arte es un "veneno rápido y un bálsamo lento".

ASantiago Sierra (Madrid, 1966) no le gusta hablar mucho de su obra, considerando cualquier forma de explicación casi una traición alarte. Sus obras se encargan de revelar su dura visión del mundo y del propio arte. De este último da una definición lapidaria e inesperada: un veneno rápido y un bálsamo lento. La intervención artística es así capaz de golpear instantáneamente con su lenguaje fuerte, de conmocionar al espectador y luego, a largo plazo, de actuar como cura para una sociedad distorsionada e impregnada de dinámicas inhumanas. No hay rastro de complacencia estética en la obra de Sierra, sino más bien una fría observación de la realidad que, como veremos, comienza con los títulos de muchas de sus obras.

Sierra, tras licenciarse en Bellas Artes en Madrid y continuar su formación en Hamburgo, trabaja a nivel internacional y principalmente entre España, México (1995-2006) e Italia (2007-2010). Los temas que aborda están clara y explícitamente vinculados a los mecanismos económicos y sociales y a las políticas de explotación y marginación aplicadas a nivel mundial. Por otra parte, el lenguaje utilizado por Sierra, entre las acciones y su documentación, remite inequívocamente a ciertas tendencias de los años sesenta y setenta, tanto en el aspecto minimalista de ciertas obras (por ejemplo, 111 construcciones hechas con 10 módulos y 10 trabajadores, 2004, o 7 formas de 60x60x600 cm construidas para ser sostenidas en perpendicular a la pared, 2010), como en las obras ambientales o escultóricas que recurren al uso de la palabra, recordando los trabajos del artista conceptual Joseph Kosuth.

En este sentido, una parte muy significativa de la obra de Sierra está vinculada a la palabra. Lo vemos claramente en Palabra Destruida (2010-2012), para la que el artista hace construir diez letras monumentales en diez países diferentes, utilizando materiales característicos, para construir la palabra “Kapitalismo”. A continuación, se destruye escenográficamente y se presenta como una videoinstalación con diez canales uno al lado del otro. Otro ejemplo es el No Global Tour (2009-2017), es decir, el viaje entre distintas naciones de las dos letras N y O realizadas en madera en gran formato (3 metros de alto y 4 de ancho) para simbolizar de forma bastante explícita la “negación de cualquier afirmación”, como la ha definido Mauro Zanchi, a modo de “icono de oposición” universal (Mauro Zanchi, Santiago Sierra. Cómplices de la explotación, ’Doppiozero’, 14 de octubre de 2019). La perentoria afirmación del No Global Tour forma parte también de un trabajo muy peculiar y explicativo respecto a la posición del artista frente a los poderes preestablecidos. En 2010, de hecho, Sierra rechazó en una carta, que luego se convirtió en obra de arte en venta(La venta de la renuncia, 2011), la dotación económica asociada a un premio de artes plásticas destinado a él. Dirigiendo sus palabras a Ángeles González-Sinde, entonces ministra de Cultura de España, Sierra afirma que aceptar la suma de dinero habría constituido para él una pesada renuncia a su libertad como artista, así como su connivencia efectiva con el Estado, sistemáticamente comprometida contra el bien común. Concluye así su carta: “El Estado no somos todos nosotros. Es usted y sus amigos. Por lo tanto, no me considere uno de ellos, porque soy un artista serio. No señores, No Global Tour. Salud y libertad”.

Santiago Sierra, 111 construcciones hechas con 10 módulos y 10 trabajadores (2004; fotografía analógica; Cáceres, Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear)
Santiago Sierra, 111 construcciones hechas con 10 módulos y 10 trabajadores (2004; fotografía analógica; Cáceres, Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear)


Santiago Sierra, 7 formas de 60x60x600 cm construidas para ser sostenidas en perpendicular a la pared, performance en la Galería Kilchmann, Zurich, abril de 2001 (2001; fotografía cromogénica, 230 x 150 cm; Ciudad de México, Fundación Jumex)
Santiago Sierra, 7 formas de 60x60x600 cm construidas para ser sostenidas en perpendicular a la pared, performance en la Galería Kilchmann, Zurich, abril de 2001 (2001; fotografía cromogénica, 230 x 150 cm; Ciudad de México, Fundación Jumex)


Santiago Sierra, Palabra Destruida (2010-2012)
Santiago Sierra, Palabra Destruida (2010-2012)


Santiago Sierra, No (2009; madera pintada, 264 x 470 x 225 cm)
Santiago Sierra, No (2009; madera pintada, 264 x 470 x 225 cm)

Volviendo al uso de la palabra en la obra de Sierra, también es muy interesante la lectura de Kelly Baum, que retoma la teoría del lenguaje expuesta por John Austin en los años 60 en su ensayo How to do things with words(Kelly Baum, Santiago Serra: How to do things with words, “Art Journal”, invierno 2010). La estudiosa muestra cómo la obra de Sierra puede considerarse un verdadero acto lingüístico, que cobra fuerza precisamente cuando parece, de forma tan asertiva, desvelar los perversos mecanismos en los que se basa la política actual, la lógica económica y las relaciones en general. En referencia a Sumisión(antes Palabra de Fuego) (2006-2007),Baum observa de hecho cómo la propia materialización de la palabra en la frontera entre Estados Unidos y México es a la vez una declaración y una acusación que no sabemos exactamente a quién dirigir.

