Sensibilizar a la ciencia a través del arte. El legado de Salvatore Iaconesi


Desaparecido hace unos días a causa de un tumor cerebral del que hizo una obra de arte, Salvatore Iaconesi, junto con su compañera de trabajo y de vida, Oriana Persico, dejó un importante legado: la idea de que el arte sirve para sensibilizar a la ciencia.

Diez años después de que le diagnosticaran un cáncer, el corazón de Salvatore Iaconesi dejó de latir. Un corazón: el físico, sanguíneo, muscular, el órgano del que depende la vida humana en su limitación y grandeza. A todos nos queda el otro corazón de Salvatore, su mayor proyecto, su legado al mundo: The Cure.

Salvatore Iaconesi nació en 1973 en Livorno, y a los veinte años se sumergió en la cultura skate y rave en plena década de los noventa; pronto se dio cuenta de que Italia era demasiado estrecha para él y empezó a viajar al extranjero, encontrando trabajo en la República Checa, Brasil, Malasia, Irlanda. De vuelta a casa, tomó el camino de la docencia tanto en Florencia, como profesor de Diseño Digital en el ISIA, como en Roma, donde durante varios años fue profesor de Arquitectura e investigador en la Universidad de la Sapienza. Alcanzó su mayor poder exploratorio en el campo de la tecnología, estableciéndose como NET-Artist y una de las voces más influyentes del New Media Art italiano, hasta el punto de ser galardonado con los nombramientos TED y Eisenhower Fellow.

A lo largo de su carrera, Salvatore Iaconesi ha realizado importantes contribuciones en diversos campos y especializaciones, calificándose como diseñador de interacción, ingeniero robótico, hacker, filósofo de la ciencia y la tecnología, y artista. Con sus proyectos a caballo entre la innovación tecnológica y la performance, concebidos y realizados junto a su compañera de vida y obra Oriana Persico, con la que fundó el dúo AOS-Art Is Open Source, ha desafiado a menudo los límites de lo virtual y la inteligencia artificial para abrir nuevas vías de investigación en los campos de la ciencia y la tecnología, replanteados como nuevos medios para estimular a los seres humanos en el desarrollo de una nueva sensibilidad más abierta y colectiva.

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Salvatore Iaconesi

Una sensibilidad, sin embargo, todavía muy precaria: para Iaconesi, de hecho, hoy la ciencia sigue un modelo unidireccional que extrae del entorno, el comportamiento y las relaciones sociales, el cuerpo y la psicología humana; por lo que la única forma de “evitar ser canibalizados” por este fenómeno es incluir un tercer elemento en la ecuación: el arte. Sólo así, según el artista, es posible reintroducir la sensibilidad, los sentidos, en el modelo y transformarlo radicalmente, sentando las bases de un futuro en el que las tecnologías actúen para la seguridad y el bienestar del hombre y la protección del medio ambiente, y no al revés.

De estas premisas surge la obra Objective-Datapoiesis (2019), una instalación lumínica que extrae energía de los datos recogidos de fuentes oficiales sobre la pobreza en el mundo, es decir, sobre las personas que viven con ingresos inferiores al umbral de los 500 dólares anuales. La obra, compuesta por láminas acrílicas impregnadas de LED rojos que se encienden intermitentemente, representa una figura humana tridimensional acurrucada de lado, en una posición que recuerda la imagenn de un indigente dormido en un banco. La luz y la intensidad de los LED varían en función del número de personas que entran y salen de la pobreza, con un efecto que evoca visualmente el ritmo de los latidos de un corazón. La escultura sólo se apagará cuando las cifras se reduzcan a cero, es decir, cuando se erradique la pobreza en el mundo. La obra, que se expondrá en la Collezione Farnesina a partir de 2019, puede considerarse el primer objeto datapoiético, término derivado de Datapoiesis, neologismo acuñado por los propios Iaconesi y Persico que describe el fenómeno por el cual los avances científicos, tecnológicos e informáticos permiten estudiar y comprender más profundamente los mecanismos, cambios y progresos de la vida humana mediante algoritmos, inteligencia artificial, computación y análisis y recopilación de datos. En esencia, un nuevo campo de investigación socioantropológica basado en los efectos de la transmisión y el intercambio de datos.

A través del objeto Datapoietic , Iaconesi ha llamado la atención del mundo sobre algunos fenómenos importantes de nuestro tiempo: el cambio climático, los flujos migratorios, la salud y los mecanismos del cuerpo, laidentidad, la privacidad. Los proyectos de Iaconesi también tocan a menudo el terreno de laética, ya que el artista estaba profundamente fascinado por la ambigüedad de la tecnología al ser a la vez un medio de progreso, un vehículo de comunicación, un instrumento de salvación y un arma que, si se utiliza incorrectamente, puede afectar negativamente tanto a una vida humana individual como a la libertad y los derechos de toda una sociedad.