Llegados a este punto, conviene precisar el modus operandi del artista, quien, para la realización de sus proyectos, recurre a trabajadores asalariados a los que encomienda tareas específicas, en una relación laboral que, una vez más, pone en juego relaciones de subordinación. Especialmente inquietante es la utilización de colaboradores, a menudo pertenecientes a minorías o a sectores marginados de la población, a los que se paga por realizar acciones a veces humillantes. Esta situación genera nuevos cortocircuitos cuando se encuentran e interactúan con el elitista mundo del arte y sus espacios. Es el caso de Santiago Sierra te invita a una copa(2000) cuando, con motivo de la Bienal de La Habana, el artista invita a los amantes del arte a una terraza y pone a su disposición bancos de madera que, en realidad, contienen y esconden prostitutas cubanas, pagadas a 30 dólares; o en el mismo año, Persona remunerada para limpiar el calzado de los asistentes a una inauguración sin el consentimiento de éstos (2000); Línea de 160 cm tatuada sobre 4 personas (2000); 10 personas remuneradas para masturbarse (2000). La claridad didáctica de los títulos de Sierra describe la acción que se requiere en estas obras: personas a las que se paga por limpiar los zapatos de gente desprevenida que asiste a la inauguración de una galería de arte, personas a las que se paga por tatuarse o por masturbarse ante una cámara, dejando así al descubierto las contradicciones inherentes a las relaciones económicas, pero también el controvertido papel del arte a la hora de arrojar luz sobre cuestiones con obras bastante inquietantes.

Santiago Sierra, Sumisión (antes Palabra de Fuego) (2006-2007)
Santiago Sierra, Sumisión (antes Palabra de Fuego) (2006-2007)


Santiago Sierra, Línea de 160 cm tatuada sobre 4 personas, performance en Salamanca, El Gallo Arte Contemporánea, diciembre de 2000 (2000; vídeo, proyección o monitores, blanco y negro y sonido, duración 63'; Londres, Tate Modern)
Santiago Sierra, Línea de 160 cm tatuada sobre 4 personas, performance en Salamanca, El Gallo Arte Contemporánea, diciembre de 2000 (2000; vídeo, proyección o monitores, blanco y negro y sonido, duración 63’; Londres, Tate Modern)


Santiago Sierra, Los perros atenienses (in memoriam kanelos y Lukanikos) (2015)
Santiago Sierra, Los perros atenienses (in memoriam kanelos y Lukanikos) (2015)


Santiago Sierra, Cerdos devorando la península ibérica (2012)
Santiago Sierra, Cerdos devorando la península ibérica (2012)

Junto al uso de la palabra y la utilización de cuerpos y personas, Sierra recurre en varias ocasiones a la colaboración de animales, como en el proyecto Los perros atenienses (in memoriam kanelos y Lukanikos) (2015), en el que participaron unos perros callejeros a los que se les hizo llevar un arnés con la inscripción ’No tengo dinero’, o en Cerdos devorando la península ibérica (2012), donde unos cerdos devoraban pienso dispuesto para formar en ese caso el contorno de la península ibérica, en otros casos el de otras zonas geográficas, incluida la propia Italia. En estas acciones, la dimensión simbólica de la obra de Sierra adquiere un significado aún más fuerte. Una de las obras más significativas en este sentido es la que da título a la exposición de 2016 en la Galería Prometeo de Milán. La exposición L’abbeveratoio escenificaba varios elementos empezando por el vídeo rodado en parte en el templo Karni Mata de Deshnoke (Rajastán), donde los ratones son considerados sagrados, y en parte en la Centrale Fies de Trento en 2015, en el que sobre un suelo a cuadros blancos y negros una esvástica hacía de abrevadero para la multitud de ratones que, ante la mirada de algunos espectadores, bebían de la leche puesta a su disposición. El evento milanés también contó con algunas fotografías, el bebedero colocado sobre un pedestal y un momento gastronómico con cuy, cobayas normalmente criadas y utilizadas, en algunos países, para experimentación científica pero también como especialidad gastronómica. Dado el valor simbólico de estos ratones para algunas poblaciones, de la leche, que es blanca y por tanto suele asociarse a virtudes como la inocencia y la pureza, del uso de la esvástica, un símbolo muy antiguo y auspicioso, Sierra mezcla diferentes culturas y diferentes puntos de vista, haciendo complejo el desciframiento de los significados intrínsecos. Fernando Baena, en Canibalismo bajo el signo de Saturno, texto escrito con motivo de la exposición, destaca cómo las claves de interpretación de esta obra son múltiples y, sin embargo, todas ellas remiten a “simbologías ligadas a la construcción del mundo, al ciclo de la vida y la muerte, a los deseos humanos como obstáculos a superar”.

Dentro de una obra prolífica, problemática y a la que podemos asignar diferentes lecturas, las palabras del artista intervienen para aclarar al menos un aspecto: “el final feliz invalida cualquier propuesta”, su obra “plantea problemas no resueltos, abiertos a pensar en libertad” (Zanchi, 2019). Tal vez en este sentido también se orienta la ambigua invitación de Sierra, que con el reclamo ’Queremos tu sangre’

pretendía recoger la sangre de los pueblos indígenas de Australia. Esta sería utilizada posteriormente para manchar la bandera británica en el proyecto Union Flag (2021), en una
clara condena de la violencia perpetrada dentro de la experiencia colonial en detrimento de culturas enteras. Sin embargo, la operación, tras las protestas, se retiró posteriormente, lo que demuestra cómo la obra del artista tocaba cuestiones políticas y culturales sin resolver y desencadenaba un nuevo debate.


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