Salvatore Iaconesi y Oriana Persico
Salvatore Iaconesi y Oriana Persico
Salvatore Iaconesi y Oriana Persico, Obiettivo-Datapoiesis (2019)
Salvatore Iaconesi y Oriana Persico, Objetivo-Datapoiesis (2019; láminas acrílicas, LED rojos y datos)
Logotipo del proyecto HER-She Loves Data (2013)
Logotipo del proyecto HER-She Loves Data (2013)

El proyecto HER-She Loves Data (2013), un centro de investigación cultural que se ocupa de las implicaciones psicológicas y sociales de los datos y la computación, desempeña un papel importante en estas cuestiones. Le acompañan otros proyectos notables de Iaconesi y Persico durante la década de 2000, incluido el software Talker (2016) basado en unainteligencia artificial de código abierto que reelabora palabras y frases introducidas por los usuarios para generar fórmulas lingüísticas novedosas, y sobre todo Art Is Open Source (2004), una red global de artistas, diseñadores, arquitectos, antropólogos, investigadores y científicos unidos en la realización de proyectos y obras destinados a estudiar y comprender la transformación de las sociedades humanas actuales y futuras mediante el uso de tecnologías ubicuas.

El dúo también ha sido siempre muy activo en el frente ecológico y medioambiental: buenos ejemplos son Wisteria Furibonda (2021) y U-DATInos (2021). El primero es una obra que simula una relación filìa entre una inteligencia artificial y un organismo vegetal: Antithesis, así se llama la IA, monitoriza el impacto del clima en la salud de las plantas y transmite los datos a la comunidad científica, informando en línea sobre las empresas más innovadoras y ecológicamente responsables. El segundo proyecto, cuyo nombre deriva del latín Udatinos (acuáticos), es una acción artística participativa en la que intervienen dieciséis Guardianes del Agua, operarios seleccionados para recoger datos sobre el estado de salud de las aguas del río Oreto de Palermo; estos datos alimentan una instalación meditativa que da voz a las aguas fluviales de Palermo.

Salvatore Iaconesi y Oriana Persico, Wisteria Furbionda (2021)
Salvatore Iaconesi y Oriana Persico, Wisteria Furbionda (2021)
Salvatore Iaconesi y Oriana Persico, U-DATInos (2021)
Salvatore Iaconesi y Oriana Persico, U-DATInos (2021)
Logotipo del proyecto La Cura (2012)
Logotipo del proyecto La Cura (2012)

Pero La Cura es, sin duda, el mayor legado que nos ha dejado Salvatore Iaconesi. Un proyecto que nació en 2012, cuando el artista supo que tenía un tumor cerebral en el área de Broca, la encargada deprocesar el pensamiento en el lenguaje. The Cure comenzó con una acción aparentemente sencilla: Salvatore subió a internet (tras crackear el software del hospital) su propio expediente médico, con los detalles de su diagnóstico, los informes médicos y toda la información sobre su enfermedad, para que cualquiera pudiera acceder a los contenidos y conocer su estado de salud. Poca innovación, teniendo en cuenta cómo el acto de revelar detalles de la vida privada en línea se ha convertido en una práctica extendida en la era digital, aún más estimulada por la tendencia de las redes sociales.

La idea de La Cura , sin embargo, no se limita a esto, sino que va más allá: centrándose en temas como la identidad, el cuerpo, la salud y la accesibilidad al tratamiento y el movimiento de código abierto, el proyecto adquiere el carácter de una performance global que reinterpreta la enfermedad y la convierte en un proceso artístico, poético y filosófico. Una especie de vía de terapia participativa gracias a la cual el paciente puede intentar dominar su malestar reapropiándose de su cuerpo, de su identidad y encontrando en la empatía de una gran comunidad la motivación para hacer frente al dolor. No menos importante, el aspecto de la comparación y el apoyo profesional: el proyecto lanzado por Salvatore también pretendía desarrollar una red virtual de médicos, investigadores y profesionales de la salud que dieran vida a un debate con opiniones y consejos sobre posibles curas y terapias a seguir, y que hoy, gracias a la enorme comunidad que ha surgido en torno a La Cura, pueden seguir contribuyendo, apoyando y ayudando a muchas otras personas después de él. Un movimiento de esperanza, pues, y un legado no pequeño.


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